Dice no sentirse un galán, aunque afirma que no es ciego y sabe lo que despierta en las mujeres. El periodista de Mega se ha convertido en un rostro clave para su canal como responsable de los dos noticiarios más importantes, con una imagen que proyecta cercanía y autenticidad. Y, aunque no es algo que le guste admitir, también se ha convertido en un verdadero seductor.
Es una de las figuras más creíbles y auténticas de la televisión chilena. Un medio de comunicación al que jamás pensó llegar, pues creía que estaba “destinado a unos pocos”. Pero lo cierto es que casi sin darse cuenta, José Luis Repenning (41) inició una ascendente carrera que hoy lo posiciona como uno de los rostros ancla de Mega.
Lleva una vida profesional full time que lo tiene conectado con la noticia la mayor parte del día, tanto en Radio Infinita como en Mega, canal en el que se ha desempeñado durante 18 años, convirtiéndose en voz y rostro de los noticiarios prime.
Es la agitada vida de un periodista que parte su día a las 5 de la mañana revisando la prensa; el mismo que goza los momentos en familia, junto a su mujer y sus tres hijos. El que disfruta de un paseo al parque con los niños. Y, aunque se esmera en definirse como un “tipo normal”, José Luis es un hombre que destaca. Hoy la audiencia valora su estilo cercano, natural y auténtico, posicionando a sus noticiarios dentro de los más vistos de la TV nacional, y en un galán no asumido. Un auténtico seductor.
UN CASUAL ARRIBO A LA TV
Como estudiante universitario, José Luis colaboró con medios escritos y quería especializarse como periodista deportivo. Pero el destino diría otra cosa, y terminó desenvolviéndose ―hasta hoy― en la televisión.
O sea que la TV es algo circunstancial, claramente no estaba en tus planes.
Para nada. Cuando entré a estudiar Periodismo me gustaba mucho la lectura, la actualidad y también el área deportiva; quería especializarme como periodista deportivo. De repente, como dijo Silvio Rodríguez, me fui enredando en mis asuntos y terminé en el área crónica, cubriendo frentes muy potentes. No pensé jamás que iba a trabajar en televisión, que iba a conducir un noticiero, lo veía como algo muy lejano. Según yo era algo destinado para muy poca gente.
Sin embargo, el destino dijo otra cosa y hoy eres una figura que destaca en TV.
Nuestros noticiarios tienen muy buenas evaluaciones, y la audiencia valora nuestro estilo.
Y muchos de esos televidentes te prefieren a ti…
Me ven como una persona auténtica, esté encendido o no el foco. Y eso tiene mucho que ver con cómo uno es realmente, con lo que te enseña tu familia, ser el mismo en todas partes.
¿Qué te parece la evolución que han tenido los noticiarios y el paso de “lectores” de noticias a “conductores-animadores”?
La TV de antes era mucho más empaquetada. Antes todo era muy formal. Hoy, si bien no se pierde la formalidad, los noticiarios se han convertido en espacios más auténticos. Hoy se busca que los rostros no sean “personajes”, sino que más bien sean una representación de ellos mismos, con sus defectos y virtudes, especialmente en cuanto al tratamiento de la noticia. En televisión tenemos un contacto diario muy importante con el público. Muchas veces cumplimos roles sociales, estamos narrando tragedias, situaciones que afectan, donde es clave la dimensión humana para transmitir esos acontecimientos.
¿Has vivido solo el lado bueno de la TV o te ha tocado enfrentarte a la envidia y los celos profesionales?
En general mi experiencia ha sido buena. He tenido momentos difíciles como todo el mundo. Comencé a hacer lectura de noticias a los 29 años de forma estable, entonces cualquier cambio implica que tú siempre estás muy expuesto a la presión de que al noticiario le vaya bien. He enfrentado un cambio de marca en mi canal, un cambio de dueños. He trabajado con muchísimas personas. He vivido distintos momentos. En Mega comencé a hacer mi práctica y hoy llevo 18 años en el canal, entonces ha pasado mucha gente. ¡A veces yo parezco el nuevo!
Y la relación con tus parejas televisivas, ¿cómo ha sido? Porque tú no eliges con quien compartir pantalla, esas decisiones las toman otros.
He tenido harta suerte porque todas las mujeres con las que he trabajado han sido encantadoras. Quizás con la única que no ha habido mucho fiatto ―pero porque no prosperó el programa― es con Andrea Molina, aunque nos llevábamos súper bien; sin embargo, ella luego se dedicó a la política.
SUS PROYECTOS EN TELEVISIÓN
José Luis se siente feliz en su canal, y valora mucho lo que ha hecho Mega, ya que “en medio de la crisis que vive la industria, está a flote y está viviendo un contraciclo: mientras todos están ahorrando, Mega está invirtiendo con un ambicioso proyecto de ser un canal multiplataforma con la tecnología más avanzada de Latinoamérica”.
Y en todo ese proceso, hay nuevos proyectos para él. “Se trata de un programa de entrevistas que estamos preparando para la señal Mega Plus. Tendrá un estilo muy cotidiano. La idea es que los televidentes se sientan identificados”, adelanta.
