Tenía 12 años y un micrófono en la mano; estaba en un gran gimnasio en alguna comuna de Santiago, y había miles de personas. La pequeña Nicole tenía miedo. Se enfrentaba por primera vez a una presentación en vivo, y su participación era nada más y nada menos que teloneando a una de sus bandas favoritas de la época: Los Prisioneros. Con muchos nervios le dice a su madre —en un análisis digno de alguien varios años mayor— que sentía que la gente que estaba en ese lugar esperaba a Los Prisioneros con sus “Corazones rotos” y su “Voz de los 80”; no eran un público para una niña de 12 que cantaba sobre el primer amor.
Sin disminuir sus nervios, y armada de un profesionalismo inaudito para una niña, subió a ese escenario a cantar “Tal vez me estoy enamorando”, canción que miles de personas corearon junto a ella. Hoy, a más de treinta años de ese concierto, Nicole lo recuerda como uno de los momentos más hermosos de su carrera y de su vida. Rememora ese momento y se emociona con la energía de una mujer que vive y respira música. Ella es Nicole, la niña a la que vimos crecer con un micrófono y una guitarra en las manos y que marcó el camino que hoy siguen varias “popstar” chilenas. Ella es la dueña de la voz femenina de la playlist del pop-rock chileno, nuestra Nicole.
UNA NIÑA SIN GAMULÁN
Al leer su nombre lo más probable es que corees en tu cabeza frases como: “tanto tiempo te esperé sentada aquí, que ya el invierno me alcanzó sin gamulán, será por eso que hoy estamos aquí, no hay nadie más que tú y yo…”. Y es que en general los artistas tienen ciertos íconos musicales que se instalan como una suerte de “hilo rojo” entre ellos y su público. Pasa con los actores de quienes siempre son recordados por un personaje, y sucede, por cierto, con los cantantes de quienes siempre recordamos mayormente un éxito. En el caso de Nicole, aunque pasen mil años, siempre seguiremos cantando —y amando— “Sin gamulán”. Y para quienes crecieron con ella, su primer hit nacional “Tal vez me estoy enamorando”.
Tienes hits que son parte de la cultura pop y que todo Chile canta, y me imagino que te las siguen pidiendo en cada presentación; ¿cómo es tu relación con “Sin gamulán”, “Dame luz” o “Tal vez me estoy enamorando”?, ¿te aburren un poco?
No… (ríe). La verdad son hitos súper importantes para mí. “Tal vez me estoy enamorando” fue entrar en el mundo profesional de la música y para mí cada disco, cada etapa son atesorados. Con cada canción me acuerdo de la etapa que vivía. En ese disco yo me iba después del colegio a contarles mis historias a los compositores y todas las canciones están hechas en base a mi historia. A pesar de que no las escribí, reflejan lo que estaba viviendo en ese momento en que iba con los libros del colegio a ensayar, y después a las tocatas, y después a estudiar. Recuerdo a mi mamá también acompañándome en todas, con los temores que ahora que soy mamá entiendo. Recuerdo mucho todo lo que vivía y sentía en ese tiempo, y con “Sin gamulán” lo mismo, porque ese disco representa mi decisión ya consciente de dedicarme a la música con todos los pros y contras, como la exposición pública, por ejemplo. Esa etapa de “Esperando nada” (segundo disco) fue la etapa de salir del colegio y enfrentarme a la vida adulta, entonces que me pidan “Tal vez me estoy enamorando” o “Dame luz” significa que mucha gente ha crecido conmigo y mi música y eso para mí es súper valioso.
