Inspirada por figuras como Björk, Karla es en sí misma un viaje de emociones mágicas con sonidos que rompen fronteras, no solo de tiempo y espacio, sino también de realidad y fantasía.
Por: @fdarebolledo
Al verla, parece un personaje salido de un cuento de hadas que hechiza a todo quien la escuche cantar. Ella misma confiesa que es una soñadora y que busca salir de lo cotidiano con su música y sus propuestas visuales. Un sello característico que fue desarrollando a medida que avanzaba en su corta pero intensa carrera, y que incluso le ha permitido ser reconocida en países tan lejanos como Rusia.
“Crecí en una familia de músicos: mi mamá es productora, mi papá fue por muchos años director de orquesta y compositor, y mi hermano también estudiaba Música”, comenta Karla Grunewaldt al inicio. Entonces, comprendimos de inmediato que su inclinación al arte se inició desde que era una niña. “Comencé a formarme en danza, después tomé clases de canto y a los 14 empecé a componer. Me di cuenta de que se me ocurrían melodías, las grababa en mi teléfono, les hacía letras y así fue como a los 21 comencé mi carrera profesional, subiendo mis propias canciones a las redes y a las tiendas digitales”, nos cuenta.
Al parecer te emociona mucho hacer música…
Sí, es que siento que es como un superpoder. Es impresionante cómo hipnotiza a otras personas. Desde la música más clásica a un reggaetón o pop, como lo que yo hago. La música nos conectará con algo distinto, con el mundo de las emociones, que es algo que no podemos palpar, no es algo tan concreto. Para mí es eso, un mundo de fantasía, onírico.
Incluso estás sonando fuera de Chile, ¿te lo esperabas?
Ha sido genial el recibimiento de este proyecto, yo pensé que iba a ser más lento en un inicio porque es un estilo pop, pero ahora lo que más se está moviendo es la música urbana, entonces ser de otro estilo puede ser más desafiante, pero ha gustado harto porque es algo distinto, original.
¿Te casas con el pop o te ves explorando otros géneros?
Me cuesta encasillar en un estilo específico la música que estoy haciendo. Por ejemplo, mi single “No es el final” es de la onda pop que más me identifica, pero tiene algunos elementos urbanos. Entonces, creo que ir explorando es entretenido, sin perder la esencia, obviamente.
¿Algún referente?
Björk. Es una artista muy excéntrica que ha mantenido su carrera por muchos años con una identidad súper clara. Y dentro de las más actuales me inspira mucho lo que ha logrado Billie Eilish, tiene un sonido bien característico, que es pop algo alternativo y extraño dentro de su propuesta.
¿Alguna chilena con la que te gustaría hacer una colaboración?
¡Con Nicole! Creo que tendríamos mucha sintonía. Ella también se mueve en este estilo y creo que nuestras voces juntas sonarían súper armónicas. También me gustaría colaborar con Javiera Mena, porque tiene un estilo súper propio.
¿Qué opinas del ambiente feminista que hay ahora entre las artistas?, ¿estás dentro?
Totalmente, es lo que debería ser entre mujeres. El ser feminista debiera ser algo natural. Una tiene que abogar por sus derechos. Para mí eso es ser feminista, así es que por supuesto que lo soy. Por otro lado, la industria musical debería ser un espacio diverso, el que pueda acoger diferentes estilos. Denise Rosenthal es muy distinta a Paloma Mami o a Fran Valenzuela, y deberíamos poder tener espacios para todas sin estar comparándonos entre nosotras.
Ser artista significa mucha exposición, ¿te da temor que se hable de tu vida privada?
Siempre está ese temor, una busca que su música sea más conocida porque así crece el público y puedes hacer más tocatas, pero eso conlleva exposición y muchas veces se pone atención a otras cosas no tan vinculadas con la música, como la apariencia física. Eso me aterra un poco, pero en el camino se va aprendiendo.
¿Cómo ha sido tu relación con tus seguidores?
Hasta el momento he tenido una energía súper linda en internet, en los comentarios y en las tiendas digitales. Se ha creado una vibra bonita respecto al proyecto y ojalá eso se pueda mantener.
Hiciste un video con tus seguidores, ¿cómo fue eso?
Me gusta mucho que formen parte de esto, y eso también genera que te quieran en el tiempo y no sea algo pasajero. La idea era que la gente se expresara como quisiera y todos se caracterizaron bien mágicos; terminaron conectando mucho con mi propio proyecto.
Ese mundo mágico, como de cuento de hadas, parece ser tu sello, ¿es así?
Sí, es curioso porque nunca planeé ser un hada de la música, se dio de manera orgánica. Mis seguidores me dijeron que me veían así, como un ser místico y me empezaron a identificar con estos seres fantásticos. Además, también está vinculado con el cine, que es otra cosa que me encanta. Creo que el que la gente lo haya reforzado, dio paso a que yo siguiera explotando este concepto y ahora es mi identidad. Puede que mi sonido vaya variando, pero creo que siempre el elemento de la magia le va a dar identidad a mi proyecto.
¿Actualmente te estás dedicando por completo a la música?
El mayor porcentaje de mi tiempo lo estoy dedicando a la música. Con la cuarentena he tenido periodos bien creativos, así es que he estado componiendo para mi disco que espero que salga a principios del próximo año. Pero otro porcentaje lo dedico a la fonoaudiología, que es lo que estudié. Atiendo a mis pacientes y me dedico al área de voz, que es lo que más me gusta, así es que también veo cantantes y actores. Pero yo creo que si en algún momento tuviera que sacrificar cosas por la música lo haría sí o sí.
¿Nos puedes adelantar algo de tu disco?
Lo puedo calificar como un viaje de emociones. Cuando lo escuchas sientes que existe una evolución, hay canciones que tienen sonoridad folclórica, otras pop o electrónica, porque finalmente es una transformación. Van a poder vibrar y bailar, todo unido con mi magia.