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CAMALEÓNICA: DANIELA CASTILLO 20 AÑOS DESPUÉS DE ROJO

Por Paloma Pareja/ @palirosada

junio 2021

Pareciera que fue ayer cuando la veíamos en un set de TV con un look muy Avril Lavigne, siempre empinada en el primer lugar de preferencias del público. Esa Dani sigue existiendo en esencia, sigue teniendo ojos felinos encantadores, sigue cantando como una diosa, pero hoy enfrenta la vida desde una vereda distinta, más madura, más libre, más plena. 

Por: Paloma Pareja/ @palirosada

“Y ahora te pido que te vayas, sé muy bien cómo son los de tu calaña”, dice el coro de “Nada de na”, el último single de Daniela Castillo, quien con este lanzamiento transita de su clásico pop romántico a un (muy bien logrado) reggaetón que canta junto a Franco “El Gorila”. ¿Es Daniela una mujer camaleónica? Si miramos un poco su vida, la respuesta sería un gran “sí”, y no solo por pasar de un estilo de música a otro, sino por una suerte de adaptabilidad que la ha acompañado siempre en su vida y carrera artística.

Hoy, la otrora siempre favorita del público de “Rojo fama contra fama” tiene 36 años (sí, sigue pareciendo la chica de 20 y tantos), se muestra reflexiva, se abre a temas de los cuales antes ni siquiera hablaba, como la maternidad, y se emociona con algo tan simple como “volver a cantar con público real” después de casi dos años de vida “in streaming”. Reinventándose musicalmente, con la misma mirada felina hipnotizante de siempre, talentosa, madura pero increíblemente joven, ella es Daniela Castillo, veinte años después de “Rojo”.

LADY IN RED

Rojo tenía una premisa potente: hacer realidad los sueños. El talento era la apuesta de TVN para destronar a un potente rival: Mekano. Y lo logró, poniendo a competir a un grupo de adolescentes y jóvenes desconocidos que al poco tiempo se ganaron el cariño de la gente. Del grupo de cantantes de la primera generación, destacan nombres como María Jimena Pereyra, María José Quintanilla y, por supuesto, Daniela Castillo.

Varios fueron los logros de este programa comandado por Rafael Araneda, convirtiéndose en un verdadero semillero de artistas muy importante, revitalizando la alicaída industria musical, el que nos “regaló” varias figuras pop que hasta hoy seguimos. Quizás por eso es que jamás podemos dejar de hablar de este fenómeno TV de hace dos décadas.

Volvamos a esa época, muchos pensaron que merecías más que el quinto lugar. ¿Cómo lo ves ahora con el paso de los años?

¡Lo he pensado tantas veces! Sentí que era muy injusto, que me habían arrebatado el primer lugar (ríe).Creo que todo habría sido distinto, pero la vida me estaba dando una lección que yo necesitaba aprender a los 18 años. Si bien no era una persona soberbia, me costaba lidiar con la crítica, porque tenía miedo a que me hirieran. La música fue una herramienta para conectarme conmigo, con los demás, y con cosas de mi historia que no sabía.

¿Has vuelto a ver tus videos?

¡Sí! He hecho el ejercicio de mirarme en momentos de crítica. Y me dan ganas de decirle a esa Daniela chica: “Tranquila, no te preocupes, es parte del proceso”. Pero tampoco había mucha contención, porque la TV es un monstruo intimidante y difícil de entender. No tuvimos a alguien que nos dijera que las críticas no había que tomarlas como un ataque personal, eso lo entiendes con los años.  

¿Te sentiste discriminada? Porque tenías el cariño del público…

Sí, los jurados eran muy duros, tenían un papel que cumplir, no se daban cuenta de lo que podían provocar. A muchos les dijeron “ándate a la casa a jugar a las muñecas”, “no sirves para nada”, “¿qué haces aquí bailando?”. Es muy fuerte cómo te pude afectar un comentario así de acuerdo a cómo estés parado en la vida. Yo me sentía bien conmigo misma, nunca dudé de quién era, hasta más grande cuando me empecé a llenar de miedos.

En esa época te imponían el estilo y la música, ¿cómo se siente hoy hacer la música que tú misma eliges?

Al ser independiente te das cuenta de que puedes hacer lo que quieras. Afortunadamente, y a diferencia de otros compañeros, me sentía cómoda con las canciones que lancé. No fueron tan impuestas, porque lo que esperaban de mí tenía mucho que ver con lo que yo quería dar… Coincidió. 

Pero no fue así para todos.

Exacto, sé que a muchos, por la oportunidad de empezar su carrera, les impusieron estilos o canciones que no les acomodaban. Y eso pasa en todas partes, porque tienes que partir de alguna manera, y en el camino uno va aprendiendo y ganado credibilidad en la industria,  sobre todo para decidir lo que quieres hacer. 

¿Tienes amigos de esa época?

¡Sí! Claramente ahora nos hemos juntado mucho menos que antes de la pandemia. A Rodrigo (Díaz) lo sigo viendo harto porque vivimos cerca. Con Maura, Leti, Isha, por ejemplo, tenemos esa confianza que se generó después de Rojo, a través del tiempo, fuera de las competencias, luego de haber vivido experiencias distintas, habiéndonos pegado porrazos y éxitos; y eso fue súper lindo.