Me dices que el disco “Esperando nada” fue tu decisión completamente, ya tenías 18 años, pero ¿existió también tu propia decisión en el inicio de tu carrera con 12 años? ¿Estabas jugando o sabías que estabas trabajando? Te pregunto porque hay muchos ejemplos de niños talentosos en el mundo artístico que luego no terminan bien…
Yo tuve la suerte de tener una familia con padres súper protectores. Al principio para mí, como toda niña, el cantar era un juego. Tenía ganas, me gustaba mucho. Tenemos mucho registro de videos desde que yo tenía tres años y claro, hablaba más o menos, pero ya estaba cantando, entonces había algo personal que venía conmigo. Lo importante era entender que había una responsabilidad. Aprendí a muy temprana edad que yo no podía decir en el mismo momento o de un día para otro “no quiero cantar, quiero ir a un cumpleaños”. Siempre entendí que si no quería algo no lo hacía, pero tenía que ser con tiempo, y así no comprometía a la gente. Siempre hubo una conversación abierta, sana, protectora, cariñosa. Y yo siempre dije “sí, quiero”. Hasta que un día dije que no quería cantar más. Eso fue como a los 14 años, y le dije a mis viejos que el disco “Me estoy enamorando” ya no me representaba. Imagínate, tenía 15 años y las letras las sentía muy de niña, y ya quería componer. Les dije que quería parar de cantar, de hacer conciertos y ver si aprendía a componer, a hacer nuevas canciones, y eso fue lo que hice. Paré, y estuve de los 15 a los 17 años componiendo con amigos músicos.
Entonces nunca te fuiste de la música…
Exactamente. Dejé de ir a programas o de ir a conciertos, pero me dediqué a descubrir si quería realmente seguir cantando o no, porque me di cuenta de que era algo muy serio. Pero nunca viví eso de sentirme obligada, jamás pasé tampoco una situación de abuso, siempre estaba con mi madre, y con Claudio Riquelme, que fue mi primer manager, y me cuidaban mucho.
¿Viste situaciones de abuso?
Mira, me lo han preguntado muchos a propósito del feminismo, pero yo nunca viví situaciones de abuso, a pesar de que era un medio súper machista, o más que machista, un mundo de adultos, y yo era la única niña en el medio artístico. Ese era mi problema, que me escucharan siendo niña. Tuve que aprender muy chica a hacerme respetar.
Hoy como madre, teniendo tu propia experiencia, ¿apoyarías una carrera artística temprana de alguno de tus hijos?
Por supuesto que sí. Si ellos realmente quieren ser músicos o artistas, nosotros los vamos a apoyar. Sea lo que sea que elijan. Sí creo que hay que estar muy atentos, por ejemplo, cuando eran más bebés o muy chicos, nos pidieron varias veces hacer comerciales o campañas, y con Sergio decidimos que cuando ellos tuvieran conciencia de decidir si querían hacer algo de ese tipo, ahí sí, pero antes no. León toca batería, la Celeste está estudiando piano, les gusta…
O sea que hay semilla artística en la familia.
Todo el mundo tiene una semilla artística que se puede desarrollar, y saber música ayuda mucho al desarrollo intelectual, y a la parte emocional y social también. Cuando uno canta o toca un instrumento, nunca se siente solo, y eso es muy importante para la vida. La música es una súper compañera en la soledad, en la incertidumbre, entonces siempre les digo que es bueno saber algo de música. Pero no porque nosotros seamos músicos ellos tienen que serlo también. Intentamos que disfruten la música porque sí. No queremos que sientan la presión de ser tan buenos como los papás. Queremos que sean libres y que vayan descubriendo sus propios talentos, que busquen la pasión, porque en un mundo como el de hoy el ser exitoso es muy confuso. El éxito viene de una pasión bien desarrollada.
A propósito del éxito, hoy se mide mucho o se compara con lo que hacemos en redes sociales, ¿cómo te llevas tú con Instagram, por ejemplo?
Siempre lo relaciono más que con mi vida, con mi trabajo, entonces cuando tengo más que mostrar, estoy más activa. Me relaciono bien, pero hay momentos en que no poseo nada, y sé que eso no es bueno. Me cuesta a veces estar mostrando situaciones más cotidianas. Atesoro los momentos más privados. En ese sentido Sergio (Lagos) postea más cosas con los niños, pero León, por ejemplo, hace rato que nos pidió que no posteáramos cosas de él.
