Cuando Benjamín Vicuña Luco grababa su primera teleserie a los 23 años (Piel Canela, Canal 13, 2001) probablemente ni siquiera sospechaba todo lo que la vida le tenía preparada. Un cuarto de siglo después, los vibrantes ojos de ese joven que conquistaba en esa época por un inexplicable carisma, talento y belleza, siguen siendo igualmente cautivadores, pero sin duda han visto mucho a lo largo de esta carrera.

Han visto a grandes audiencias frente a las que ha actuado, ha visto a muchas personas aplaudiéndolo mientras recibía un Premio Martin Fierro. Han visto crecer a sus hijos y han visto la cordillera de los Andes infinitas veces en sus idas y venidas entre Chile-Argentina. 

Es difícil poder encasillarlo, pues es mucho más que un actor. También es empresario, padre, una de las celebridades favoritas de los medios de espectáculo. Pero hay algo que es innegable, Benjamín Vicuña es un embajador de Chile en el mundo y goza de un prestigio actoral que lo ha llevado a cruzar todas las fronteras, por eso preferimos llamarlo “Pasaporte Vicuña”.

Haciendo una alto entre unas vacaciones y la promoción de su más reciente película, El Silencio de Marcos Tremmer, le propusimos detener por unos instantes su agitada y exitosa vida, sentarse con nosotros y mirar hacia atrás para analizar su camino al éxito. Sus pasiones, sus dolores y la historia que ha construído para llegar a ser hoy uno de los actores más exitosos e internacionales de la historia de Chile. 

Y UN DÍA CRUZÓ LA FRONTERA…

Probablemente usted, que lee estas líneas conmigo y que tiene más de 30 años, podrá coincidir conmigo en que a pesar de que hemos seguido la trayectoria de Benjamín Vicuña desde el inicio, hay un momento en su historia en que nos perdemos un poco. Estaba haciendo teleseries chilenas con gran éxito y de repente, ¡boom!, era uno de los actores más cotizados de la industria argentina. Dejamos de verlo en la franja de las 20 horas en los canales locales para comenzar a verlo en portadas internacionales, en programas de farándula e, incluso, en noticieros que contaban las aventuras de este joven actor chileno que estaba conquistando otras tierras. 

Benja, todo tu proceso de internacionalización lógicamente tiene que ver con tu talento, probablemente con harto casting, viajes, pero… ¿recuerdas algún momento de inflexión importante que marque un antes y un después en términos laborales?

Efectivamente el tiempo pasa muy rápido, nada se dio de la noche a la mañana. Hay mucho trabajo, sacrificio, constancia, en donde por supuesto son más los fracasos que los éxitos, pero sí recuerdo dos trabajos, quizás bisagras o trascendentales. Uno fue Eva, un espectáculo de Copi en el Teatro Nacional Argentino con la que tuvimos una temporada en Buenos Aires y luego una gira por Francia muy interesante. Luego, en términos populares Farsantes, un proyecto para televisión donde hice un personajes que fue muy importante para mi carrera en Argentina.

«(en Argentina) me encontré con un pueblo hermoso, con muchas ganas de conocer nuestra cultura, nuestros referentes. Me encontré también con más lugares en común que diferencias, me encontré con un país y con un mundo muy creativo».

Benjamín Vicuña

¡Y de repente no nos dimos cuenta y ya estabas radicado en Buenos Aires! ¿Viviste o tuviste que enfrentarte a prejuicios o estereotipos al iniciar una vida como chileno viviendo en Argentina?

Mira, (en Argentina) me encontré con un pueblo hermoso, con muchas ganas de conocer nuestra cultura, nuestros referentes. Me encontré también con más lugares en común que diferencias, me encontré con un país y con un mundo muy creativo. También con la potencia que tiene el cine, la televisión y el teatro argentino.

Cuando iniciaste tu camino en teleseries, ¿imaginaste este gran vuelo que tendría tu carrera?, ¿te visualizaste algún día viviendo en el extranjero, actuando en varios países?

