Ser hermana de la única Miss Universo chilena sin dudas pavimentó el hecho de que la televisión se fijara en ella. Pero la joven periodista, quien un día debutó en televisión haciendo backstages de un estelar en Canal 13, a los pocos minutos de estar en pantalla ya había cautivado con un carisma y simpatía que pocas figuras pueden igualar. Hoy, después de casi dos décadas de sus inicios en televisión, es la animadora número uno en Chile, al menos a esa conclusión podríamos llegar por su versatilidad incontrolable, por sus casi dos millones de seguidores en Instagram, por haber sido la heredera de emblemáticos programas conducidos por Don Francisco, por ser uno de los rostros publicitarios preferidos de la industria, y la lista podría seguir…
“Voy llegando”, nos dice con esa voz agitada de alguien que corre todos los días desde las seis de la mañana y está por cinco horas al aire, mientras todo Chile recién despierta. Pide un latte con leche vegetal, y con una simpatía que nos cautiva y sorprende, deja a la animadora y rostro de lado, y nos permite hablar en confianza simplemente con Diana, la mamá, la esposa, la mujer.
Fuiste rostro ancla del Canal 13 por trece años, ¿te costó mucho tomar la decisión de cambiarte?
Muchísimo. Me dolió mucho y durante mucho tiempo. ¿Por qué me dolió?, por la gente que dejé atrás. Durante 13 años trabajé en el mismo lugar, prácticamente con la misma gente. Trabajé con muchos equipos dentro del canal, los conocía a todos, y fue súper doloroso dejarlos. Y ¿sabes qué?, uno siempre tiene ese ADN que te da el lugar donde partiste trabajando. En mi caso, en televisión, partí ahí, entonces sigo recordando el canal con mucho cariño.
Además de Cristian (Sánchez), ¿qué fue lo mejor que te dejó el 13?
¡Me dejó muchas cosas! Me dejó grandes amigos delante y detrás de cámaras, mi marido, y toda mi formación profesional en la etapa más importante, que es cuando uno está aprendiendo a hacer tele.
Te quiero llevar a ese día que por primera vez estuviste con micrófono en mano haciendo backstage en “Locos por el baile”. Primera vez y en vivo, y con la mochila, para bien o para mal, de ser Bolocco, la llamada “Bolocco chica”; ¿qué sentías en ese momento?
Mira, trabajé tanto para ese primer capítulo con el equipo, y con Ricardo Álvarez, un fonoaudiólogo que me ayudó muchísimo, no solo en términos técnicos, sino también de contención en lo humano. Entonces no estaba nerviosa ahí, en ese momento no, pero al día siguiente como que me cayó la teja y dije: “¡Mierda!, ¿por qué hice esto? Yo era feliz”. Hasta ese minuto yo era espectadora de televisión. Pasé de un lado de la pantalla al otro; fue mágico. Lo que me pasó fue que me desperté, pongo la tele y estaban dando “Pollo en Conserva”, un programa súper amoroso, súper blanco, y estaban hablando del programa, o sea, partamos de la base que en esa época los rating de los programas tenían peaks de 45 puntos, ¡45 puntos!
La mitad de Chile lo estaba viendo…
Claro, era comentario obligado de todos los programas. Entonces estaban hablando y de repente hicieron un comentario sobre mí, nada con maldad, probablemente algo poco importante, pero escuché ese comentario y dije: “Ay… en qué me metí”. Me vino una sensación de angustia súper fuerte. Además era muy joven, tenía 28 años.
Pero igual ser hermana de Cecilia y haberla visto durante toda su carrera, te anticipaba un poco lo que era ese mundo, los comentarios y todo, ¿no?
Sí, pero la Cecilia era y es la Cecilia po’. Imagínate el nivel de personaje que era y que sigue siendo, entonces yo no dimensionaba nada y no fui tan consciente de lo que la tele genera en uno. Claro, estaba acostumbrada a que hablaran de mi hermana, pero no de mí. Lo que tuvo de particular mi debut en televisión es esta mochila que me dices tú. Probablemente hay otras personas que se inician en pantalla y que no tienen la mochila de ser hermana o pariente de alguien muy conocido, entonces hay ojos extras puestos en ti, y se te exige como si llevaras años en pantalla ¡y era mi primera vez!
