Close

,

Dreams Karibana – Cartagena de Indias: 5 razones para elegir un “All Inclusive” en tu próximo destino

Por @ahorapinto

febrero 2025

Cartagena es una de las ciudades más lindas y mejor conservadas de Latinoamérica, es la puerta de entrada al cono sur, sirvió de inspiración a Gabriel García Márquez, y las murallas que la rodean envuelven un misticismo único… Lo que se dice de Cartagena de Indias es mucho, entonces fui a visitarla para comprobar qué tan maravillosa es la mítica ciudad amurallada. Y para que la estadía fuese perfecta, elegí el Hotel Dreams Karibana, y esta fue mi experiencia.

Se puede decir mucho de los hoteles con todo incluído, también existe mucho prejuicio en torno a ellos, y quizás en algún momento también los tuve. Pensaba, por ejemplo, que eran hoteles con piscinas llenas de niños gritando, o pensaba que un hotel “All Inclusive” debería elegirse solo cuando no se visita un destino en sí interesante, como para ir “solo al hotel” y encerrarse a descansar. ¿Qué pasó con mis prejuicios? En gran medida cambiaron, y hubo otros detalles que se reafirmaron. 

De viaje en Cartagena de Indias, Colombia, elegí Dreams Karibana —de la cadena Dreams— ubicado a la salida de la ciudad, lo cual ya sonaba bueno, pues estaba fuera de la clásica “zona hotelera” que tienen las grandes ciudades turísticas. ¿Mi antecedente? Había estado en el Dreams de Tulum (México) y quedé impresionado con lo diversa que es su oferta interna y con los detalles, por lo que elegir Karibana en mi viaje a Cartagena era, en cierto modo, una carta ganadora… o al menos no era una carta al azar. 

DESPERTAR FRENTE A UN CAMPO DE GOLF

Dreams Karibana Cartagena Golf & Spa Resort se sitúa en la salida norte de la ciudad, de camino a Barranquilla, y bueno, su nombre nos puede dar luces sobre todo lo que alberga este lugar: es un hotel, pero además es un spa, un campo de golf, un resort donde la entretención jamás falta y, sobre todo, es un hotel donde el lujo no descansa solo en la infraestructura, sino que tiene detallitos que convierten la experiencia en un lujo más bien sensitivo, inmersivo. 

Después de 30 minutos desde el aeropuerto llegamos al hotel, y el clima caribeño se deja sentir fuerte. ¡Claro!, estamos en Sudamérica, pero a Cartagena lo baña el mar Caribe, por ello al llegar son tan bien recibidas las toallitas refrescantes que nos ofrecieron en el lobby. Por diferencias en los horarios de los vuelos, llegamos al hotel algunas horas antes del horario de check-in, por lo que nos ofrecieron permanecer en un vip lounge de espera mientras nos entregaban la habitación; hasta ahí todo perfecto. El hotel se emplaza frente a un inmenso campo de golf, por lo tanto ese primer desayuno nos permitió observar con una calma envolvente el lugar.

“Dreams Resorts & Spas se comprometen a redefinir y elevar la experiencia del todo incluido”, señala el sitio oficial de Hyatt Inclusive Collection —cadena de la que forma parte— y mi primera impresión es que así es. El hotel cuenta con 268 habitaciones, lo que a mi juicio no lo convierten en un hotel gigante, por lo que uno de mis primeros mitos comienza a disiparse: en toda mi estadía no vi ninguna aglomeración en las zonas comunes, todo lo contrario, de espacios muy amplios, el hotel llama al relajo en un entorno que combina mar Caribe, hermosos jardines y un campo de golf. 

Una vez en la habitación, lo primero que puedo observar es el perfecto cuadro de ensueño que ofrece su ventanal: un campo de golf y de fondo el mar Caribe. Como cortesía nos hicieron llegar champaña, chocolates y fruta, y tras dejar maletas, nos dispusimos no solo a disfrutar el lugar sino a vivirlo. 

Dreams Karibana tiene cinco restaurantes, una gelatería, un gimnasio perfectamente equipado, varias piscinas —incluida una solo para niños—, una playa privada, algunas tiendas, un campo de golf, y un spa que es un verdadero lujo, y en esto seré muy reiterativo: es necesario ampliar el concepto de lujo, pues no se trata de una piscina de oro, sino una rodeada de árboles, en la que solo nadas tú (sí, el spa atiende solo con horas asignadas y estás prácticamente solo), y bajo el sol caribeño; a eso le llamo lujo. 

Adicionalmente, el hotel tiene todo lo que se puede esperar de un clásico All Inclusive: bar en la piscina, un restaurante buffet, bar abierto hasta muy tarde, y un nivel de atención y personalización digno de destacar. 

Si lo que se busca es extremar la personalización o la privacidad, también existen habitaciones con piscina privada —sí, una piscina solo para tu habitación—, y dos suites presidenciales que son una verdadera experiencia de viaje al cielo al que han accedido personalidades tan importantes como Shakira. Sí, conocí la presidencial, y me hubiese quedado a vivir ahí una vida entera. 

Pero a lo que vinimos… Después de varios días en Dreams Karibana, creo que tengo la sabiduría suficiente como para señalarte —con mucho conocimiento— cuáles son las 5 razones principales para elegir un All inclusive en tu próximo viaje. Ojo, esta recomendación no aplica solo a este hotel en particular, pero sí nace desde mi experiencia en él. 