Sí, creo que tiene que ver con mi vocación. El elemento itinerante es parte de nuestro ADN y eso se traduce a querer itinerar con nuestro trabajo. De chico, incluso antes de la universidad, siempre fui un viajero empedernido y poder mezclar el trabajo con los viajes, con conocer diferentes culturas y diferentes formas de ver la vida y, en este caso, la actuación, era un elemento fundamental. 

Y no has parado de itinerar…

Es que he tenido la suerte de trabajar en México, Colombia, Uruguay, Argentina, España, Francia, República Dominicana y muchos otros lugares que le dan sentido a mi vocación.

Y en todos estos escenarios, ¿quién ha sido tu mejor compañero de set o el actor con el que más orgullo te haya generado trabajar?

Creo que Javier Cámara, actor español. Además de ser un tremendo y gran actor, fue un maestro. Luego también compartir y trabajar con Guillermo Francella, otro monstruo de la actuación argentina, o con Andrés Parra (El Patrón del Mal).

¿Y en Chile?

En Chile poder trabajar con Alfredo Castro, Alejandro Goic, Gloria Münchmeyer, entre otros, me hacen sentirme un privilegiado.

Tuviste la suerte de trabajar en la era dorada de las teleseries y en la era streaming, ¿cuáles son las grandes diferencias desde tu mirada de actor?

No sé si me tocó la era dorada de las teleseries, creo que eso fue antes, pero tampoco hice tantas. Fui de los primeros que empezaron a hacer unitarios, con Los Simuladores, Huaquimán y Tolosa, Sitiados. La gran diferencia es que las plataformas son globales y hacen que nuestro contenido, nuestro producto, llegue a más de 240 países en todo el mundo de una vez. 

Desde tu mirada de la industria y conociendo de primera fuente la realidad de ambos países, ¿por qué el teatro no tiene la misma relevancia o interés en Chile que en Argentina?

Creo que es difícil de explicar. Por un lado, la conformación de la calle Corrientes es un diseño que solo sucede en tres o cuatro capitales del mundo, en donde en una calle se condensan todos, todos los teatros y eso genera una oferta y una vitrina fundamental. Y luego en la oferta y demanda, en el volumen y en la calidad. Sería bueno que nosotros tengamos a Argentina como una gran referente.

“SON MÁS DE 20 AÑOS ACTUANDO”

Benja se encuentra en pleno proceso de promoción de su más reciente película El Silencio de Marcos Tremmer, que relata cómo la vida de un profesional cambia de un día a otro cuando se entera de una enfermedad letal que padece y, para evitar el sufrimiento, decide no contarle a su mujer. El film se rodó en cuatro países diferentes y está disponible en Amazon Prime. 

Todo lo anterior nos genera una especie de orgullo por un compatriota con ese nivel de éxito, pero si observamos la carrera de Benjamin, las estrellas en su chaqueta no son pocas. Cruzó el Atlántico para ser parte de la mundialmente conocida serie Vis a Vis, tuvo un muy aplaudido rol en la película histórico-política Dawson, la isla 10, ha sido coprotagonista de Natalia Oreiro y la lista podría seguir… ¿Cuál fue la receta? Se lo preguntamos.

Eres el protagonista de la serie La voz ausente, ¿puedes relatar brevemente cómo ha sido tu camino para llegar a ser hoy un actor protagónico de series internacionales de ese nivel?

Creo que es constancia, es trabajo, es sacrificio. Es hacer un recorrido que son más de 20 años actuando. Es saber elegir bien y, por supuesto, un elemento muy importante, que es tener suerte de poder liderar este tipo de proyectos tan grandes.

A propósito del estreno de El Silencio de Marcos Tremmer, ¿qué es aquello que Benjamín Vicuña guarda en silencio o qué aspecto de tu vida proteges en intimidad contra viento y marea?