Algo muy parecido me dijo Kate del Castillo hace poquito. Ella es hija de un actor muy conocido y cuando parte en Televisa lo hace con esta mochila y me hablaba de la comparación constante con el papá. ¿Te pasaba algo similar con tu hermana, o te comparabas tú misma con ella?
Yo creo que no pasaba por la comparación, sino por la visibilidad. Nunca sentí una comparación tan abierta, pero sí me sentía mucho más visible, mucho más juzgada, y tuve que convivir con los comentarios del tipo “entró por pituto”, o “está ahí por ser la hermana de…”. Entonces, esto de juzgarte antes de conocer tu trabajo se me hizo muy abrumador, pero es súper entendible lo que pasó. Ahora pienso ¿acaso el hijo de un doctor no puede ser doctor? ¿El hermano de un actor no puede ser actor? Creo que era injusto, pero era muy esperable.
Lo que pasaría con un doctor que tiene un hermano chico doctor, es que lo aconseja, lo guíe, ¿hacía Cecilia eso contigo?
Sí… totalmente, y en todas las etapas de mi carrera. Siempre.
¿Incluso en esta, en que eres probablemente el rostro femenino más importante de la televisión?
¡Ay, gracias! Pero sí, siempre ha estado apoyándome. Somos hermanas, y en todo, no solo a nivel profesional, también a nivel de vida, y a veces yo también la puedo aconsejar en un montón de cosas, que quizás no tienen que ver con la profesión, pero siempre estamos la una para la otra.
Diana, ¿te sientes la mujer más importante de la tele hoy?
(Piensa un momento). No, pero sí siento que he hecho una tremenda trayectoria; no lo voy a desconocer. Creo que he hecho muchas cosas muy distintas, y me encanta tener ese registro amplio. Estoy súper orgullosa de lo que he conseguido, sobre todo en esta última etapa del matinal. Me quiero mucho a mí misma y trato de hacerme cariño y felicitarme en la interna, porque también soy bien perfeccionista y autoflagelante y todo, pero me siento muy orgullosa de lo que he logrado. No sé si soy la mejor o la peor, pero tengo una trayectoria larga y me siento orgullosa de todo.
Bien políticamente correcta tu respuesta de “no sé si soy la mejor”.
(Ríe). Puede ser…
Pero y si no eres tú, ¿quién sería? Porque siempre existe como un máximo referente.
Es que la televisión es tan amplia, existe el espacio de las noticias, el de la entretención…
Sí, pero hablemos de animadoras.
Es que es súper feo autodenominarse la mejor, yo no voy a contestar jamás eso… Creo que hay grandes animadoras, pero fíjate que los tiempos de la televisión van cambiando, y hoy creo que mujeres como yo quedamos pocas. Está la Karen, que tiene una trayectoria más larga que la mía; o la Tonka, que bueno, sabemos lo que le ha pasado, pero probablemente va a volver… Entonces no me considero la más importante ni la mejor…
Pero este es tu momento.
¡Ay!, me encantaría pensar eso (ríe), pero siempre pienso que lo mejor está por venir. Porque he tenido hartos momentos en que digo: “Qué buen momento estoy pasando”, y eso habla de lo mucho que me gusta mi pega.
¿Ese gran momento va a ser cuando animes el Festival de Viña?
¡Ay… qué buena la pregunta! Sí, es mi asignatura pendiente y me encantaría hacerlo. Lo he dicho tanto, pero nadie me ha pescado (ríe).