UNA ESTRELLA DEL VHS A TIKTOK
A propósito de la inmediatez de la información que generan las redes sociales, hoy un artista tiene posibilidades que en la década del 90 no existían, y por lo mismo las opciones se multiplican. Quizás por ello es tan valeroso que Nicole haya construido una carrera tan exitosa en tiempos sin Instagram y que incluso haya sido fichada por un sello internacional de propiedad de Madonna.
Desde tu experiencia, ¿cómo observas y qué te parecen los actuales fenómenos femeninos del pop, como Princesa Alba, Soulfía y tantas artistas tan power que hoy existen?
¡Me encanta! Hay mucho talento, muchas voces y líricas distintas, con intenciones, con estética. Me parece muy interesante. Yo misma cuando partí admiraba a muchas mujeres como Cecilia, a Miriam, Palmenia, a Violeta obviamente, y bueno, tantas mujeres que también estaban en la escena en ese momento y de alguna manera yo las admiraba. Y hoy me pasa que varias chicas me han dicho que cuando me veían desde muy niña en la tele, pensaban “por qué yo no lo puedo lograr”, y eso también me enorgullece mucho, porque hoy la escena musical femenina es realmente importante y diversa. Creo que la música refleja lo que estamos viviendo como sociedad y me encanta lo que pasa. Llevo quince años siendo una artista independiente y herramientas como las redes sociales son muy importantes para hacer que la gente te conozca.
¿Se siente como un poco de envidia sana por las oportunidades de comunicación que hoy existen con relación a cuando tú empezaste?
Yo no lo llamaría envidia, porque la envidia tiene una connotación negativa y siento todo lo contrario, pero sí tuve otras situaciones. Siempre me pongo a pensar en cuando me fui a vivir a México y Estados Unidos y la gente acá no supo todo lo que yo hice allá, y me pasaron muchas cosas interesantes que no se publicaban acá. Tampoco era de las personas que llamaban a los medios o mandaban los VHS; no existía la instantaneidad. Hoy acabo de ver en Tiktok —¡porque recién estoy metiéndome en Tiktok!— y vi una publicación de alguien de cuando yo canté con Chicago en el Radio City Hall, y el grupo Chicago me eligió para cantar “If you leave me now” con ellos, y eso fue súper heavy, y lo vi posteado ahora, y probablemente en ese tiempo había gente que pensaba “¿en qué estará Nicole?” y no tenían idea. En ese sentido pienso en lo bueno que hubiese sido tener esta instantaneidad que existe hoy.
Hablando de fenómenos de hoy, está el escenario del pop, pero por otra parte también está el boom del género urbano en el que hay varios chilenos que la rompen a nivel internacional. ¿Qué te parece lo que hoy están haciendo figuras como Pailita, por ejemplo?
Yo creo que todas las generaciones han tenido estilos o propuestas musicales que reflejan lo que se vive, y me parece muy bien. Mi generación escuchaba otras cosas. Sin embargo, el mundo musical es muy amplio, y así como el trap y el reggaetón —que es lo más masivo— hay muchos estilos que escucha la gente joven y es muy interesante que de esos estilos salgan artistas con propuestas líricas reveladoras. Claramente en el trap hay líricas de artistas que son más deslenguadas sin algún sentido específico, y hay otros que sí reflejan lo que está sucediendo, y en ese sentido creo que vetar no es bueno. Así como ahora hay letras que te pueden incomodar, también en el rock de los años 50 también había gente diciendo cosas que incomodaban y a veces es buena la diversidad.
¿Algún artista chileno urbano con quien te gustaría colaborar?
Ya hice una colaboración con Ceaese, me gusta lo que hace, su propuesta sonora. Lo conocí en el estudio donde él también trabaja, y donde yo grabé mi disco nuevo y nos encontramos muchas veces. También me gusta DrefQuila. A Flor de Rap la encuentro seca, y así siempre estoy observando.
