Con los pies en la tierra y mi alma volando alto por el cielo, así me sentí los ocho días que estuve en esta isla preciosa que queda a más de 15 mil kilómetros de nuestro querido Chile. ¿Vale la pena recorrer toda esa distancia? ¡Mil veces, sí!
¿Cómo llegué? Mi primer vuelo fue de Santiago a París con la aerolínea Air France; un avión y tripulación de lujo para empezar este viaje. Fueron casi 12 horas de vuelo. Luego, otras 11 horas para llegar a Malé, la capital de Maldivas. Desde ahí, comenzó a cumplirse otro de mis sueños.
La siguiente parada fue en el Hotel Anantara Veli Maldives Resort. ¡Recomendadísimo! Lo rico de este hotel —aparte de toooodas sus instalaciones, personal, actividades, paisajes— es que queda a 40 minutos en bote desde el aeropuerto, sin la necesidad de pagar por una avioneta.
El hotel está compuesto por tres islas: una que es familiar, otra solo adultos (donde me quedé yo) y una privada, donde los trabajadores ni siquiera pueden revelar quiénes se están alojando ahí. Lo bacán de las dos primeras es que están conectadas, entonces nos paseábamos, disfrutábamos las distintas playas, piscinas y restaurantes.
Como en casi todas partes, tienes la opción de pagar solo por el alojamiento o con comidas incluidas. Yo tenía media pensión —almuerzo y cena— y fue perfecto. Tomaba un buen desayuno, estaba todo el día haciendo cosas, excursiones o simplemente contemplando lo maravilloso del lugar, y en la noche comíamos en alguno de los restaurantes.
Cada momento que viví fue un regalo de la vida. De verdad que grababa todo en mi memoria para no olvidarme nunca de este lugar y sus paisajes fantásticos. Una verdadera puerta al paraíso. Mi favorito de este viaje fue sin duda la vista 360° que tenía a los atardeceres y sus colores alucinantes.
También quiero rescatar la labor de todo el personal, es que cuático. Entre las dos islas nos movíamos en bote y yo un día le dije onda “por fa, paren el bote que me quiero tirar un piquero acá” y ellos como “¿Acá? Bueno…” De verdad que te cumplen todos tus sueños, solo quieren que tengas una experiencia inolvidable.
Entre el cielo y el mar
¿Qué hacer en las Maldivas? La pregunta debiese ser qué no hacer. ¡Hay de todo! De partida, el hotel tiene miles de actividades, gratis y pagadas: buceo, yoga, kayak, entrenamiento, clases de windsurf, kitesurf, surf, caminatas. Excursiones para nadar con el tiburón ballena, mantarrayas, tortugas, delfines, peces hermosos, nadar de un bando de arena a otro y todo lo que te imaginas.
Yo tenía un sueño que era nadar con un tiburón ballena. Tomé el tour, pero como la vida te sorprende, no lo encontramos. Terminé nadando con un montón de otras especies marinas y mágicas que viven bajo el mar. Y obvio, todo terminó con un nuevo atardecer para la colección.
¿Cuándo ir?
Fui en diciembre, pero creo no existe ni mejor o peor época, siempre será el momento perfecto para disfrutar todas las bondades de Maldivas. Es que se pasó, de verdad que en mi vida primero está la Patagonia y luego este país en el medio del océano.
¿Es costoso? Sí. Es un destino mágico, pero uno de los más caros del mundo. Sin embargo, creo que cada peso lo vale, porque realmente vives una experiencia única. Para que tengan una idea, un desde aproximado es de $8.000 dólares con pasajes incluidos.
Antes de terminar, quiero agradecer infinitamente a mi Pau de @balibutatravel por compartir este sueño conmigo. ¡Te amo!
Recuerden que todos mis viajes los pueden seguir en mi cuenta de Instagram @soytendencia y desde hace un tiempo también me encuentran en @soytendenciadeviaje. ¡Hasta la próxima aventura!