Les ha dado vida a madres abnegadas, malvadas villanas y sensuales mujeres. Una carrera que ha tenido injustamente escasos roles protagónicos, pero que ha brillado con interpretaciones memorables. Hoy la actriz asume un nuevo papel: se transformó en un ícono de la madurez gracias a su hermosa cabellera platinada que la posicionó en redes sociales como una mujer revolucionaria, valiente e inspiradora. Una emergente influencer que inspira más allá de las redes y más allá de las pantallas.
El garbo de Loreto Valenzuela (63) es envidiable. Su belleza no se deja amedrentar por el paso del tiempo y su frondosa melena plateada ya es una marca personal. Pero mucho antes de esta nueva imagen de mujer empoderada, la actriz demostraba su talento interpretativo en un Chile donde no existía farándula, redes sociales o selfies.
Apenas terminó de estudiar Teatro recorrió el país y Europa con la obra “Tres Marías y una rosa”. La querían en las tablas argentinas, pero ella optó por quedarse en Chile. En 1986, protagonizó la teleserie de TVN “La dama del balcón”, donde interpretaba a Nora, Regina y Olga. Después de este maratónico trabajo, Loreto toma un receso, algo que comenzaría a ser una constante en su carrera, a veces por decisión propia y en otras ocasiones por motivos que aún desconoce.
ACTRIZ CAMALEÓNICA
Contrario a lo que podría pensar el público, Valenzuela tiene una relación de amor y odio con la televisión. “Es un lugar de trabajo, a veces me necesita y a veces no. Yo la necesito cuando tengo ganas y me pagan”, recalca. Pese a esto, sus interpretaciones han calado profundo en los televidentes, por eso en la calle siempre la llaman por alguno de sus personajes. “A la gente le gustó mucho la Tencha de ‘La Represa’ y la Morocha de ‘Amores de Mercado’; ahora me reconocen por Catalina, la Ñatita en ‘Amanda’”.
Cuéntanos sobre el rol que estás interpretando en la teleserie “Gemelas” de CHV.
Se llama Paquita Montiel y es una cantante y bailarina que viene de España, pero es chilena. Es una comedia bonita, liviana y divertida.
La gente se pregunta por qué no has tenido tantos protagónicos, ¿es muy competitivo el ambiente actoral?
Existe gente competitiva. Por otra parte, algunos tienen buenos contactos y logran conseguir roles protagónicos por años, o incluso vetar a otros actores.
¿Te has sentido vetada?
Sí, y no lo entendí. En “Amores de Mercado” fue tanto el éxito de mi personaje que era lógico recibir ofertas, pero no me llamaron más. Me cuestioné mucho, creí no ser buena. Me habían dicho que permanecería en el canal y no fue así.
¿No insististe?
En ese momento no me importó. Estoy feliz con mi carrera, perdí papeles en teleseries que han sido un fracaso, así que me hicieron un favor. He estado en producciones exitosas y además, he podido dedicarme a mi familia, y eso es más importante.
¿Te interesan los trabajos paralelos como la animación de eventos?
No lo hago. Cuando me llaman a eventos voy como invitada, me dan regalitos y lo subo a Instagram.
¿Te gustan las redes sociales?
Teresita Reyes me recomendó abrir una cuenta de Instagram, así que mi hija me ayudó. De un día para otro tenía mil seguidores, ¡ahora son casi 100.000! La gente es muy cariñosa.
¿Es difícil mostrarte tal cual?
No, ya me sé manejar. Estuve dos años en el Matinal de CHV, además hice radio y programas de conversación; soy una comunicadora.
¿Sientes el respaldo de tus seguidores?
Muchas mujeres se sienten identificadas. A cierta edad estamos visibles, tenemos opinión, somos lindas y no queremos vernos más jóvenes, porque nos gusta ser tal como somos. A veces me dicen: “Por ti me estoy dejando las canas”. Y es que no solo servimos para ser abuelas.
