El regreso de “The Voice” a la televisión chilena trajo consigo el recambio de talentos musicales en el espectáculo, y es ahí donde Erika Vanss encontró su espacio. La relacionadora pública hizo voltear a Beto Cuevas de la silla y lo retó a cantar “El duelo” —el mítico single de “La Ley”— con ella, en uno de los momentos más épicos y recordados del programa. Nacida en el seno de una familia musical, la intérprete creció entre melodías y composiciones folclóricas. Sus tíos eran conocidos en Vallenar por avivar las ramadas, y con el tiempo conformaron diferentes agrupaciones.

NACE UNA ESTRELLA

Por las venas de Erika corre el talento heredado de “Calichal”, ganadores del Festival de Viña del Mar en 1985 con la “Reina del Tamarugal”; los sonidos andinos de “Grupo Sol Naciente”, y el jazz de la banda “Motete”. “Desde muy niña me tocaba presentarme frente a la familia, en las fiestas. Descubrí que me apasionaba tener la atención, que me miraran hacer algo bien”, confiesa.

En una entrevista anterior con Sarah contaste que al igual que tu familia, tenías planes de representar a Chile en el Festival de Viña del Mar, ¿aún sigue ese sueño?

Aún está vigente, es mi próximo proyecto, voy a postular mis canciones al festival y si no quedan, voy a seguir haciendo música para postular al año siguiente, y así. Es un sueño por mi familia, para darles la dicha de ver a uno de los suyos de nuevo en el festival, y ganar, obviamente.

COMO UN DIAMANTE

Vanss estrenó la canción “Canto” en 2021, una emotiva pieza musical donde revela cómo había abandonado su pasión para priorizar otros planes que se presentaron en su camino. “Pospuse la música porque formé familia”, reconoce la artista. “Canté desde niña, pero nunca me planteé hacerlo de forma profesional. Tenía problemas de confianza. Nunca creí que era lo suficientemente buena”.

¿Qué te cuestionabas en esos momentos?

El qué dirán. Por ejemplo, si salía en un programa de TV, no estaba preparada para los comentarios negativos; si no gustaba, si mi familia no me apoya del todo, si a mis hijas les da vergüenza… Pensaba mucho en el futuro, y eso me hacía vivir con cierto grado de ansiedad.

Y ¿cómo dejaste estos temores atrás?

La música me ayudó, me hizo recordar quién soy y para qué soy buena. Es una bendición darte cuenta para qué eres buena y poder dedicarte a eso.

Háblame de tu nuevo sencillo, “Diamante negro”.

Los diamantes se pulen bajo presión, que fue lo que me pasó en la vida. No ha sido nada fácil, pero me gusta que no sea fácil, entonces “Diamante negro” habla de tener una vida libre, sin ataduras de ningún tipo. Es una canción más sensual, una salsa.

Tus canciones son súper personales.

Me gusta que las letras tengan un sentido, creo que mi vida es muy divertida, me pasan muchas cosas anecdóticas, y me gusta que mis letras hablen de esos momentos. Me gusta hablar de empoderamiento, del crecimiento, del perdón, de la compasión, de la coquetería, de la sensualidad, y del ser inalcanzable.

¿Estás explorando diferentes estilos dentro de la música latina?

Sí, estoy haciendo un EP alterlatino. Me muevo por toda la música latinoamericana: tengo un bolero, folclor, salsa, bachata. No me gusta encasillarme en un solo estilo. Tengo una canción con Neven Ilic, que es mi productor, y una conversación pendiente con Américo. Estoy esperando que acepte una colaboración, así es que esto le va a poner la soga al cuello (ríe).

THE VOICE

Cuando le llegó la propuesta de casting, solo sabía que se trataba de un programa de talentos. Postuló, quedó y se vio inmersa en un mundo maravilloso que le permitiría desarrollar su pasión y aprender lo que más pudiera. Sin embargo, eso sería en medio del caos y el estrés característicos de una competencia. “Mi mayor aprendizaje en ‘The Voice’ es que puedo con todo, pero no con todo al mismo tiempo”, sentencia.

¿Con qué sientes que no pudiste?

No pude aprovechar al máximo el espacio que me dio el programa. Me faltó tiempo para ensayar. Las canciones te las daban de un día para otro. Tenía mucha presión.

¿Cuál fue tu presentación más compleja?

Cuando canté “Todos juntos” de “Los Jaivas”, porque me mandaron una versión rock, un estilo nuevo para mí, y me equivoqué en la cuarta estrofa. Quizás el público no lo notó. Quizás ni Beto se dio cuenta, pero yo me acusé físicamente, porque todo comunica.

¿No diste tu 100 % en el programa?

Di mi 50 %. Mis nervios me jugaron muy en contra. Jamás pensé que me iba a poner tan nerviosa y fue porque me estaba exigiendo mucho.

Viniendo de una familia musical, ¿este fue tu primer acercamiento a la TV?

