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El código Helhue: Los secretos de la abogada más histriónica de Chile

Por @ahorapinto y @palirosada

diciembre 2019

Casi 25 años ejerciendo la avalan; dice tener un 95 % de éxito en sus casos; prefiere defender a un culpable que a un inocente; trata ella misma con sus clientes y sus familiares y ostenta el título de ser “la abogada de los narcos”. Pero… ¡espere!, falta harto más… Helhue es además invitada estelar a cuanto programa de TV hay, y sus videos de instagram -que siempre parten con un “hoooola amigos”- tienen en promedio 170 mil visualizaciones. Como podrá ver, razones para interesarnos en esta atípica abogada ¡hay de sobra!

“¿Quién soy tú?”, me dice mientras espero sentado muy ordenado en la recepción de su despacho. ¡El periodista de Revista Sarah!, le dice una de sus asistentes; “ah, me vay a tener que esperar wachito, mira que estoy tapá de pega”, prosigue. Pero acto seguido me invita a pasar con ella a su oficina, pues asegura que si me quedo ahí estaría horas esperándola. Desde ese momento hasta que me subo a su auto, porque ofreció llevarme, deben haber pasado unas tres horas, unas tres entretenidas, reveladoras y muy curiosas horas en las que conocí a la popular “abogada de los narcos”.


Me tendrá que perdonar usted la infidencia, pero es un deber humano y social describir —aunque sea en parte— esta oficina tan particular. Pleno Paseo Huérfanos, una oficina en un oscuro y antiguo edificio; pero tras la puerta hay un mundo. La recepción es como una habitación de museo, lo que Helhue llama “adornos” (así los menciona en sus vídeos de Instagram) llenan la habitación, recuerdos de todos sus viajes adornan paredes y mesas. Luego, en su oficina personal, la fiesta continúa. No hay un centímetro de pared vacía y en su escritorio apenas cabe el computador y un gran cenicero, que se abren paso entre una colección de decenas de elefantes y recuerdos de diversos rincones del mundo.


Helhue Sukni (53) es algo así como una influencer en ascenso. Sus divertidos videos en redes sociales son tan exitosos como los bullados juicios que gana. Y es que la llamada “abogada de los narcos” tiene la imagen clásica de un ícono popular: camina al son de las múltiples pulseras que lleva en sus muñecas mientras da pasos imperiosos en el Centro de Justicia sobre tacones altísimos que a veces la hacen tambalear, pero jamás caer. La cartera de diseñador en una mano y en la otra, uno de sus tres celulares. Minifalda, animal print y manicura impecable sellan el look del éxito. Ese look que los chilenos admiramos con distancia, pero que idolatramos en secreto.

“Siempre hay que ser valiente y bondadosa”, reza en la descripción de su cuenta de Instagram —donde tiene más de 400.000 seguidores—, frase extraída de la película La Cenicienta, personaje que refleja a la perfección a una mujer que vive como princesa, aunque la sobrepasen las deudas, de las cuales se ríe un poco diciendo “la gente cree que soy rica, pero estoy entera endeudada”, sostiene. “Soy esforzada y he salido adelante sola, cuando me separé le dejé todo a mi marido, solo me llevé mi ropa”, cuenta con orgullo.

LEGALMENTE GLAMOROSA

Sukni se levanta a las 06:30 de la mañana para tomar un café con leche descremada sin lactosa y un jugo de naranja natural.  Se da mil vueltas, su nana la ayuda a elegir ropa: “Me cuesta vestirme sola, tengo esa maña desde chica”, señala. Luego carga sus celulares: dos para trabajar y uno personal. “Me voy con el pelo mojado casi todas las mañanas porque no alcanzo a secarlo”. Usa una aplicación para escoger las vías más expeditas, se maquilla en el camino, fuma un cigarro y habla con las abogadas de su staff. Así comienza el día de la defensora más carismática de Chile.

¿Qué llevas en la cartera?

El Código Procesal Penal, el Código Penal, la Ley de Drogas, la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente y la Ley de Armas. Mi block, mi estuche y mi perfume; me perfumo a cada rato porque fumo.

¿Eres fiel a un perfume?

No, me aplico perfume de acuerdo a la estación. Ahora estoy usando 212 VIP de Carolina Herrera, me lo compré cuando fui a Punta Cana. Viajo harto en el año porque me reviento trabajando. 

El mundo de los abogados es muy gris en general, imagino que tu colorida forma de ser ya es conocida, pero ¿cómo fue irrumpir en ese mundo con tus tacos y joyas?

Hace 20 años ninguna mujer usaba rojo, verde o amarillo; yo sí, era la única. Siempre anduve arreglada, en ese tiempo era soltera y la regalona de mi papá, él me compraba todo lo que le pedía, y eso que no era un gallo de plata, se sacaba la cresta trabajando.

¿Tuviste una infancia cómoda?

Sí, siempre vivimos en Las Condes y fuimos a buenos colegios. No conocía el centro de Santiago. Cuando entré a la Universidad Central en San Bernardo me quería morir, no tenía auto, somos cinco hermanos y a mi papá no le alcanzaba para comprarme uno. Así que me iba en bus y colectivo, y aprovechaba cada minuto para estudiar.

¿Matea?

Sí, pero me costaba porque memorizaba todo, entonces si se me olvidaba una palabra, cagaba.

¿La memoria es lo más importante para un abogado?

No creas, porque a los profesores les gustaba que uno entendiera. Pero sí había que aprender artículos y yo tengo una memoria salvaje.