¿Si los estilos musicales fueran planetas, Nicole viviría en el planeta Rock o en el planeta Pop?
Nunca viví en ninguno de los dos. De hecho, los “críticos de la épica” me criticaban precisamente eso. Cuando sacamos “Sueños en tránsito”, que era un disco más electrónico, la gente esperaba algo similar al anterior, y yo siempre entendí que la música podía ser una fusión de elementos, y cuando llamé a Gustavo Cerati para que produjera este disco, bueno, yo amaba Soda Stereo, y lo admiraba a él, sobre todo esto de no ponerse límites. Por suerte hoy la gente es más abierta, más abierta con el pop también que antes era como mal mirado…
Los músicos lo prejuzgaban mucho, ¿no?
Es que antes había mucho más prejuicio, por eso me gusta lo que está pasando ahora. Hay más gente que se atreve a hacer proyectos nuevos. Los chilenos somos prejuiciosos, medios “snob”. Me acuerdo de cuando se hablaba mucho de La Ley y Los Tres, que ambas eran bandas totalmente distintas y muy buenas, pero como La ley era como un poco más estético, no era tan profundo decían, pero eran cosas distintas. Hoy la gente entiende que la estética también es parte de un proyecto artístico musical.
Nicole, hiciste en los 90 varias cosas que hoy son normales, como salir de Chile, firmar con un sello internacional, cambiar de estilos entre un disco y otro, pero tú lo hiciste veinte o treinta años antes. Si hoy miramos hacia atrás tu carrera, ¿te sientes como una generadora de caminos para artistas más nuevos?
A través de lo que me dicen otros músicos cantantes, podría sentirme orgullosa de abrir caminos para otras cantantes que hay ahora. Y si mi camino inspiró a otra gente, es algo de lo que me enorgullezco, y me hace pensar que el recorrido casi siempre es más importante que llegar a la meta.
En algún momento dijiste que en Chile al pop se le consideraba basura, ¿cambió ese pensamiento o cambiaron los chilenos?
¡Cambió el mundo! Hoy somos más abiertos a todo, y sin duda también cambiamos los chilenos.
VIÑA DEL MAR Y UNA PROFETA EN SU TIERRA
Nicole es música. Habla con pasión sobre la música y, por cierto, su cuenta de Instagram es @nicolemusica, por ello es que, cuando le preguntamos por su mejor momento musical, nos relató un par de conciertos épicos, y luego la grabación de un disco, y luego otro, y luego otro disco, y así…. Al parecer ama cada hito de su exitoso camino como artista. Pero hubo un momento en que el ritmo acelerado de éxitos descendió, y fue cuando comenzó a hablarnos sobre el Festival de Viña, el mayor escenario de Chile y Latinoamérica y que tiene la capacidad de hacer despegar o aterrizar —a la fuerza— a un artista.
Fuiste al Festival con solo 19 años, ¿cómo fue esa experiencia?
El Festival de Viña es súper importante para mí. Fui la primera vez el año 96. Fue la época en que no entregaban antorcha, solo entregaban un galardón. Era bien fome. “El monstruo” no tenía mucha participación, entonces para un artista era como más relajado. Estaba muy nerviosa, pero contenta. La gente cantó conmigo, y no me dieron el galardón. Nunca supe qué pasó, pero hubo una equivocación. Y los periodistas especulaban como que me había ido mal, que no hubo rating. Y recuerdo que mi mamá me decía “tranquila, vas a volver y te van a dar todos los premios” y fue súper bonito y se vio empañado por esto. Pero el 2015 volví a cantar por segunda vez, y mi mamá siempre me decía que iba a estar conmigo cuando me entregaran todas las antorchas y todas las gaviotas.
