Pareciera que la carrera de Carlos Díaz León (45) se dividiera en dos partes: los 90 y ahora. Un multifacético de la actuación que ha sabido capitalizar su talento en diferentes áreas: ha hecho teatro, dirección, docencia, doblaje y televisión; actividades que convergen perfectamente en su vida. Además, está constantemente buscando cómo perfeccionarse y es todo un visionario: sabe que el futuro son las series, donde ya le gustaría experimentar. 

GALÁN INTERNACIONAL

Pero si algo salta a la vista de Carlos es su innegable atractivo físico. Se reconoce pretencioso y agradece las muestras de cariño por parte de la gente, incluso aún guarda cartas que sus seguidoras le dejaban en Canal 13, cuando era parte de producciones como “Adrenalina” o “Amor a domicilio”. Hoy divide su tiempo entre Chile y varios países del mundo, donde imparte su clase de Máscara Neutra, una herramienta de teatro físico y de limpieza del actor. En septiembre viajará a República Checa y ha estado en Estados Unidos, Emiratos Árabes, España y París. Fue en esta última ciudad donde un uruguayo lo reconoció en la calle por su rol de Luciano Santa Cruz en “Amanda”, teleserie que fue un “boom” en su país.

¿Ese fue tu gran regreso a la TV?

Cuando me llamaron acepté, pero no supe lo que me estaban ofreciendo hasta la primera reunión de elenco. Cuando Quena Rencoret me dijo que era el protagonista masculino, ahí recién me di cuenta de lo que se venía. Fue una experiencia maravillosa.

¿Qué te decía la gente?

Fue un éxito, gente de todas las edades la veía. Cuando me fui de gira por Chile con la obra “Conviértete en el Principito», las personas se me acercaban por Luciano. Fue precioso.

En Uruguay te compararon con George Clooney.

Lo comentó una panelista del matinal de Teledoce. Yo me río, pero no me lo creo, ¡imagínate!, ojalá fuera George Clooney e hiciera sus películas y el comercial de café; soy adicto al café, así que me encantaría (ríe).

¿Eres pretencioso?

¡Por supuesto! Uno tiene que sentirse bien. Me gusta ir al gimnasio, soy disciplinado, tengo 45 años y hago clases físicas junto a mis alumnos; me tengo que mantener activo, y también me cuido por vanidad.

¿Y con el vestuario y las cremas?

También, todo. Así uno irradia otra energía. 

Estás manejando muy bien tu Instagram.

Tere Commentz me guio, me dijo lo de la foto diaria, trato de cuidar el contenido.

¿Te gusta esta forma de contacto con el público?

La gente es cariñosa, estoy muy agradecido. En los 90 era diferente, te expresaban el cariño con cartas; ¡tengo una maleta llena! En ese tiempo era imposible entrar al canal por la cantidad de fanáticas tratando de conseguir autógrafos. Ahora es la selfie y comentarios en Instagram.

Hay más acceso a tu intimidad, ¿cuáles son tus límites en ese sentido?

Puedo hablar de mi familia, pero solo hasta ahí. No publico fotos de mis hijos, mantengo cierta privacidad.

¿Cuál es el secreto de tu relación con la actriz Camila Videla?

Llevamos 23 años juntos, en la vida he pasado más tiempo con ella que solo. Creo que cada pareja tiene su forma de convivir. Nosotros tratamos de ir creciendo cada uno por su lado, pero también comprendiéndonos, y la familia une todo.

LA NUEVA TV

Carlos reconoce que le gusta la televisión, no tiene pudor en decirlo. Entiende perfectamente los cambios que se vienen y sabe que las productoras son el presente y el futuro. Ya lo vio en países como España, donde sin áreas dramáticas trabajan hace años en este formato. 

Cuéntame sobre Rafael, tu personaje en Río Oscuro.

Es un exdetective que viene a investigar lo que está pasando; es aliado de Clara (Amparo Noguera) y Josefina (Katyna Huberman). Se destaparán secretos y comenzarán conflictos de amor. Se viene un vuelco interesante y hartas escenas nocturnas (ríe).

¿Qué opinas sobre el cierre de las áreas dramáticas y el formato de las productoras?

Es el camino que se debió seguir hace años, pero no lo visualizaron. En España hay estudios de Netflix y Amazon; y en Colombia está Fox. Para allá vamos, está cambiando la manera de hacer TV. Hay que abrirse a nuevas plataformas y globalizar las producciones nacionales.

Estas decisiones han generado cesantía…

Siempre he pensado que el actor tiene muchas formas de ganarse la vida. Con la teleserie “Amanda” mi contrato fue por la producción, sabía cuándo se acababa y luego de eso seguí trabajando, como todos en este país. Hay pocos actores contratados por canales y eso ya no va a existir. 

¿Qué te parece que algunas actrices hayan hecho pública las denuncias de acoso en el medio?

Creo que es un tema delicado y prefiero mantenerme al margen, sobre todo si no me afecta directamente. Ya no puede existir este tipo de conductas en ningún trabajo. Gracias a la TV se pudo hablar del tema, es bueno que se asuma y que se termine. Es necesaria la igualdad.

En tu rol de docente, ¿cómo ves a las nuevas generaciones de actores?

¡Ah! Los amo y odio al mismo tiempo (ríe). Son una generación difícil, conocen sus derechos, pero no sus deberes. El mundo cambió desde que llegó Internet, quieren todo ahora y aquí, no saben vivir una frustración. Y puede ser por los colegios, donde la finalidad es el éxito en la PSU y someterlos a esa presión no es bueno.

¿Cómo fue tu experiencia cuando estudiaste?

Mis papás casi se mueren, pero vieron el rigor y la disciplina del teatro y me apoyaron. Fueron años difíciles, estudiaba y trabajaba; partí en eventos infantiles y en 1993 tuve mi primera oportunidad en TV. Cuando los alumnos me dicen “Estoy cansado”, yo les digo: “A mí no me vienes con eso”; está bien, somos distintos, pero si quieres, lo vas a lograr.

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