Es más lo que uno guarda, que lo que se muestra. Sin embargo, muchas veces este tipo de proyectos o personajes te invitan a exorcizar o a trabajar tus propios miedos. Pero por algo como actor sigo buscando historias y personajes para contar y para poder proyectar vidas que no son mi vida, historias que no son mi historia, a modo de representación. Si bien hay elementos de mi vida que se conocen y que comparto, y que fue una decisión y otras que no tanto, obviamente que hay mucha de la intimidad o de mi historia que guardo en silencio.

¿Dónde te sientes más cómodo: teatro, cine o TV?

Sin duda en el teatro. Es un lugar en el que no solo me siento cómodo, sino que me hace volar, me hace sentir vivo. Es un lugar donde vuelvo a ser el estudiante que decidió estudiar teatro en la Universidad de Chile, con la misma fuerza, las mismas ganas, la misma ilusión. Sin duda, el teatro y la conexión y el diálogo con el público es el lugar donde me gusta habitar. 

¿Cuál es el personaje más desafiante que tuviste en tu carrera como actor?

Cuesta elegir, porque cada personaje tiene sus demandas, sus exigencias, y depende mucho también del género y del formato, pero recuerdo con mucho cariño la exigencia de Pablo Larraín en Prófugos. La exigencia física de Prófugos. La inocencia y la explosión de Hechos Consumados, dirigida por Alfredo Castro en Chile, y el compromiso emocional, psicológico de El Silencio de Marcos Tremmer.

¿Y tu personaje más querido?

Son varios. Todos primos hermanos, pero entre el Piruja de Pecadores, el Conejo de Huaquimán y Tolosa, y Nico, el chanta seductor de Envidiosa.

Háblame de Vis a Vis… la serie española enmarcada en una cárcel de mujeres. ¿Hay muchas diferencias en las producciones, equipos y en el trabajo en general cuando te enfrentas a un mega proyecto como este?

Vis a Vis es una serie de plataforma española con mucho éxito y ya era muy difícil sumarme a una nueva temporada con un elenco tan fuerte. La diferencia con las grandes producciones, por supuesto, son los recursos y la puesta en escena, pero con respecto a nuestro trabajo, es exactamente lo mismo. Es poder componer un personaje, con verosimilitud, con verdad y poder contar una historia mirándose a los ojos, escuchando al compañero.

EL CORAZÓN DE UNA ESTRELLA 

Quizás por azar, por el nivel de conocimiento de sus parejas, o simplemente por el gran atractivo que despierta Benjamín Vicuña en nosotros, sus amores y pasiones siempre han generado gran interés público, y se ha convertido en uno de los personajes favoritos de la prensa de farándula tanto chilena como argentina. 

En contraste a lo anterior, y más allá de las innumerables notas y minutos de tv dedicados a cubrir el corazón de Vicuña que en algún momento de su carrera fueron un verdadero acoso, a mediados del 2012, el actor y su entonces pareja Carolina Pampita Ardohain vivieron la peor experiencia que pueden vivir dos padres: perder a una hija. Tras el hecho, los medios y el público mostraron a Vicuña y a Pampita, el otro lado del interés por sus vidas, el del acompañamiento, del amor, y las muestras de cariño y solidaridad. 

¿Si volvieras a iniciar tu carrera, volverías a hacer una vida privada “tan pública”?

Si volviera a hacer mi carrera, por supuesto que cometería varios de los mismos errores, pero otros trataría de enmendar o de tomar otras decisiones. Con respecto a lo público y lo privado, hay muchas cosas que estaban en mis manos y otras, que todos sabemos que escapan a las decisiones o a la responsabilidad de uno, ¿verdad? 

Blanca, tu hija, hoy tendría 18 años y escribiste recientemente un post muy sensible al respecto, sobre imaginar “lo que pudo haber sido”. ¿Qué es más doloroso, perder lo que se tiene o no vivir lo que se anhela?

Con todo y dolor, lejos lo más importante es haber vivido su existencia.

Imagino que fue el dolor más grande de tu vida, pero tú y familia siguen existiendo, viviendo, ¿Se acostumbra alguien a convivir con esa herida?

