Eduardo Barril, el querido actor chileno conocido por su papel como Braulio Canales en “El circo de las Montini”, sorprendió a muchos al compartir una historia que, hasta ahora, había mantenido en privado. 

En una reciente entrevista con el programa “Todo va a estar bien” de Via X, el actor se sinceró sobre un episodio de su infancia que lo alejó para siempre de su sueño de ser sacerdote.

De niño, Eduardo sentía un fuerte deseo de dedicarse a la vida religiosa. “Quería ser cura y no fui cura, es verdad, porque no me gustaron cosas que pasaban en la iglesia”, confesó. Sus palabras no solo revelan la profundidad de su vocación en ese entonces, sino también el desencanto que vivió al enfrentarse a la realidad de su entorno.

Barril recordó que tenía alrededor de 10 u 11 años cuando comenzó a preparar su ingreso a la vida sacerdotal. Sin embargo, durante ese proceso, experimentó un episodio que lo marcaría para siempre. 

“Yo creo que esas cosas han sucedido siempre, algunas veces se publicitan más que otras”, comentó, refiriéndose a ciertos comportamientos inapropiados que presenció en la iglesia de la época. Con un tono reflexivo, añadió: “Estamos hablando de los años 40 y 50. Imagínate los abusos que pudo haber en la Edad Media”. 

Fue en ese momento cuando soltó una frase que dejó a todos sin palabras: “A mí”, respondió cuando le preguntaron cómo se enteró de que ocurrían esos abusos.

El actor detalló que el intento de abuso fue por parte de un cura durante su formación religiosa. “Salí arrancando”, dijo con contundencia. 

Esa experiencia, ocurrida cuando él era apenas un niño, lo hizo replantearse su futuro y, eventualmente, decidió alejarse de la iglesia. “Debo haber tenido unos once años, si porque era sentarme en las rodillas, claro, unos diez años”, recordó, mostrando la claridad con la que aún guarda esos momentos.

A pesar de la gravedad de lo vivido, Eduardo se mostró conciliador en sus declaraciones. No quiso generalizar su experiencia como algo común en toda la iglesia. “Uno no puede por una cosa ensuciar a todo… aquí está ese mal elemento que fue castigado después, pasados los años, pero hay elementos magníficos en la iglesia”, comentó, destacando que aún hay personas buenas y valiosas en la institución.

Barril también contó que, tras el incidente, guardó silencio durante un tiempo. Su padre notó que algo no andaba bien al verlo llorar y, tras preguntarle, se enteró de lo ocurrido. “Y al hechor lo trasladaron de ciudad”, relató, mostrando que, en esos tiempos, las soluciones no siempre fueron las mejores.

Con los años, Eduardo finalmente decidió abandonar su preparación para el sacerdocio, alrededor de los 15 años, debido a un “cúmulo de cosas”. Hoy, a sus 81 años, mira hacia atrás con la serenidad de quien ha encontrado su verdadero camino en la actuación. Aunque no cumplió su sueño de ser cura, nos ha deleitado su talento y ha dejado una huella imborrable en la cultura chilena. #SARAH.