Pero es que eso depende de los canales, y por ahora el Mega no lo tiene…
Sí, pero ¿sabes qué? Viña es el escenario más importante de Latinoamérica, y un regalo en tu carrera, y tiene que ver con tantos factores, como la trayectoria, pero también con el “dónde estás” en determinado momento. Entonces lo veo como un regalo que te puede llegar en cualquier momento, pero en realidad mucho más importante que animar Viña es lo que uno hace todos los días. La pega que hacemos en un matinal, por ejemplo, en que estamos cinco horas al aire… Yo no sé si hay otro programa en el mundo que haga cinco horas diarias de televisión en vivo, y eso es una hazaña de la que hay que sentirse súper orgullosos. Te lo digo sin ninguna intención de restarle importancia a animar Viña, porque debe ser súper desafiante, pero para mí es mucho más importante lo que se hace todo el año.
Diana, en un escenario ideal, en el que pudieras elegir a un partner para animar Viña, ¿a quién elegirías?
A Martín (Cárcamo).
¿Él ha sido tu mejor dupla en TV?
He tenido excelentes duplas, he tenido mucha suerte. Pero con Martín he trabajado más tiempo, es lo que se me viene naturalmente a la mente. Hay un fiato natural, tenemos un sentido del humor parecido, nos llevamos muy bien, nos leemos sin hablarnos. Aunque ¡espera!, él ya animó Viña, tendría que ser otro…
¡Cristián, pues!
Me encantaría, pero lo encuentro peligroso… Y además ¿quién se quedaría con los niños? (ríe). Pero sabes qué, fuera de broma, tenemos la suerte de que cuando él ha estado con mucho trabajo, yo estoy más libre o al revés. O siempre con horarios diferentes, lo que es pésimo para la relación de pareja, pero excelente para los niños. Hoy tenemos horarios radicalmente diferentes…
FARÁNDULA TIME: DE COMENTARISTA A COMENTADA
Diana Bolocco y Cristián Sánchez se conocieron conduciendo juntos Alfombra Roja de Canal 13, programa que abordaba el espectáculo y la farándula nacional, y que un día vio cómo sus conductores pasaron de ser quienes presentaban o comentaban una noticia, a ser quienes la protagonizaban.
En ese momento, estabas comentando un romance de alguien al aire, y cuando salías del canal estaban los periodistas de otros programas de farándula esperándote…
Sabes que no lo había pensado así… (ríe). Pero claro, ese tiempo fue muy abrumador porque vino pegadito a mi debut en “Locos por el baile”, no hubo mucho respiro. Yo ya me estaba acostumbrando a ser una persona con un trabajo más o menos notorio, y comentaba espectáculo y farándula, y claro, me convertí en material… (ríe). Pero eran tiempos de farándula heavy, y además había paparazzeo. Había una revista en la época, la SQP, que nos paparazzeaba en la playa, por ejemplo, o sacaba una foto del auto de Cristián estacionado afuera de mi casa. Hoy lo recuerdo con harto cariño, pero fue loco ese tiempo.
Diana, hiciste prácticamente todos los formatos de programa, ¿cuál ha sido el que más te ha gustado o al que más cariño le tienes?
Uy, qué difícil. Hay muchos que me han gustado mucho, y otros que no me han gustado nada, pero si tuviera que elegir uno, creo que elegiría “Quién quiere ser millonario”. Y lo elijo por una razón bien simple, cuando me lo ofrecieron, yo dije: “¿Qué voy a hacer yo en un programa de concursos? No tengo nada que ver ahí”. Yo siempre fui más natural, entonces no me veía en este rol de “el aplaaaauso”, ¿cachai? Entonces no me tincaba nada ese rol. Pero lo hice, hicimos un piloto y me salió horrible, porque me pidieron ser como animador de programa de concurso, como lejano, apegado a las reglas… y si hay algo que no soy, es eso.
¿Y cómo pasa de ser el piloto horrible a tu programa favorito?