Fue mi primer todo. Y la competencia me pone un poquito ansiosa. Todos éramos muy talentosos, todos merecíamos ganar, y son factores mínimos los que te hacen seguir avanzando. No lo disfruté tanto como me hubiese gustado, pero sí lo agradezco un montón.

¿Lo volverías a hacer?

Sí, totalmente, pero ahora iría a ganar. Me encantaría entrar a un reality. Si vuelven a hacer algo como “Protagonistas de la música” voy a postular. Dejo todo resuelto afuera y me meto de cabeza, porque es una escuela. Por más que seas artista de toda la vida, necesitas ir puliendo para mejorar.

SIN DOLOR NO TE HACES FELIZ

¿Cómo te ayudó Beto en tu carrera?

Beto es una persona súper generosa, se ha portado increíble hasta el día de hoy. Él me ofreció su ayuda sincera. Tengo que llamarlo más, pedirle consejos. Va a ser mi padrino y mentor de ahora en adelante. Y amaría trabajar con él, ¡con locura! Es uno de los artistas masculinos con los que me gustaría colaborar.

¿Cómo fue tu relación con las otras coaches, Yuri y Cami?

Fue… escueta (ríe). No tuve ningún tipo de relación con ellas. Cada coach se centraba en su equipo y tenían muchas actividades independientes. Sin embargo, sus comentarios hacia mí siempre fueron constructivos y generosos. Destacaron mucho mi capacidad interpretativa. Me gustó cuando Yuri dijo que feliz cantaba un dúo conmigo; y Cami hizo mención sobre mi timbre de voz, que la llevaba hacia lo antiguo, como una diva. Fueron muy amables siempre.

¿Qué te parecen las polémicas que generó el programa?

La gente estaba muy pendiente de lo que estaba pasando con los participantes. Muchas veces leí que yo era la favorita de Beto, y en el momento en el que él decide mi salida, la gente quedó sorprendida, porque finalmente tu desempeño influye en la decisión final. Yo conversé con Beto, y quizás no estaba entre las que podían irse, pero fue un cúmulo de situaciones que determinaron mi salida. Las directrices del programa son un secreto que pocos conocen.

Serás recordada como la participante “puntuda” que cantó “El duelo” con Beto luego de la audición a ciegas. Teniendo ese antecedente, ¿qué sentías cuando leías los comentarios que acusaban favoritismo?

¡Me encantó esa audición a ciegas! (ríe). Pero nunca me sentí la favorita, y me pregunté mucho por qué la gente pensaba eso. Escuché comentarios del tipo: “Beto la elige porque es bonita”. Se desmerece mucho el talento cuando llamas la atención físicamente. No sé si eso les pasa a los hombres.

UNA DIVA GLAMOROSA

Erika siempre destacó por el glamour a la antigua que emanaba de cada célula de su cuerpo. Como una diva latina de la envergadura de Myriam Hernández, con quien se le comparó en un sinfín de oportunidades. “Muchas personas me lo han dicho, creo que tengo algunos de sus gestos. Ella me encanta, es una mujer estupenda, se mantiene increíble, es un referente femenino nacional y me siento completamente alagada”.

Hablando de tus referentes, ¿qué otras mujeres están en esa lista?

Me gusta mucho la música latinoamericana y española. Artistas como la Paloma San Basilio, la Isabel Pantoja; Soledad, de Argentina; Gloria Estefan, siempre fueron un referente para mí. Eva Ayllón de Perú, Palmenia Pizarro de acá. Siempre me gustaron las divas clásicas.

La mayoría de ellas destacan por su look maximalista y opulento, tú misma vestías con mucho brillo en la competencia, ¿preparaste tus propios outfits?

¡Sí! Pese a que el canal te ofrecía ayuda, cuando comuniqué a mis cercanos que iba a participar, mis amigos diseñadores me dijeron que querían vestirme, entonces todos los trajes que mostré fueron de Bernardo Santander y Homero Sote, tremendos diseñadores nacionales que se portaron un siete conmigo.

¿Cuál es tu mayor sueño?, musicalmente hablando.

(Piensa). Creo que el sueño de todo artista es que mucha gente escuche tu música, y si eso conlleva pisar grandes escenarios, llenar estadios; por supuesto que sería maravilloso. Quizás, el día de mañana ganar un Grammy Latino… Pero por lo pronto, ganar el Festival de Viña. Si me lo propongo, lo logro.

Mirando hacia atrás, ¿te arrepientes de algo?

Creo que los tiempos son perfectos. Antes mi vida era muy excesiva. Si hubiese sido artista a los 20, sería todo tan distinto… Creo que lo hice bien: estudié, hice un diplomado, un magíster, me casé, formé familia; y todo eso me permitió madurar y conocerme. Ahora, con 35 años, puedo dedicarme 100 % a lo que me apasiona. Así que no me arrepiento de nada. #SARAH

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