En la edición anterior de Sarah, Karen Paola nos contó que se llevaba mejor con los chicos de Rojo que con los de Mekano. Incluso que te tenía mucho cariño.

(Ríe). La vida nos ha juntado y hemos tenido una conexión que no sé realmente de dónde salió, porque no me acuerdo dónde conocí a la Karen, además de Mekano. Y conectamos muy bien, teníamos una sinceridad muy grande. Siempre le estoy deseando buenas vibras. Y a pesar de que no nos vemos casi nunca, le tengo un cariño muy especial. 

FUERA DE LA TRAMPA DE CRISTAL 

Sigamos hablando de Karen, que hace poco se sinceró sobre su salud mental, ¿qué te parece? 

Encuentro la raja que lo haya visibilizado, y se lo dije. Es muy bueno que se haya permitido reconocerse frágil, sobre todo en el ambiente del espectáculo, donde nadie quiere sacarse esa coraza que te defiende de la gente que no tiene buenas intenciones. La salud mental en Chile es un gran vacío que llenamos con cosas que a veces no son las correctas. Yo, por mi parte, voy a cumplir dos años en terapia.

¿Y cómo ha sido para ti estar en terapia?

La empecé porque quería tratar un tema que tenía que resolver, y de repente se abrió todo un mundo (ríe). En muchos momentos tuve que gastar plata que no tenía, pero era necesario. Me encantaría que la gente que lo necesita pudiera tener los medios, porque es caro, y a veces tienes que suspender una terapia porque no tienes cómo pagarla.

Recuerdo también que en Rojo se hablaba mucho de la vida privada de cada uno de ustedes. Respecto a este tema, ¿te arrepientes de algo? 

(Piensa). En ese minuto lo pude vivir de una manera más sana que ahora, porque no había redes sociales, no existía esa inmediatez de respuesta de la gente a través de la cual te pueden destruir. Hoy tenemos que generar otro tipo de corazas. Uno va aprendiendo dónde poner el límite. ¡Yo nunca supe que había un límite! (ríe). Pero no me arrepiento de haber compartido ciertas cosas que era bueno visibilizar en ese tiempo. En Rojo era más difícil sobrellevar la frustración a la crítica que el hecho de exponer la vida privada.

“NADA DE NA”

En abril pasado la intérprete publicó su más reciente single “Nada de na” junto al reguetonero Franco “El Gorila”. El video oficial de la canción muestra a una sensual Daniela en una faceta urbana muy distinta a la que conocíamos. “¡Lo pasé tan bien en ese proceso! ―relata―. Tenía ganas de dar un giro. Hacer una colaboración era importante para mí”. Sobre cantar con el artista puertorriqueño, afirma que: “Me sorprendí con su buena onda, generosidad y disposición para trabajar”.

¿Cómo fue delegar la composición de la canción a Dani Ride? 

Con “Nada de na” quise soltar, porque uno a veces se aferra mucho. Le dije a Dani: “Tengo ganas de que tú me compongas algo, quizás va a salir un tema que ni tengo en mente”, y así fue. Todo fluyó muy bien, él es una muy linda persona; y con Enzo Massardo, el productor musical, hicimos un súper equipo. Franco compuso su parte, esa siempre fue la idea, que él hiciera propia la canción. Es sequísimo, fue a grabar y la sacó altiro. ¡Nació con ese flow!

Eres muy camaleónica en los estilos, porque tus últimas dos canciones son más bien urbanas, pero ¿en qué género te sientes más cómoda?

Nunca me ha gustado definirme en un solo estilo, porque me gusta el pop con todo lo que eso abarca. Es fácil de fusionar y ahora estoy volviendo al pop más puro, junto con lo urbano. Muchos me preguntaban si me voy a quedar con este nuevo ritmo y no lo sé (ríe). Pero seguiré haciendo las cosas que me hagan sentir cómoda y feliz.

En algún momento llegaste al público mexicano, grabaste incluso la canción “Estés donde estés” compuesta por Soraya; ¿trabajaste con ella?

No alcanzamos a trabajar juntas, lamentablemente ya había fallecido. Y no supe que la había compuesto ella hasta que decidí meterla en el disco. Su familia estaba pensando si pasármela o no, pero no me compliqué porque la música es así, no puedes forzarla. Y finalmente la grabé. Fue heavy porque sentía que había una energía muy de ella. Es algo que no se puede explicar… Fue un proceso bonito. 

Viendo el éxito de Mon Laferte, ¿te gustaría tener su nivel de alcance? Siendo ella algo así como la máxima exponente que salió de Rojo.

Ella y Paloma Mami, del segundo Rojo, pero no sé si salió…

Salió, literalmente. Porque renunció.

… O la sacaron.

¡No sabía eso!