Mira, el piloto lo vio la Susy Fischkin, que en esa época era directora de la escuela de talentos de Canal 13, y dijo: “Está horrendo, esto es pésimo”. Y es que me habían pedido que… ¿te acuerdas del programa en que la Cata Pulido despedía a los participantes diciendo “¡adiós!”? Bueno, a ella le salía estupendo porque iba con su personalidad, pero a mí no, y entonces la Susy dijo que esa no era yo, y que necesitaban que el formato se adaptara a mí y no yo al formato. Entonces hicimos que el formato tuviese mis características y funcionó. Fui completamente feliz, libre, me reí, me emocioné. Eran historias reales, de personas que iban a cumplir un sueño. Al final adaptamos el programa y lo estuvimos haciendo por más de dos años. Íbamos todos los días en el horario de las teleseries, por eso me acuerdo de ese programa, porque fue como mi examen de grado de conducción.
Mira, mi siguiente pregunta tenía que ver justamente con “Quién quiere ser millonario” y te adelantaste, ¿qué se siente que te llamen a ponerte los zapatos de Don Francisco? Debe ser un llamado súper power…
Heavy, y no solo ese, después hice “Atrapa los millones”, que también lo condujo antes Don Francisco, y por lo mismo era muy difícil darle un sello particular. Tenía un montón de muletillas que yo también las usaba, pero era un súper desafío hacerlo mío. Era como cuando un cantante tiene que cantar la canción de otro y hace un cover, ¡había que hacer un cover distinto! Fue dar un examen y pasarlo.
UNA DIANA EN CADA PANTALLA
Con 1.7 millones de seguidores en Instagram, Diana es una de las mujeres televisivas más seguidas de Chile, y a pesar de no ser una “nativa digital”, a diario la vemos muy desenvuelta en sus redes sociales, mostrando su vida, familia, sus colaboraciones publicitarias, y más recientemente, su propia línea de ropa deportiva que desarrolló con una importante multitienda de la que es rostro.
Cuando empezaste en TV había farándula, pero no redes sociales, que al parecer son tan crudas como un panel de opinólogos. ¿Manejas tú misma tu Instagram o tienes a un equipo detrás?
No, lo manejo yo sola. Nunca en mi vida he tenido manager y tampoco alguien que me ayude en las redes sociales. No podría. No desvalorizo la ayuda que se puede generar. A veces me siento un poco abrumada y pienso que me gustaría ser más activa de lo que soy, porque es una herramienta de conexión muy distinta a lo que uno hace en la tele. Entonces me gustaría que hubiera alguien que me dijera: “Oye, mira, saquemos esta foto, hagamos esto”, pero la editora final de mi Instagram soy yo. Es mi diario al final.
Hace un tiempo Pamela Díaz dijo que jamás pasaría su programa de YouTube a la tele…
¡Y lo hace estupendo!
Y le va muy bien, está haciendo una carrera en redes sociales, ¿tú te ves en ese escenario, haciendo carrera en YouTube, por ejemplo?
Pero de todas maneras, me veo haciendo carrera en todas partes, y creo que es para dónde va el mundo. Uno tiene hoy la maravillosa posibilidad de comunicarse en distintos medios y hablarles a las distintas generaciones.
¿Tu Instagram se ha transformado en una fuente de trabajo y de ingresos muy importante?
Efectivamente sí, es algo muy importante. Y si pudiera dedicarme a esto de tiempo completo —algo que hoy no puedo hacer— por supuesto que lo sería aún más.
DIANA, EL ROSTRO
Por su espontánea forma de ser, el cariño que la gente sentía por Diana fue creciendo y no tardaron en llegar los llamados de agencias de publicidad para convertirla en rostro publicitario, llamados que tuvieron de dulce y agraz. El año 2013 Diana protagonizó una polémica que sentó precedentes en todo el mundo: la vinculación de una persona pública con las marcas y la publicidad.
“Quiero ser muy clara en decir que Activia no miente, Activia funciona”, decía Diana en un comercial de TV que se elaboró después de un capítulo del programa “Contacto” en el que se cuestionaban las propiedades del yogurt que prometía mejorar el llamado tránsito lento. Pero la polémica no llegó hasta ahí, pues en Twitter la animadora señaló después que jamás tuvo la intención de poner en entredicho al programa, lo que solo hizo que más voces hablaran de la polémica.