Y así fue…
Fue así, pero mi mamá ya no estaba conmigo. Mi mamá falleció el 2011 de cáncer. Fue muy heavy porque cuando me estaba presentando, estaba esta brisa marina como fría, yo estaba súper nerviosa y hablo con mi mamá justo antes de salir. Estaba con la guitarra y digo “mamá, ¿estai conmigo?” y sentí como un calor que me envolvió. Sentí como si mi vieja estuviera conmigo y salí súper tranquila. Abrí el show con la guitarra sola, muy acústica, sin parafernalia, y me sentí súper acompañada por mi mamá. Por eso para mí es tan importante el festival del 2015.
Hablamos de buenos momentos, pero también hay malos. ¿Qué momento ha sido tan malo que lo borrarías?
Ninguno. Si bien cuando Maverick cerró yo tenía un contrato súper interesante con ellos por cinco años, y en parte por la piratería y la irrupción de Napster (considerado el primer servicio de misiva online) se cerró el área latina del sello, y me quedé solo con un disco de los cinco que iba a grabar. En ese momento se quiebra un poco mi ilusión de poder crecer, pero dije “‘filo’, vamos a seguir haciendo música” y armé mi propio sello y hasta el día de hoy saco mis discos por ahí. Pero sí, me golpeó, me dio pena, pero aprendí a tener una garra que no tenía antes.
¿Te costó levantarte en términos anímicos?
De alguna manera, pero Maverick me enseñó hartas cosas y comprendí que no era imposible trabajar desde una vereda independiente. Me golpeó, pero no fue tan largo el golpe, y me dio el impulso. De hecho, el disco APT lo hice en mi departamento. Luego lo mezclé en Granada, España, y se masterizó en Londres. Entonces ese disco es como mi gran orgullo, porque salió de forma independiente que suena increíble y ahí sentí que podía continuar igual. Fue muy revelador para mí.
Hablando de tus discos, tu nuevo trabajo se llama Claroscuro, lo que me hace pensar en día y noche, en altibajos, y ya me hablaste de momentos duros en lo musical, pero para ti como persona, ¿cuáles han sido los momentos oscuros?
Varios. Como toda persona en la vida se te van presentando distintas cosas. La muerte de mi madre fue uno de los momentos más duros que he tenido, porque fue muy repentino, y por la relación que tenía con mi madre, ya que éramos muy cercanas. Y varias otras cosas como desilusiones, inseguridades personales, momentos de pareja complejos; pero en general estas situaciones te abren nuevos mundos, te hacen crecer. El ego se te va al suelo, pero vuelves a renacer, y en mi caso tengo la salida de poder escribir canciones. Me ha pasado muchas veces que he dicho que estoy escribiendo sobre una situación que observo, pero después me doy cuenta de que es muy personal.
PERDONAR, AVANZAR Y LUCHAR POR AMOR
Hay una situación con Sergio, tu marido, después de tu matrimonio, que fue súper bullada, y para una persona como tú que siempre mantuviste tu vida personal muy reservada debe haber sido muy compleja. ¿Cómo se siente de repente verte en titulares de farándula que hablan de infidelidad?
¡Uf!, fue súper difícil, súper complejo, súper triste, pero también me di cuenta de que cuando el amor es real y es grande, uno puede perdonar, uno puede luchar por el amor.
¿Perdonaste?
Sí. Cuesta mucho, pero sí, y me sentí una persona que también creció internamente y creo en el amor. Creo que uno no se encuentra en la vida con muchas personas con las que conectamos realmente. También creo que uno no es perfecto y que los errores no te definen como persona. Cada uno tiene sus visiones y decisiones dependiendo de lo que esté viviendo. No hay una forma, no hay solamente un camino en estas situaciones tan complejas. Fue difícil a nivel personal, a nivel de pareja, y encima no era solo un tema complejo a nivel familiar, también la gente opinaba, no solo por mí, sino por mis hijos, que era lo que más me complicaba en términos de exposición. La gente habla mucho sin saber detalles, y el riesgo de que tus hijos pudieran ser abordados por una situación que no comprenden te genera aprendizajes, y a nosotros como pareja nos hizo ser más fuertes y ser lo que somos hoy día después de tantos años.