Se vive. Se vive eternamente con ese dolor, se acomoda en el cuerpo, pero es una voluntad diaria el querer y elegir vivir y sonreír. Es elegir la vida.

Hace poco se conoció el terrible hecho de la muerte del hijo de Mariana Derderian y el hijo de Cata Pulido, desde tu experiencia, ¿darías un consejo a padres que están pasando recientemente este trance?

No doy consejos si no me los piden. Es un tema muy delicado, cada duelo es personal e intransferible. Lo único que puedo compartir  a grandes rasgos es que es un camino largo, difícil, en donde en un principio por supuesto que está la negación y luego la aceptación para poder comenzar a transitar un duelo. Es algo muy difícil de compartir.

Te cambio de tema, habitualmente se te ha cataloga como un “galán irresistible”, con humor y todo, pero… ¿cómo se vive con ese título?, ¿te gusta, te incomoda, se aprovecha mediáticamente? ¿Cuánto de verdad hay en esa percepción? 

Es divertido, no me puedo hacer cargo de un adjetivo o una calificación así. Por un lado, lo tomo como un piropo y parte de mi trabajo, ese personaje figura que genera deseo o algo así, pero sé que es algo pasajero. La verdad es que no me siento ni tan galán ni tan deseado. Podrían decírmelo un poco más seguido, así me sube la autoestima.

La exposición mediática de tu vida amorosa ha sido constante. ¿Qué impacto ha tenido esto en su familia y cómo manejas el desafío de proteger a tus hijos de la sobreexposición pública?

Es algo que es difícil de manejar. Muchas veces me excede y al menos sé muy bien cómo criar a mis hijos, el entorno que deben tener y los valores que les quiero inculcar.

Los tuyos, los míos, los nuestros. ¿Cómo se logra crear una vida familiar con hijos que viven por separado?, ¿es difícil crear instancias para compartir tod@s?

Sí, claro. Se hace con mucho amor, entendiendo siempre que lo principal es el bienestar de los hijos. Todos los separados con familias ensambladas sabemos que el amor se transforma y el objetivo de todos es que los niños puedan sentirse en familia siempre, que reciban seguridad, amor y cariño.

Siempre has tenido relaciones amorosas muy mediáticas y eso no siempre es positivo para la tranquilidad o incluso la salud mental, ¿qué precauciones tuviste al iniciar tu actual relación con Anita Espasandin que sean el resultado de historias pasadas?

Con Anita tengo un vínculo muy potente, es una mujer de la que aprendo todos los días. Para mí es un honor poder acompañarla en la vida. Es alguien que me da mucha tranquilidad, paz y calma. Anita es una mujer hermosa, pero justo por ese pasado muy mediático del que me hablas prefiero cuidar su privacidad y no revelar mucho de ella.

Participaste en la campaña presidencial de la ex presidenta Bachelet, ¿te pidieron esta participación o adhieres libremente a su postura y te quisiste sumar? 

Siempre sentí una empatía muy grande por la presidenta. Me pareció fundamental acompañarla en la carrera como la primera presidenta mujer de la historia de Chile, una mujer que logró transformar el dolor de la pérdida de su padre por reconciliación, por amor, por trabajo. Me parece una gran mujer.

Tienes una carrera muy exitosa, pero de seguro hay sueños por cumplir en la actuación, ¿cuál es el más grande? 

Creo que el sueño laboral más grande es poder seguir haciendo lo que me gusta, disfrutando de lo que hago con la misma pasión que a los 20, sumándome a proyectos que me emocionen, que me conmuevan. Tengo ganas también de hacer cosas, proyectos o películas que puedan ver mis hijos, que podamos disfrutar en familia. Algo que tiene que ver con lo laboral, pero también con lo personal es ir conquistando terrenos y espacios para poder trabajar un poco menos y vivir más.

Tu desayuno ideal, ¿pan con palta chileno o facturitas argentinas? 

Soy un amante del café. Así que café, fruta y un buen omelette. 

Te corriste con la respuesta…

(ríe).

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