Diana después del episodio Danone-Contacto, ¿qué lección aprendiste en esta dinámica de aceptar contratos de publicidad que te vinculen como rostro?
Fue heavy ese episodio. Aprendí que uno no puede justificar lo que no le corresponde. Cuando soy rostro de una marca yo no fabrico, y no estoy en el proceso —en este caso de un yogurt— por eso tienen que responder otros. Yo me relaciono con la experiencia de consumir ese yogurt, con lo que me provoca, si me gusta o no, si me hace bien o no. Entonces no le puedo pedir al rostro de esa marca los permisos legales que el producto debe tener o que el auto funcione, que la comida no venga podrida, etcétera. Creo que son dimensiones distintas y por ciertas condiciones del producto no tiene por qué responder el rostro. Esa es la lección que aprendí.
Diana, hubo una polémica mundial bien potente porque Kim Kardashian le abrió una cuenta de TikTok a su hija, lo que generó comentarios sobre cuál es la edad adecuada del inicio a la exposición. En tu caso, tú muestras harto a tus hijos, ¿cuál es tu autofiltro, o cuál es el límite?
Creo que el límite está en la intimidad. Porque yo me muestro, muestro a mi marido, pero tú no puedes sacar una conclusión de lo que pasa en mi casa a partir de eso. Tuve hartos rollos respecto a esto, sobre todo con mis hijos grandes. Cuando empecé en esto (TV), nunca los llevé a un evento público, ¡y me invitan mucho! Siempre llegan invitaciones como “trae a tus hijos a la premiere de X película”. Una sola vez cometí el error y llevé a mis hijos chicos, y había mucha prensa. En ese tiempo había prensa de farándula y ellos se asustaron muchísimo con todo este tumulto, los fotógrafos y todo. Ahí comprendí que ellos no eran de ese mundo y nunca más los voy a someter a eso. Tuve mucho rollo cuando empecé a usar Instagram con esto de mostrar o no mostrar a mis hijos, pero son parte de mi vida y finalmente el Instagram tiene que ver con eso, con tu vida cotidiana. Yo siempre les pregunto, aunque tengan seis o nueve años, si puedo o no subir algo, pero no te voy a negar que tengo siempre la pregunta de si lo estoy haciendo bien o no.
¿Y si Facundo viene y te dice que quiere un TikTok?
No, jamás. Si hay algo que tengo muy claro, y esto a propósito de haber entrevistado a muchos expertos, es sobre el uso de las pantallas y los niños. Mis niños no usan pantallas, lo hicieron durante la pandemia y fue caótico. En ese momento era la única manera de comunicarse con sus amigos, pero me pasó con mi hijo Facundo que en ese momento tenía siete u ocho, y se puso a jugar videojuegos, y me costó mucho sacarlo de ahí. Entonces viví en carne propia lo adictivo que puede ser. Ellos no tienen ninguna pantalla propia, porque estoy convencida del daño que le hace al cerebro en el caso de niños. Cuando sean grandes ellos verán lo que hacen, pero jamás permitiré que cada uno tenga su red social antes de la edad permitida, que creo que son 14 años.
Y en el otro extremo, ¿te imaginaste alguna vez que Pedro (hijo mayor) iba a ser futbolista?
Sí.
¿Y te ves en el futuro como una mamá tipo Tía Sonia?
(Ríe). ¡Ya soy la Tía Sonia! Ay, ojalá tener la energía que tenía ella. Siempre estaba ahí con su bandera chilena, aunque llueva, truene o relampaguee. Yo trato de no ser tan invasiva con él, trato de ser piola, porque mi hijo es muy piola…
SER LA HERMANA DE UNA REINA
Diana, creciste teniendo una hermana Miss Universo, pero ahora se transformó en la reina de las redes sociales, y fue de un momento a otro, algo así como un resurgimiento extremo de su imagen; ¿qué te pareció ese boom de Cecilia con sus lives de Instagram?