¿POR QUÉ ELEGIR UN HOTEL ALL INCLUSIVE? HE AQUÍ MIS 5 RAZONES 

  1. NO NECESITAS HACER GRANDES PLANIFICACIONES DIARIAS

Porque las opciones son múltiples y están al alcance de tu mano, como el solo hecho de decidir almorzar y simplemente caminar a uno de los cinco restaurantes posibles, y si uno no coincide con tus horarios o búsqueda, simplemente vas a otro. Otro elemento a favor en este punto: un hotel All inclusive siempre tiene un panorama, un show en la noche, un evento particular, etcétera. 

  1. EXISTE UNA OFERTA INTERNA MUY DIVERSA 

Lo que se aplica no solo a restaurantes, sino a todo aquello que puedes hacer y vivir dentro del hotel: una tarde de piscina, deportes, playa privada, un almuerzo a la hora que desees, un business center por si quieres conectarte unos minutos con la realidad de tu país o trabajo. En el caso de Dreams Karibana, existe un restaurante con inspiración italiana que es un lujo, otro dedicado solo a comida marina, dos tipo buffet, uno instalado en medio de las piscinas en donde las hamburguesas son las reinas, y una gelatería a la que durante todo el día puedes ir por esa excusa dulce que tanto nos gusta a los chilenos. Ojo con sus helados artesanales, son un boom.

  1. EXISTE UN CLIMA DE RELAJO EN GENERAL 

¿Han sentido esa increíble sensación de “no tiempo”? Me refiero a que, instalados en un hotel con estas características, las horas, los límites, los plazos comienzan a desdibujarse, y quizás se explica también por la ausencia de pagos internos, al no tener que hacer pagos de tus comidas o accesos, quizás inconscientemente vamos relajando un poco la mente en todo sentido, y bueno… ¡es el Caribe! Lógicamente sentirás esa sensación, y algo que desde mi punto de vista incrementa esta sensación es el clima. Estando en Cartagena —o en el Caribe en general— los días inician muy temprano, hay calor desde las 7 a. m., por tanto, “la hora de playa” a la que estamos acostumbrados los chilenos no existe, pues toda hora es hora de playa.

  1. EL CLIENTE ES PERMANENTE, SE GENERAN RELACIONES

A diferencia de un hotel tradicional, en el que solo estás para dormir o permaneces menos horas, la relación con el personal es diferente, en varios días de estadía vas conociendo a las personas que te atienden, a los garzones, por ejemplo, y eso tiene que ver también con el desarrollo de la hospitalidad que ellos generan contigo, que se transforma en microrrelaciones. 

  1. NO ES MÁS CARO QUE UN HOTEL TRADICIONAL

Y este es probablemente uno de los mitos más instalados en las personas. Te invito a sacar calculadora y hacer el cruce de valores. Ojo, no hablo solo de los valores de alimentos y bebidas, pues en un viaje a un hotel tradicional también “gastas” tiempo en trasladarte a un restaurante, a un ícono turístico, a la playa, etcétera. 

FUERA DEL HOTEL: LA MARAVILLOSA CIUDAD DE CARTAGENA

Declarada Patrimonio Histórico de la Humanidad por la Unesco en 1984, esta ciudad colombiana de múltiples colores, callecitas empedradas y de pintorescas mujeres con frutas en la cabeza es probablemente uno de los destinos favoritos de América del Sur. 

¿En qué pensaba cuando escuchaba hablar de Cartagena? Lo primero que se me venía a la cabeza eran las escenas de transformación de Beatriz Pinzón Solano en este bello spot; sí, todos recordamos a “Betty la fea” viviendo su metamorfósis en las playas de la “Ciudad heroica”. Pero más allá de este dato anecdótico, se trata de uno de los destinos más visitados de Colombia, y es que mezcla muchos elementos importantes: está bañada por el mar Caribe, tiene una exquisita brisa que contrasta con el cálido clima, y además es una ciudad que te baña de cultura, historia y patrimonio.

Distante a un vuelo de hora y media desde Bogotá, Cartagena tiene esa cosa mágica que por momentos te hace deambular entre el presente y el pasado, y es que con una muy avanzada conciencia turística, la ciudad ha conservado con una mezcla de inteligencia comercial y singular nostalgia muchos detallitos que te hacen pensar que la recorres en otros tiempos.

¿Por qué es una ciudad amurallada? De seguro encontrarás por ahí un libro que te ilustre más que yo en temas históricos, pero básicamente se trata de una protección contra los ataques piratas. Hoy estas murallas que rodean el centro histórico son un ícono turístico impresionante que contrasta fuertemente con la nueva Cartagena, lugar de rascacielos y cemento. 

¿QUÉ MÁS HACER EN CARTAGENA DE INDIAS?

Es difícil resumirlo en pocas líneas, pero lo intentaré: maravíllate con su historia, para ello lo mejor es tomar un city tour, ojalá en una chiva (una micro chilena, pero sin ventanas, en la que va un guía contándote los hitos turísticos); come rico y come mucho, la gastronomía colombiana es deliciosa.

Te recomiendo además recorrer el barrio de Getsemaní al interior de la ciudad amurallada, y deléitate con su arquitectura, sus colores, su riqueza; tómate una foto con una de las mujeres de vestido blanco y frutas en la cabeza, es una postal obligada; maravíllate con las Islas Barú y del Rosario, puedes acceder a ellas en un tour de un día y disfrutar de sus aguas turquesas y arena blanca. ¡Y no te vayas a ir sin conocer el Castillo de San Felipe de Barajas!, un fuerte que data de 1657 y queda en una colina al centro de la ciudad. Las fotografías que puedes lograr desde ahí valdrán cada paso que diste para subir dicha colina, sí, se sube a pie, por lo que es muy importante llevar sombrero, bloqueador y agua; ¡cómpralos antes!, pues en el mismo lugar todo será más caro.