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Dayana Amigo: Un ícono de la cultura pop más allá de la risa

Por @palirosada

mayo 2023

Es ciertamente difícil separar a Dayana de Titi Larraín, personaje que creó el 2006 y que no ha retrocedido ni un centímetro en el cariño que el público le tiene, al punto de incorporar frases como “¿Es que te digo qué?” al ideario colectivo. Hoy Dayana se encuentra en medio del vertiginoso (y exitoso) retorno de la sitcom más querida por los televidentes, y en medio de este boom analizó junto a Sarah la construcción de su personaje, las razones del éxito, y a la mujer infinitamente más tímida y relajada que su icónica “Titi”.
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Sorprende ver a Dayana Amigo con una tranquilidad impoluta; se acomoda en el sillón de la casa en la playa en la que está de vacaciones, lleva un chaleco holgado café y una trenza desordenada a un costado de su cuello, sin una gota de maquillaje. Una actriz sencilla que no tiene la voz aguda como su personaje más icónico y memorable, y que se las arregla para repetir que se siente agradecida y que ama su trabajo, cada dos o tres frases durante la entrevista. 

Dayana nos recibe tras una alineación de varios astros para poder entrevistarla: está viviendo uno de los mejores momentos de su vida actoral gracias al —extremadamente esperado— retorno de la sitcom favorita por los chilenos y chilenas: “Casado con hijos”, lo que conlleva jornadas de grabación muy extensas, promoción del mismo programa, y un constante asedio a ella, y a todos los personajes, para tomar el pulso de esta verdadera revolución que está significando la serie en su retorno veinte años después, que hasta el momento no ha hecho más que “reventar” el rating en cada nueva emisión. 

LA DIVINA COMEDIA

Inquieta siempre, comenzó a buscar castings desde el segundo año de universidad. Así consiguió pequeños papeles en series como “Justicia para todos”, “El día menos pensado” y “La vida es una lotería”. Apenas terminó sus estudios y con 25 años, probó suerte para el rol de María Fernanda “Titi” Larraín, la chica sexy de la versión chilena del clásico sitcom estadounidense “Married… with Children”. “Sentí que estaba súper lejos de lo que buscaban desde el prototipo físico. En el casting había chiquillas espectaculares, rubias de ojos claros, más parecidas a modelos que a gente terrenal”, confesó la actriz. 

¿Cómo fue entrar de lleno en la comedia?

Fue bien loco. Era difícil ponerse en ese sitio y saber que el resultado final tenía que ser gracioso y hacer reír a la gente. Fue duro, lo pasé mal al principio. En la universidad siempre hacía personajes intensos, dramáticos y es lo que más me gusta, entonces hacer esto fue un desafío súper grande en todo sentido.

¿ACTRIZ DE MÉTODO?

En 2006, el mismo año en que salió al aire “Casado con hijos”, Meryl Streep dio vida a uno de los roles más recordados de su carrera, Miranda Priestly en “El diablo viste a la moda”. Para hacer a la temible editora de la revista Runway, la actriz utilizó el método de actuación que consiste en ponerse en la piel del personaje tal y como está escrito. El viaje de Dayana para transformarse en Titi Larraín fue exactamente igual: “Entendí que para que resultara, tenía que hacerlo de verdad, ser el personaje”, reconoce. 

Saliendo recién de la universidad, ¿tenías muchos prejuicios por hacer televisión? 

Uno siempre escuchaba eso de “el actor de teatro y el actor de televisión”, y menos mal que hoy no pasa, es un prejuicio absurdo y obsoleto que distancia en vez de unir al gremio. La verdad es que a mí me gusta mucho actuar, no tenía ganas de ser famosa, tenía ganas de trabajar, entonces no tenía prejuicios con hacer tele, tenía prejuicios con hacer reír. 

¿Por qué?

Porque te meten en la cabeza que es light, que es fácil, que si haces comedia eres comediante, te separan nuevamente y yo no quería separarme de nada, quería actuar en todo. Además, el personaje era la rubia tonta y no quería empezar mi carrera siendo la rubia tonta.

“No quería empezar mi carrera siendo la rubia tonta (…) pero me di cuenta de que ser la rubia tonta era lo más difícil que me estaba pasando en la vida (…) y entendí la complejidad de la comedia”.

¿Y cómo cambió tu percepción?