(Ríe). ¡Me encanta!, te juro que me encanta, porque es tan ella. A mí la gente me pregunta si de verdad (Cecilia) no cachó la talla de “Lomas Turbas”, y no, no la cachó, porque es lo más volada que hay. Se tropieza, se pega, se cae, le pasan muchas cosas por andar pensando en otra cosa, pero lo de las tallas de doble sentido… ella siempre es lo más inocente que hay.
¿Pero en tu casa nunca hubo tallas en doble sentido?
Hubo siempre, pero nunca entendió la talla. Creo que ella siempre está pensando en otra cosa, entonces eso de “Lomas turbas” le ha pasado como veinte veces más, y veo que la gente la está conociendo cómo es realmente, porque todo lo que habían visto de ella era solo una parte.
¿Y ella es consciente de que se transformó en un ícono de las redes sociales?
No sé, creo que no, además tiene una relación muy orgánica, tampoco sabe mucho cómo usar todo. Yo la admiro, el otro día la vi fijar un comentario y dije: “¿Esta weá como la aprendió?” (ríe). Me da risa, pero me encanta verla cuando se pone sus anteojos, y contesta los comentarios. Es genial, yo la he escuchado responder comentarios como críticas, por ejemplo, y ella con tanto amor dice “ahhh, mira, te voy a explicar…”. La Cecilia viene de vuelta en su vida. Imagínate todas las cosas que le han pasado, entonces es tan gratificante escucharla desde esa tranquilidad, desde esa sensación de no tener que demostrar nada.
¡Qué rico llegar a eso!
Sí… y se lo ganó. Se lo súper ganó.
Diana, hablando de la facilidad que hay en las redes sociales para criticar, hemos visto cómo se ha criticado harto a las nuevas ministras por las elecciones de ropa que hacen, o porque la ministra Siches andaba en un mall, o que la ministra Vallejos fuera a trabajar con jeans, tanto como si fueran del show business, ¿qué te parece eso?
Bueno, ¡es que la política tiene mucho de show business! Y efectivamente quienes están en la política tienen un trabajo público igual que quienes estamos en los medios de comunicación. Están en la vereda opuesta, en el sentido de que ellos son servidores públicos y quienes estamos en los medios, no. Pero un trabajo visible habilita a las personas a opinar de ti, y eso incluye también el vestuario. Creo que hemos avanzado y cada vez es menos, pero a las mujeres aún se nos piden cosas extra en términos de imagen, y sigue habiendo un abismo entre lo que se le exige a un hombre en términos estéticos y físicos y lo que se hace con una mujer, porque todavía es mucho más tema lo que se pone una mujer que lo que se pone un hombre.
Pero eso es un reflejo de la sociedad completa…
Sí, pero todavía tenemos que aprender a que el otro se vista como quiera o haga lo que quiera con su plata, y no porque tenga una postura política en particular tengo que suponer algo. Eso nos pasa a las mujeres, y no le pasa al hombre. Nadie se cuestiona el valor del traje de un hombre, si fue apropiado o no, si lo repitió o no, si se veía gordo o no. Eso es algo que solo nos pasa a las mujeres.
Se supone que estamos en un momento en que vienen muchos cambios para Chile, ¿qué te gustaría a ti que cambiara?
Muchas cosas, pero en términos sociales, creo que la primera deuda es con la tercera edad. Esa es la primera deuda y tiene que ver con lo injustos que hemos sido con esa generación que nunca puede descansar. Es una generación que, si no tiene ayuda de sus hijos o de sus nietos, no podría vivir, y eso tiene que ver con las pensiones. Y la segunda tarea tiene que ver con el acceso a la salud.
Como periodista y como mujer dedicada a las comunicaciones, ¿qué consejo le darías a Gabriel Boric?
Creo que él no necesita muchos consejos comunicacionales. Lo noto muy honesto en sus planteamientos, desde siempre. Me ha tocado entrevistarlo, lo he escuchado, y creo que eso es muy valioso, reconoce errores y eso es muy poco común en el mundo de la política. Se ha notado un cambio en el estilo de hacer política desde que salió electo. Yo le aconsejaría no desaparecerse…
¿Después de los cuatro años?