¿Se conversan o se negocian estos perdones, Nicole?, ¿se establecen reglas de cómo cerrar el tema?
No es tan simple; no es una negociación, es mucho más profundo, y cada pareja tiene maneras distintas de solucionar. Pero definitivamente no lo siento como una negociación, es el amor el que prevalece y los compromisos profundos que existen. Definitivamente fueron muchos años de luchar por ese amor, y de entender que tenemos un vínculo muy profundo.
Qué bonito lo que dices, lo de abrir tanto tu corazón que finalmente se abre tu mente, tu familia, tu casa…
Sí, totalmente, tuve que abrir mi corazón, mi casa y todo.
Hablemos de tu casa. ¿Cómo se lleva una casa con dos rockstars en ella? Imagino que hay horarios súper extremos entre grabaciones, shows en vivo, etcétera. ¿Les queda tiempo para desayunar juntos los domingos, por ejemplo?
Tenemos horarios y viajes y cosas que a veces no nos permiten estar juntos, pero luchamos por esos momentos. Somos de desayunar juntos, de almorzar todas las veces que podamos. Somos el tipo de familia que se sienta a conversar cómo va a ir el día del otro. Somos súper caseros porque nuestras pegas implican viajar, ir y volver, entonces nos gusta cuando estamos en casa con los niños, y sus tareas y los talleres. Somos como los “papás uber”, vamos a todas partes con ellos.
Eres la mamá que se levanta temprano y prepara colaciones…
Sí, todo eso. Tenemos una ayuda increíble que es Marlén, que es familia. La conozco desde que yo era muy niña y ella es esencial.
Te vimos hace poco en Rojo, te hemos visto siendo jurado de programas de talentos, y siempre muy vinculada a la TV; ¿te seduce la idea de conducir oficialmente un programa?
Sí, y tuve la oportunidad de conducir un programa en Vía X con Vero Calabi; también trabajé en radio entrevistando a músicos, también en la Radio Paula; estuve seis años en “Mi nombre es”, y luego en “The Voice”. Fueron años muy bacanes.
¿Pero te ves conduciendo un estelar?
No sé, creo que no, pero me llamaron una vez a reemplazar a Tonka en el matinal, y fue súper heavy. Lo acepté como un desafío de un mes, y el ritmo de un matinal es muy intenso. Tienes información, contingencia en la mañana, y después cocinar y después la moda, y reírse y bailar, y la historia difícil de alguien. Fue un súper desafío que lo atesoro. Después me ofrecieron animar otro matinal de otro canal, pero ahí dije que no. Cada proyecto tiene su tiempo y su intensidad y siempre mi prioridad ha sido la música. Mi proyecto personal requería de mucho tiempo y hay que saber elegir.
Siempre has elegido la música entonces…
Sí, y así va a seguir siendo. En la televisión siempre he sentido que si puedo aportar algo en lo musical, siempre lo consideraré.
Háblame de Claroscuro, tu nuevo disco…
Cuando empecé a ver las letras que tenía, todas tenían que ver con la existencia de un momento luminoso y otro oscuro, y de alguna manera es lo que estamos viviendo hoy, la luz y la oscuridad. Pero no se contraponen, porque cuando valoras la luz es cuando has vivido momentos oscuros, y este disco habla mucho de eso, de cuando vives momentos complejos que te generan quiebres, y de la luz que emana de lo oscuro.
Un disco súper personal, por lo que veo.
Sí, pero también habla de lo que siento que ha pasado estos años, que para nosotros los chilenos parte con el estallido social. Nosotros vivimos por años en Lastarria y todo lo que pasaba lo veíamos en frente. No teníamos que prender las noticias para saber lo que estaba pasando. Tuvimos que cambiarnos porque ya nos costaba mucho entrar a nuestra casa. Y de ahí la pandemia, y la incertidumbre, entonces el disco refleja todo eso.