En el mismo trabajo me di cuenta de que ser la rubia tonta era lo más difícil que me estaba pasando en la vida, y me estaba pasando súper chica. Ahí entendí la complejidad de la comedia, y lo que es comprometerse con un personaje. 

Me contaste anteriormente que lo pasaste súper mal…

Sí, estaba perdida, me iba llorando a mi casa… y el director me dijo “hay que hacerlo de verdad. No podemos jugar a que eres la rubia tonta, hay que hacerlo. Esta es la comedia, hay que vivirla”. Tuve que sacarme muchas capas de encima, mucha cabeza, entregarme en cuerpo y alma. Hacer comedia es arrojarse sin ningún pudor, y tuve que comerme todos mis prejuicios. Ha sido el personaje más complejo hasta hoy. 

¿Qué hiciste para salir a flote?

No sé, resuelvo sola todas mis cosas, entonces era algo conmigo. La guata me decía “hay que hacerlo”.

¿Nunca pensaste en dejarlo?

No, no me lo permitiría jamás. Había que sacarlo, pero la presión era mucha. En el drama uno está viviendo lo que está pasando, pero en la comedia hay que darle una vuelta mucho más larga. 

En ese sentido, ¿te costó sacarte a la Titi?

(Piensa). Mira, como a la serie le estaba yendo bien, nos llamaban de varios lados y si quería seguir dedicándome a la actuación, tenía que guardarme. Traté de no ir a ningún programa, no animar la disco, y no hacer nada más de humor hasta que me llamaran de algo distinto. 

¿Y te llegaban muchas ofertas que no querías?

Por supuesto, todas las primeras llamadas eran para hacer comedia, para ser reina del Festival de Viña como la Titi. Habría sido la raja, pero era una cosa por otra. Y lo primero que hice después de “Casado con hijos” fue en Chilevisión, un personaje que lo pasaba súper mal, con el pelo oscuro. 

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“TENÍA MIEDO DE VOLVER A HACER A LA TITI”

Recuerdo haber leído tus primeras entrevistas, en las que contabas que eras muy distinta a la Titi, sin embargo, debe haber algo en lo que te pareces…

Soy tímida y la Titi me da la licencia de decir y hacer cualquier cosa, algo que en mi vida no haría jamás. Soy concreta, racional y aterrizada, entonces no sé si tenemos algo en común, pero hay una parte de mí que dice “qué ganas de ser más Titi en algunas cosas”. Le tengo envidia a veces.  

¿Cómo ha sido el reencuentro con el personaje tantos años después?

Bonito. Pasan muchas cosas, los personajes están vivos en uno, los sitúas en el set y funcionan, aunque no haya guion. Y es lindo saber que está la química con los compañeros, nos apoyamos y queremos. Hay un trabajo colectivo, como en el teatro, pero en sitcom; reencontrarse con el equipo, el director, los técnicos que se ríen mientras grabas, saber que no ha cambiado nada con los años.

¿Te daba miedo volver a hacer “Casado con hijos”?

Siempre tuve mucho miedo de volver a hacer la Titi y no poder salir de ahí. Esto de volver a hacer “Casado con hijos” fue algo de lo que se habló mucho, cada año, y siempre dije “no lo voy hacer chiquillos, no quiero”. 

¿Y qué te hizo cambiar de opinión?

Que he hecho distintos personajes y les ha ido bien. He trabajado por ser versátil, por hacer de todo un poco en teatro, cine y teleseries. No tenía el mismo miedo. Estoy más grande, más madura, y por más fuerte que haya sido la Titi, he logrado que la gente en la calle me reconozca por otros personajes. 

Hablando de esos personajes, ¿cuál ha sido el cambio de look que más te complicó?

Pucha, siempre la embarro porque se me ocurren cosas y tengo la confianza de hablar con la Quena (Rencoret) y decirle “quiero hacer eso”, y me tiro a la piscina.

¿O sea que todos esos cambios de looks extremos son idea tuya?

¡Sí! (ríe). Pero siempre me pasan cosas: una vez usé lentes de contacto y se me irritaron los ojos; me corté el pelo de pelela; se me empezaron a separar los dientes porque usé una placa muy apretada y tuve que ir al dentista. Usé un traje grande que me provocó una alergia asquerosa. Pero lo que más me ha costado fue hacerme rubia por la Titi. 