No, ahora. Creo que las primeras semanas de gobierno estuvo un poco ausente y creo que eso es lo opuesto al cambio que él pretende generar. La gente votó por él, no por sus ministros, no por su partido, la gente votó por él, y fue en masa a votar por él, y eso tiene que ver con lo que él representa, y con el cambio generacional.
UNA “MANIQUÍ” PARA LAS PYMES
Diana llegó a la entrevista con jeans y una polera súper relajada. Y en un escenario opuesto como lo fue la sesión de fotos para esta entrevista, se lució como una modelo de alta costura. Y es que la versatilidad de la animadora se nota tanto en su clóset como en su vida en general.
¿Eres de las mujeres que usa un vestido solo una vez y luego no lo repite?
No, para nada. Me gusta mucho la moda, me gusta combinar, reutilizar, reinventar la prenda. En mi clóset tengo ropa de hace muchos años, y en general cuando uno va creciendo empiezas a comprar mucho menos, pero de mucha más calidad, y es increíble ese cambio. Entonces lo que hago es que tengo pocas cosas y las mezclo mucho, me gusta jugar con la moda; verme diferente.
La ropa con la que sales en el matinal a diario, ¿es tuya o te la pasa el canal?
Tengo mucha ropa mía en el canal que voy reutilizando, y hay algunas prendas que son de tiendas y que uso solo una vez. Uso también harto diseño nacional. Me gusta ser vitrina de un montón de tiendas chilenas de moda que son increíbles. Esto partió con el estallido social, como para ayudar a un montón de pymes que no podían vender, entonces trato de ser un maniquí para ellos.
¿La prenda más amada?
Los jeans.
¿Te probaste alguna vez la corona de Miss Universo?
¡Por supuesto que sí! De chica me probaba todos los vestidos de la Cecilia y me quedaban buenos, lo que quiere decir que ella era muy flaca (ríe). Me probé la corona, la banda, todo.
¿Eres una mujer de rutinas skin care, un producto favorito?
Sí, me encanta el sérum. No puedo concebir la crema humectante sin el sérum, de día o de noche.
En la sesión de portada de Sarah te vimos estupenda y mostrando harta piel, ¿cómo haces para verte tan bien?
Cada vez me cuido menos con la comida. Creo que aprendí a comer. Mira, la verdad es que hay mucho de genes, y hago harto deporte, pero tengo que agradecerle a mi mamá, porque si engordo, pues engordo, pero tengo un límite, por muy mal que coma durante un período, mi cuerpo no reacciona así de mal como me he portado.
Tienes lo que todo el mundo llama raza maldita o bendita, depende de la vereda en que se vea…
Pero ojo ahí, porque el 90 % del tiempo me preocupo de alimentarme bien, y hago deporte casi todos los días. Hago rutinas cortas muy intensas de deporte. Eso estoy haciendo ahora, e incorporando un poco de pesas, porque a cierta edad las cosas se empiezan a caer (ríe) y la única solución es la pesa.
¡Qué cosas jamás comes?
No como casi nada procesado, pero como de todo: carbohidratos, proteínas, vegetales, frutas. No hay nada prohibido en mi dieta.
¿A qué te refieres con procesados?
Galletas, por ejemplo, cosas que uno abre y come, no como esas cosas. A veces las mujeres pensamos que privándonos de algún alimento vamos a adelgazar, y no po’, hay que comer de todo.
Me dijiste “aprendí a comer”, ¿eso es porque en algún momento te limitaste mucho?
No, es que durante mucho tiempo por ejemplo no comí carbohidratos, comía, pero no en todas las comidas, y hoy como en todas las comidas. Pongo en un plato muchas cosas, verduras de todos los colores, y si hay que comer pastel en un cumpleaños, como sin problema.
Te ves muy feliz siempre, ¿lo eres realmente o es parte de una imagen que decides mostrar al mundo?