UN GALÁN QUE DESPIERTA PASIONES
Le gusta el deporte, pero afirma ser uno de los tantos chilenos que paga un año de gimnasio y solo va el primer mes. ¿Dietas? “Trato, pero los días de semana. El fin de semana me excedo”, ríe. De rutinas de belleza ni hablar, con suerte se desmaquilla. “¡Afortunadamente tengo buena piel!” Él es uno esos galanes “al natural”, de los que prefieren pasar desapercibidos.
¿Pero sí sabes lo que generas en las mujeres?
Sí, no soy ciego; pero tampoco me siento un galán desde el punto de vista de lo que significa ser galán.
Y para ti, ¿qué significa ser galán?
Ser galán implica ser coquetón, medio conquistador. Los galanes son íconos de ciertos atributos, y yo no me siento muy parte de eso.
¿Cómo te defines tú en entonces?
Soy bastante tímido, en general, un tipo normal.
Es un poco ambiguo el término normal…
Me siento normal en el sentido de que soy un padre de familia que llega a su casa a compartir, a sacar cuentas. Me doy el tiempo para compartir con los amigos, hacer un asado, jugar a la pelota o un partido de tenis, por ejemplo.
SU FÓRMULA PARA AMAR
Nació en Santiago, pero vivió sus primeros cinco años en Parral. “Mi papá es médico y tuvo que irse a provincia a ejercer. Le tengo cariño a Parral”, agrega. Y, por cosas de la vida, es una tierra que sigue visitando, ya que su suegro tiene un campo en la zona. “Es muy rico compartir allá y salirse de la rutina de Santiago”.
Una desconexión que cobra mucho sentido en su rutina diaria, donde sale muy temprano de casa y llega muy tarde. Con tan poco tiempo para la vida personal, José Luis cree que, si bien no hay relaciones perfectas, “sí debemos procurar dialogar siempre con nuestras parejas. Debe existir siempre la disposición a conversar, a ceder cuando es necesario”.
¿Esa es tu fórmula?
No sé si existe una fórmula, pero lo que a mí me ha resultado exitoso es hacer las cosas desde el cariño, del amor, teniendo siempre presente el respeto hacia la otra persona. No hay relaciones perfectas, pero debemos estar dispuestos a solucionar ciertas diferencias o situaciones que se pueden ir dando.
Tu esposa comprende plenamente tu carrera y tu falta de tiempo.
Sí, totalmente. Además del ritmo propio de la televisión, se suman todas las vicisitudes que uno vive cuando debes viajar a realizar coberturas de prensa extensas. Me tocó ir a un mundial de fútbol cuando mi mujer estaba embarazada. Y en plena cobertura del rescate de los mineros, me perdí el nacimiento de mi hija mayor. ¡Imagínate! Son solo algunas de las cosas que nos han pasado y que mi mujer ha aceptado y me apoyado.
¿Conquistaste a tu mujer o fuiste conquistado?
Yo la perseguí a ella. La primera vez me dijo que no y después insistí. Fuimos amigos antes, así es que nos conocíamos bastante bien.
¿Cómo es tu vida fuera de la TV?
Soy como cualquier chileno que llega a su casa, que tiene preocupaciones, como pagar las cuentas o ir al doctor porque un hijo está enfermo. Salgo a pasear con ellos, jugamos en la plaza, comemos helados; y también disfruto de un rico asado o de un partido de fútbol con los amigos.
Si no estuvieras en televisión, ¿qué es lo que te gustaría estar haciendo?
¡Wow!, varias cosas. Me encantaría poner un restorán de carnes, una mezcla perfecta entre restorán cómodo y que tenga esta cosa media rústica chic, algo que sea como recibirte en mi casa. Que sea cálido.
Y ¿es un sueño posible al mediano o largo plazo?
Es un sueño a futuro, sin fecha aún. La gente en ese rubro trabaja mucho, es bien sacrificado. Eso siempre lo he tenido como un sueño que algún día cumpliré.
¿INFLUENCER?
No es un asiduo usuario, pero tiene claro que son importantes para su rol de comunicador. “En Facebook partí, como muchos, buscando amigos, y a Twitter me metí porque vi que se generaban debates, aunque terminó mutando. Es más agresivo, pero bueno para conocer opiniones y tener un debate sensato”, señala. Lo cierto es que hoy en Instagram acumula más de 76 mil seguidores, y más del 80 % de ellos son mujeres.
¿Cómo ha sido tu relación con Instagram?
Tuve que subirme al carro. Tuve que acostumbrarme a sacarme fotos, que de partida me dan mucha vergüenza, porque siempre encuentro que salgo pésimo. Pero me he tenido que acostumbrar. Es una plataforma amena, con gente simpática y buena onda.
¿Qué expones en tu cuenta?
Cosas de trabajo, algunas actividades con mis hijos. Generalmente son fotos mías, en el noticiero, marcando alguna presencia.
¿Y te han ofrecido ser influencer de alguna marca?
Sí, he conversado con algunas marcas. Pero la verdad es que me da un poco de pudor el tema, asumir trabajar con una marca hace que la gente pueda pensar ciertas cosas. A pesar de que me han contactado varias marcas, no estoy con ninguna, porque quiero tener mucho cuidado en eso, en la forma. Hay que tener mucho cuidado, no ser invasivo, porque la gente quiere verte a ti, lo que haces, las fotos.
Por: @pialopezeccher – @tambarrales; Fotografía: @daniel_esquivelez; Locación: @iconhotelchile