Claro, ella empezó como un personaje castaño…

Y yo sabía de guata que la Titi tenía que ser rubia. En la temporada dos tenía unos visos, pero el personaje iba de cabeza a ser rubio absoluto. Y me costó mucho, nunca me había teñido ni cortado el pelo, y ese primer cambio por el personaje fue heavy, fue prestar el cuerpo absolutamente para el trabajo. 

Y ahora volviste a ser rubia.

¡Ahora volví!, porque me sirve traerla a la realidad. Son cosas que uno tiene que hacer, pero siempre han sido propuestas mías. 

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“ME ENCANTARÍA HACER UN PERSONAJE RADICAL”

“Creo que la actuación me gustó siempre, pero era tímida”, recuerda Dayana sobre aquellos años de colegio en que la llevaban a ver obras de teatro y quedaba obnubilada con lo que pasaba en el escenario, tanto así que le comenzó a “picar el bichito de la actuación”. “Siempre me han gustado los personajes que tienen que cambiar físicamente. Ojalá llevarlos lo más lejos posible de uno”, añade. 

¿Tus papás te apoyaron en este sueño?

Sí, siempre. Aunque pensé que iba a dar bote por mi personalidad, y en mi casa siempre fue todo de una línea. Me dijeron “estudia, pero si no te gusta, tienes que ver cómo lo haces después para estudiar otra carrera”.

Y te gustó…

¡Sí! Estudié una carrera que tenía de todo un poco: Comunicación escénica. En las primeras clases me di cuenta de que me gustaba. Siempre me sorprende ver lo que he hecho. 

¿Te cuesta verte?

Sí, mucho. No lo paso bien (ríe).

“Me encantaría hacer un personaje dramático y radical, y que tenga que pegarme una adelgazada, pelarme”.

Al ver tu carrera hoy y lo que pensabas cuando comenzaste a estudiar, ¿estás conforme?

(Piensa). Sí, estoy conforme, pero sin duda estoy en deuda con muchas cosas que me gustaría hacer, y que espero hacer. 

¿Cómo cuáles?

Me encantaría hacer un personaje dramático y radical, y que tenga que pegarme una adelgazada, pelarme. Me gustaría ir a estudiar afuera, pero gracias a la vida y a la Titi, nunca me ha faltado pega acá. Entonces sí, estoy conforme, pero me encantaría hacer mucho más.

Debes ser una de las actrices con más bajo perfil de la televisión, ¿cómo lo haces?

Yo creo que tiene que ver con mi personalidad. Tú me preguntaste si veo mis escenas y no las veo porque me da un pudor, vergüenza, y sigo siendo igual de tímida. Lo que pasa es que para este medio y rubro hay que sacar perso.

¿Cómo lo logras?

No sé si por inventar un personaje o porque sé que tiene que ser así. Pero en la vida soy piola. Mis amigas son las del colegio, las de toda la vida. Mis papás nunca le ponen tanto color por lo que hago. Salgo vestida así a la calle, no soy tan consciente. 

¿Nunca se te subieron los humos a la cabeza?

Creo que no, para mí es la pega y no pasa más allá. Me da vergüenza esto de ser famosa, que me pidan fotos me da pudor. No es que sea pesada, es que me da plancha. Soy piola en la vida. Con mi pololo llevo doce años, no fumo, no tomo, soy así no más, no es que me esfuerce.

TIC TAC

Hace poco contaste que congelaste tus óvulos, ¿qué te pasa con la maternidad y los tiempos que tenemos las mujeres?

Una lata, es súper fome tener fecha de caducidad (ríe). La verdad es que por eso lo hice, porque para mí lo más importante en este momento es la pega y la maternidad no es un sueño. El momento en que no tenga pega va a ser “el momento”, pero no es un gran tema en mi vida.

“Está tan heavy el mundo, está todo tan malo, entonces no sé qué es más egoísta hoy en día: traer un hijo al mundo o no traerlo”.

¿Eres más de vivir el presente?

Sí, y está tan heavy el mundo. Está todo tan malo, entonces no sé qué es más egoísta hoy en día: traer un hijo al mundo o no traerlo. Pero la ventana no está ni cerrada ni abierta. 

¿Y el matrimonio qué significa para ti?