EN SU LEY

Helhue comenzó su carrera en 1995, hizo la práctica en la Corporación de Asistencia Judicial y cuando obtuvo el título ya contaba con una cartera de 40 clientes, todos casos de robos con intimidación y en casas; estafas y uso malicioso de instrumento privado mercantil: “Hacían y deshacían con los cheques”, afirma. La profesional reconoce que se enamoró de este mundo, aunque no por fines económicos: “No pretendía hacerme millonaria, nunca lo he sido; vivo como rica, pero no soy rica, estoy endeudada hasta el cuello, debo como 500 millones de pesos”.

¿Cómo fue la experiencia de tu práctica? 

Bellísima, porque podía alegar en la corte, me encantaba, me sentía abogada y aún no lo era. Me dieron como 140 causas de las cuales 60 eran presos, me enfoqué en ellos, te juro que me quedaron solo unos cuatro que no pude sacar.

¿Cómo lo hiciste?

Alegué mucho. Mi jefe de aquel momento me llamó la atención, me dijo que no me dedicara solo a los presos, pero eran los que más me necesitaban, estaban privados de libertad.

¿Cuáles eran los delitos de esos presos?

En aquella época era 80 % robo y 20 % tráfico. Empecé defendiendo solo a mujeres por tráfico, era bien pilla porque les echaba la culpa a los hombres, entonces las sacaba rápido. Después comencé a defender hombres.

¿Eso determinó tu camino?

Sí, siempre me gustó defender gente. Luchaba por los derechos de mis compañeras del colegio y al final terminaba trasquilada porque yo daba la cara. Lo mismo con mis hermanos, soy la mayor y hasta el día de hoy tengo que ser como la mamá.

¿Cómo es defender a gente que sabes que no es inocente?

Prefiero defender a un culpable que a un inocente.

¿Por qué?

Porque el cargo de conciencia, la angustia y la desesperación de no haber podido sacar a un inocente es peor que sacar a un culpable. Si queda preso el culpable es “por su plata”, así se dice en este mundo, por su delito. 

¿Cómo fue para una mujer meterse en ese mundo?

Fue bien especial, cuando hice la práctica iba solo con mi argolla de matrimonio y una cadenita de oro, no con el anillo de brillantes que me regaló mi marido, el papá de mis tres niñitas. Me daba miedo, pensaba que me iban a robar. Después me di cuenta de que eran buena onda y empecé a usar mis joyas.

¿Cuándo te sentirte segura?

Cuando llevaba como dos meses, ya había varios afuera. Me gané el respeto de varios y empecé a estar más tranquila.

¿LA ABOGADA DE LOS NARCOS?

En 2012 Sukni protagonizó un reportaje que definió su imagen pública. El periodista Roberto Farías, profesor de una amiga de su hija mayor, estaba encantado con la imagen ostentosa e interesante carrera de la abogada. “Él me conocía por algunas cuñas que di en los medios. Así que me buscó para un reportaje en Revista Paula donde me pusieron ‘la abogada de los narcos’. Luego me llamaron de todos los canales”, recuerda.

¿A qué tipo de narco defiendes?

No existen los narcos en Chile, acá son traficantes y microtraficantes. El narco es el sujeto que hace la droga, aquí no se hace droga, solo se importa y distribuye. Tuve el juicio oral de Francesco Bandi, el líder de la mafia calabresa, eran como 10 tipos que enviaban droga boliviana a través del aeropuerto a Europa.

¿Cómo resultó?

Me lucí. Le dieron cinco años, y cinco años era bueno para los 25 que estaban pidiendo, después se fue expulsado.

¿Cuál es el porcentaje de éxito en tus casos?

De 95 % a 98 %.

¿Mucha gente quiere que la defiendas?

Sí, tengo una fundación, Sukni. Atiendo a mucha gente gratis porque me dan pena o la mayoría simplemente no paga. Yo trato de ir a las causas más importantes, las audiencias más difíciles.

¿Cómo empezaste a defender a traficantes?

Porque fue aumentando el tráfico en Chile, muchos ladrones soltaron las pistolas y agarraron las pesas.

¿Por qué la gente se mete al mundo del tráfico?

Creo que siguen a las personas que admiran. Uno siempre tiene un patrón de vida, yo copio mucho a mi madre, que anda siempre llena de joyas, y a mi padre, que era bondadoso. Creo que miran a sus papás, sus tíos, su entorno; es el ejemplo a seguir que tienen. Y por otro lado, no hay educación en este país.

Desde tu punto de vista, ¿vender marihuana no es tan terrible?

No, no encuentro que sea tan terrible, pero las penas son altas y la de los robos también.

¿Por qué te va tan bien?

Soy trabajadora, estudiosa, busco la quinta pata al gato. Cuando estoy sentada atrás de una audiencia y escucho que un defensor público o privado dice algo sobre una ley, anoto y mando un WhatsApp a las chicas para que investiguen. He sacado a gente que está prácticamente aniquilada, o al menos les bajé la pena porque no siempre los puedo liberar. 

¿Tus pares te han criticado por los casos que defiendes?

Ahora están todos defendiendo tráfico, antes no lo hacían porque les daba miedo, hoy les da lo mismo.

Pero ser abogado en esencia es defender a delincuentes, ¿no?

Depende, hay abogados que no lo hacen y otros que sí.

¿Qué respuesta le das al gremio que te acusa de falta de ética? 

No les presto atención, ven la paja en el ojo ajeno. En el fondo ellos saben que hago un trabajo absolutamente legítimo. En la Defensoría Penal Pública hay un tremendo letrero a mano derecha, entrando al Centro de Justicia que dice: “Sin defensa no hay justicia”.

Maquillaje & Hairstyle: @antozuaznabar.cl

Dirección: @luisynilo