Es que soy feliz. Yo creo que ser feliz es una decisión y tiene que ver con un montón de cosas, aun cuando hay días buenos y malos, hay momentos tristes. No te digo que no llore, me deprima o las cosas no me afecten, pero no voy a entrar en un hoyo profundo. No elijo el rol de víctima ni del “¿por qué a mí?”.
Qué pasa en esos momentos que tienes un tremendo problema en tu familia, en tu casa, y tienes que salir sonriente en cámara, ¿se aprende eso?
Sí, claro que sí. Pero soy bien transparente, no soy mucho de disfrazar mis emociones, pero sí soy muy profesional, y si estoy angustiada o triste, tengo que hacer el programa igual.
¿A qué le tienes miedo?
A morirme. Pero no por mí, sino por dejar a mis hijos.
Creo que eso es algo común en todas las madres, ¿no?
Sí, a mí me pasa desde que tengo hijos, tengo mucho miedo a morirme y me imagino qué harían mis hijos. ¡Qué pena!, obviamente sobrevivirían y probablemente volverían a ser felices, pero qué pena dejarlos chiquititos y no poder acompañarlos. Pienso qué pasaría con ellos, con quién vivirían…
¿Eso es una conversación que se tiene con la familia o la pareja, eso de “qué pasaría si…”?
Yo lo he hablado con mi hermana, con la Vero, le he dicho que porfa adopte a mis niños juntos, que no los separe, esa conversación la he tenido. Pero igual tengo dos hijos que son mayores de edad y probablemente ellos se harían cargo de los chicos. Otra cosa que me da pena más que miedo es perder a mis papás que ya están grandes y entro en esa dinámica, y luego me digo a mí misma: “Ya, bueno, pero todavía los tienes” y ahí los llamo por teléfono, los invito a almorzar. Trato de que no me invada el miedo, es una sensación que no me gusta.
Dijiste que tienes dos hijos grandes y que confías en que se harían cargo de los chicos, eso tiene un mensaje intrínseco como de satisfacción de tarea cumplida, ¿sientes la satisfacción de haber hecho bien la pega con ellos?
Ay no, siempre me siento al debe, es como mi punto débil.
¿Por qué?
Porque los veo y los admiro profundamente. Me encantan los seres humanos que son, y sí, en alguna dimensión pienso que lo hice bastante bien en un montón de cosas, pero me gustaría volver atrás y darles mucho más tiempo, jugar más con ellos. Quizás eso tiene que ver con que ya crecieron y te da nostalgia el tiempo que ya pasó. Los veo y me acuerdo de mis propias batallas en esos momentos de mi vida. Yo fui mamá súper joven y cuando uno es joven es bien inconsciente en un montón de cosas. Uno va resolviendo y aprendiendo en la medida que pasa el tiempo. Yo fui una mamá presente, todo lo que pude, pero nunca es suficiente.
Pero ese es un tema de todas las mamás profesionales, el sentir que pudieron haber estado más…
Puede ser.
Son las 7 de la tarde, ¿qué estarías haciendo a esta hora en un día normal?
A esta hora estoy hace rato en mi casa, son los beneficios de hacer un programa temprano.
¡Pero sales al amanecer!
Sí, pero nunca tanto tampoco. No puedo llevar a mis hijos al colegio, por ejemplo, pero por las tardes hacemos tareas, hago deporte. Tengo una vida bien casera, me encanta estar en mi casa, es donde mejor estoy. Soy poco de vida social, menos ahora que me levanto temprano todos los días. En la semana soy súper casera, soy maniática del orden, hago hartas tareas caseras.
¿Cocinas?
No, me encantaría, pero la verdad le tengo respeto a la cocina, no me he dado el tiempo de sentarme y aprender. Siento que todavía no nos conocemos con la cocina, la veo de lejos, me cae bien, pero no, todavía no (ríe).
¿Algo que no te haya preguntado y me quieras contar?
No, nada, me preguntaste de todo; fue como una ida al terapeuta (ríe). #SARAH
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