(Pone cara de incógnita). Pero bueno, admiro a la Monse ―para mí siempre va a ser la Monse, a pesar de que respeto su nombre artístico. Vivimos en la misma época en México, y sé lo difícil que fue para ella. Cada uno tiene su propia lucha dentro de la música, que es muy personal, y yo sé cuál es la suya. No es el mismo camino para todos, a mí me encantaría traspasar fronteras, estar como ella, pero no sé si esa sería mi felicidad. 

Y hablando de Paloma Mami, estamos viviendo un momento súper power de artistas mujeres en Chile, ¿cuáles son tus favoritas?

¡Todas! Son demasiado potentes y me gusta que cada una tenga su lugar, su mensaje, su forma de comunicar. Qué bueno que no haya una parecida a la otra, necesitamos esa diversidad y tener exponentes femeninas que la estén llevando. Es maravilloso.

Esto tiene relación también con el feminismo y la sororidad, estamos derribando esa suerte de competencia que se les imponía a las mujeres artistas, ¿qué te parecen estos cambios?

Todavía nos falta, a pesar de tener esa sororidad, la misma industria te pone a competir, aunque tú no te des cuenta. Poco a poco hemos dejado eso de mirar lo que está haciendo la de al lado. Hoy tenemos menos TV y menos lugares para exponer la música, por lo tanto este es el momento para unirnos, más que nunca. 

ETERNA JUVENTUD

Pareciera que los años no pasan por Daniela. Y es que posee una genética privilegiada que ya muchos quisieran. Pero ella reconoce con humildad que no es mucho lo que se preocupa en su imagen, es más, da a entender que el secreto es buscar la felicidad en los pequeños detalles de la vida, eso es lo que la hace lucir radiante. “Paso por etapas, nunca estoy igual, pero sí soy muy consciente de lo que como, trato de equilibrarme, pero no me restrinjo”, cuenta.

Pero luces igual a esa chica de 18 años que conocimos hace casi  20 años.

Y eso que solo me cuido para algún proyecto importante, porque así me siento mejor, aunque la gente me vea igual (ríe). No tengo rutina de ejercicio, lo hago más que nada para mantenerme y botar la mierda mental. Me subo a la elíptica para vaciar la mente, porque uno a veces piensa tonteras.

Y respecto a las cremas, ¿tienes una rutina?

No tengo tanta rutina de belleza la verdad; no me maquillo casi nunca, salvo cuando tengo que hacer cosas. Después de los 30 años sí me preocupé más de las cremas, la de noche, la hidratante de día, harto bloqueador y nada más (ríe). 

Las mujeres solemos ser muy juzgadas por nuestra apariencia física. ¿Qué opinas de las cirugías estéticas? ¿Te someterías a alguna? 

¡Somos muy juzgadas! Pero respecto a las operaciones, de todas maneras. Si te quieres sentir mejor, ¡dale! Qué importa lo que digan los demás. No vas a tener menos amor propio por querer hacerte algo. En algún momento me puse bótox en la frente, pero no me funcionó mucho, ahora lo tengo que retocar (ríe).  

“TÚ VOLVERÁS”

Es inevitable que siempre volvamos a esa historia de adopción que contaste en Rojo. Y por eso imagino que te deben llegar muchos mensajes al respecto. 

Ahora menos, pero en esa época fue muy potente, me llegaron muchas historias. Hoy lo veo más desde lo real que de lo idílico. Me ha tocado hablarlo cara a cara con mamás que han adoptado, personas que han sido adoptadas; he podido intercambiar experiencias. Todos lo vivimos diferente, y he aprendido que todas las emociones son válidas.

¿Qué te pasa cuando vemos casos tan terribles que están sucediendo en los distintos centros del Sename?

¡Uf! Lo encuentro una aberración. Es un círculo vicioso terrible. Hay que cambiar la institución completa. Es un tema que salió a flote esta pandemia, pero aún no se ha hecho nada, y lo peor de todo es que son los niños y jóvenes que vienen para el futuro, y si se sienten olvidados, sin protección… no sé hacia dónde vamos a llegar.

¿Te gustaría involucrarte en este tema?

Sí, me encantaría. Lo he hecho en algunas otras ocasiones en lugares de adopción, y hoy me gustaría hacerlo en una institución estatal; compartir con la gente. Porque uno lo ve desde afuera, pero cuando pisas el lugar la percepción cambia.

Y teniendo la experiencia que tienes, ¿como ves la maternidad?

Me lo he tomado con calma; si bien quiero ser mamá, no quiero ser mamá presionada por la sociedad. Conozco muchas experiencias de mamás culpables, y yo he tenido tantas cosas que hacer, lidiar con temas que debía resolver, crecer en tantas otras cosas que te podría decir que recién ahora me siento preparada. 

¿Cómo es la Daniela íntima, cuando no está cantando?

Muy normal (ríe). Me gusta mucho sentirme feliz y en paz. Busco momentos para estar conmigo, con mis amigos y con mi familia; necesito mantener ese equilibrio. 

¿Soñadora?

¡Uf! Necesito otra vida porque tengo todo tipo de sueños. Cosas locas que se me ocurren. A veces me los cuestiono, pero gracias a Dios tengo un entorno que siempre me alienta, y si hay algo que realmente me hace feliz, son esas locuras.

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