No, no va conmigo (ríe). Tengo un tema con las cosas establecidas, no le encuentro mucho sentido, no sé si cambiaría mi relación, tengo algo con la libertad. Siempre me presenté en esta independencia que me encanta, la defiendo y comparto con mi pololo. Pero eso es hoy, nunca voy a decir nunca. 

Top y falda: Lupe Gajardo @lupegajardo

Me contaste que aún te quedan muchas cosas por hacer en lo actoral, pero ¿sientes que estás donde querías estar?

Hoy en día sí, soy una afortunada, tengo mi contrato con el canal hace muchos años. Me dan la confianza, hago la pega que me encanta, y siento el mismo respeto cuando hago televisión, teatro y cine.  

¿Hay algo que te complique de trabajar en televisión?

Siempre está el riesgo —en este trabajo tan mediático— de lo que dirá la gente. Si les gusta lo que uno hace o no, y hoy en día está todo tan sensible; te graban si te equivocaste, si no les gustaste, si estás más gorda… 

¿No tienes ningún arrepentimiento?

No, en la pega no, pero en la vida… puede ser (ríe). Pero creo que las cosas dan la vuelta que tienen que dar, y como soy busquilla voy a ir hasta que lo logre. Pero también lo digo porque he tenido mucha “cuea” en la vida, soy súper agradecida.  

DE “TITI INFLUENCER” A “DAYANA INFLUENCER”

Dayana dice que hubo un antes y un después en su relación con las redes sociales después de la pandemia. Antes se divertía publicando contenido, pero hoy reconoce que le perdió el gusto. Tampoco hace campañas como influencer, porque asegura le dan vergüenza.

¿Te llegan muchas propuestas de marcas?

Sí, pero me da plancha porque hay que hacerlo como uno y no como personaje. No sé qué decir, soy pésima.

¿Y qué dices cuando debes rechazar estas propuestas?

Cuando me llaman de estas pegas, que son muy buenas y te podí hacer un sueldazo, lo que hago es cobrar muy caro (ríe). Entonces si vale la pena, lo intento. Pero gracias a la vida tengo cómo pagar mis cositas y prefiero eso. 

Top y faldón: Lupe Gajardo @lupegajardo
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REINA DEL DRAMA

Dayana viene saliendo de varias presentaciones gracias al reestreno de la obra “Morir de amor”, donde se enfundó en trajes ochenteros y una historia telenovelesca. En agosto regresa a las tablas con “Tell My Why”, y con “Acassuso” en noviembre. Un año lleno de drama, aunque ella no vive en caos: “En mi casa y en mi pega tengo momentos de paz perfectos”, revela. 

Eres el ejemplo perfecto de “haz de tu hobby tu trabajo”.

¡Si! (ríe). Es que lo paso muy bien. Nunca he tenido muchos amigos actores porque sentía que había algo ahí, prejuicio. Pero hoy tengo un grupo de chiquillas súper parecidas a mí entre las que no hay competencia y te celebran todas tus cosas. ¡Son una maravilla!

¿Quiénes son?

La Montse Ballarín, la Magda Müller, la Carmen Disa, Paola Volpato, la Tere Reyes, Emilia Noguera, un grupo grande.

Hablando de ser tú, según Wikipedia tienes 41 años…

Sí, quiero borrar eso, la gente me ve muy joven y yo digo “por qué Wikipedia me echa al agua” (ríe). 

¿En qué etapa estás?

¡Uy!, es que no creo nada en las edades, no estoy en una etapa especial. Nunca me vi ni casada ni con hijos. No soy inmadura, pero no siento nada particular con mis cuarenta. No me hago cargo. 

Es que además te ves mucho más joven. 

Me encanta que me digan “te veí muy chica”, y yo digo “pero obvio”. A todo el mundo le miento, las niñas piensan que tengo 15, pero es su mentalidad infantil, no quiero decir que parezco de 15. Tampoco tengo rollos por tener 41, pero no le siento el peso… ¿A lo mejor estoy mal y debería tomarle el peso? Pero no se me hace pesado (ríe). #SARAH

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Fotografía: @valentinacorralsilva 
Asistente de fotografía: Ara Molina
Styling: @pola_vial
Makeup: @carlasanchez
Hairstyle: @mortis74
Pelucas: @extensionesrapunzzel 
Retoque digital: @andesstudios 
Dirección de arte: @alotflorsan @josemavalmont@artecientoonce