¿Va a tener formato físico el disco o solo digital?
Espero que sí, ojalá en vinilo. Me encantaría tener todos mis discos en vinilo. Solo me falta el “Tal vez me estoy enamorando”.
Nicole, cómo se logra tener un rostro tan hermoso; ¿bendecida por la naturaleza o estricta en el cuidado?
Siempre hablaba de esto con mi mamá, porque ella era súper bonita y coqueta, de hecho, yo siempre le decía que teníamos el “mal de la lagartija, la mamá más bella que la hija”, y ella se enojaba (ríe). Yo creo que la preocupación y la coquetería se heredan un poco, y ella era muy cuidadosa de su apariencia, pero además era una mujer súper alegre. Ella me decía que tenía que preocuparme harto, y lo hago. Hoy a los 45 años sí me preocupo de mis cremitas y eso, pero la Celeste, mi hija, es la del skincare por pasos, ¡y tiene nueve años! Yo trato de ser matea, pero igual hay días en que llego cansada de una tocata y no me saco todo el maquillaje. Como viví en Miami, y allá tomaba mucho sol, me empecé a manchar y comprendí a los 25 años que tenía que cuidar mi piel; desde ahí ocupo bloqueador todos los días. Soy preocupada, creo mucho en el cuidado, en cultivar una piel sana.
¿Amiga o enemiga de las inyecciones o intervenciones en el rostro?
No estoy en contra de nada, cada uno sabe lo que hace, pero siempre me preocupo de tener la piel sana, aunque tenga arruguitas. Me pongo vitaminas, me he puesto ácido hialurónico, pero me da un poco de miedo tener esos rostros que se empiezan a unificar con los filtros (ríe). Creo que hay que preocuparse, pero también hay que aceptarse, tiene que haber un equilibrio.
Te veo super fashionista, ¿cómo te llevas con la moda?
Me gusta la moda, por lo que hago he tenido la oportunidad de conocer a muchos diseñadores, y también he diseñado muchos vestidos para cantar. Me gusta todo eso. He trabajado con diseñadores increíbles en Chile. Pero ir a un mall me pone un poco nerviosa, no me gusta mucho vitrinear…
¿Mayor tesoro de tu clóset?
Del día a día mis pantalones de cuero, que son como mis jeans, y mi chaqueta de jeans de Bowie, que lo tiene bordado atrás.
En tu último videoclip, Nostalgia, que hiciste con Javi Eyzaguirre, te ves increíble…
Sí, usé un vestido que es una obra de arte. Tiene muchos detalles, es con acrílico y se cortaron más de mil circulitos de acrílico que se unen por cadenas. Lo hizo Ximena Olavarría, que es una de las diseñadoras chilenas que hace alta costura increíble. Me siento muy orgullosa de ese diseño que hicimos con Ximena.
Además de este último disco, estás haciendo un coro ciudadano, cuéntanos sobre eso.
Hace trece años fui parte de un programa que se llamaba “Todos a coro”, y me invitaron a ser directora de un coro de presos de la cárcel de Talagante y tuve que ir durante tres meses. Fue una experiencia súper reveladora, me hizo pensar mucho en los errores, en los prejuicios, y en cómo la música te puede dar un propósito. Cuando cantas con otro hay algo muy mágico que sucede. Entonces a partir de eso tengo el proyecto de armar coros en distintas comunas. La idea es que la señora, el niño, el joven se encuentren y canten juntos, e interactúen como comunidad. Mi sueño es que esto que estamos partiendo en Pedro Aguirre Cerda después sea un modelo a seguir, y que después se hagan encuentros de coros, y me motiva mucho porque siento que de alguna forma es devolver todo lo que la música ha hecho por mí. #SARAH
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