MELENA PODEROSA
Hace cuatro años, Loreto aprovechó que un día estaba sola, su marido se encontraba de viaje y no tenía ningún contrato laboral. Llamó a una peluquera para despedirse de su cabello castaño. “Quería dejarme canas de forma natural, pero eso requiere tiempo y como actriz no podía hacerlo, entonces me lo decoloré. Fue un impacto”. Su nuevo look le dio la oportunidad de interpretar a Catalina Minardi en Amanda, consiguió ser embajadora de marcas capilares como Blond Absolu de Kérastase y de la cadena de salones Matiz. Además, la llamaron para ser parte de la nueva campaña de la marca Flores. Pero por sobre todo, generó una revolución que ni ella imaginó.
¿Cómo fue verte al espejo?
(Ríe) ¡Impresionante!, y todavía lo es. Me siento diferente y mayor. Aunque no será para siempre, si alguna vez me piden que me tiña de azul o negro, lo haré.
Pero hay un discurso fuerte detrás de ello.
Es una declaración, estoy diciendo que no me importa nada y que no quiero ser más joven. Las mujeres tenemos belleza en todas las edades.
¿Estás inspirando?
Creo que sí, porque existe el viejismo. Es como si la gente tuviera permitido vivir solo hasta cierta edad y después, que se esconda. Y no es así, la vida sigue y es cada vez mejor.
Pero no eres tan mayor.
En la TV, sí. Cuando tenía 40 años fui mamá de Álvaro Rudolphy, que tiene ocho años menos que yo. Ahora, Tamara Acosta es mamá de Daniela Ramírez. Si pasaste cierta edad, comienzas a hacer de madre o abuela, o dejaste de tener papeles.
¿Tu pelo tiene que ver con esa batalla?
Sí. Encuentro patética la lucha contra el paso del tiempo; todos saben qué edad tienes. No quería seguir en la pelea en la que están muchas actrices.
¿Esto te llevó a la campaña de la marca Flores?
Claro, la campaña es totalmente inclusiva: hay una mujer tatuada, una morena, una gordita, una chica en silla de ruedas y una vieja. Y se viene la segunda parte.
¿Dudaste en aceptarla?
Mucho, ¡me daba vergüenza! Les pregunté a mis hijos y a mi marido, y ellos me apoyaron.
¿Eres pretenciosa?
Soy pretenciosa, no vanidosa. Uso cremas, tomo vitaminas y me cuido al comer, pero no hago ejercicio. Me he puesto bótox, pero me dura muy poco, aunque no tengo muchas arrugas, mi mamá tampoco.
LA FAMILIA PRIMERO
Loreto nunca hizo teatro y televisión al mismo tiempo, porque eso significaba no ver a su familia. Su hijo Sebastián llegó en la era de “La dama del balcón”. El último día de grabación supo que estaba embarazada y cuando nació, en la clínica tenían la teleserie en los televisores. Fue allí, con su hijo de hermosos ojos verdes en los brazos, que decidió bajar el ritmo de trabajo.
¿Cómo fue para él crecer con una mamá que aparece en TV?
Muy divertido (ríe).Una vez fuimos a un restaurante y las personas que atendían se reían porque Sebastián, que tenía cuatro años, había entrado a la cocina y dijo: “Sí, tengo ojos lindos y sí, mi mamá es Loreto Valenzuela. ¿Qué hay de comer?”. Estaba consciente de todo.
¿Cómo conociste a Juan Ramón, tu marido?
En Punta Arenas en 1972, él trabajaba allá y yo fui de vacaciones. Luego vino a Santiago, pololeamos dos semanas y se fue a Tierra del Fuego, no nos vimos más. Pero pasado el tiempo nos comenzamos a encontrar, incluso llegó un momento en que iba a mi casa y se llevaba muy bien con mi exmarido. Y luego de 20 años, y estando ambos separados, decidimos volver. Ahora llevamos 25 años juntos.
¿No sufriste con la farándula?
No, porque soy de otra generación, cuando todo era más privado. Si hablábamos de algo, era de política.
¿Participaste en política?
Estuve en campañas antes del plebiscito, pero pusieron una bomba incendiaria en mi casa, quemaron dos autos. Sebastián estaba chico, y por miedo no participé más. La idea era amedrentarme y lo consiguieron.
¿Cómo fue?
Estaba en mi casa en Ñuñoa y cerca de las dos de la mañana sentí ruidos, me asomé a la ventana y los autos estaban en llamas. Desperté a mi marido y tratamos de apagar el fuego, pero nos cortaron el agua y el teléfono, así que los vecinos nos ayudaron. Puse un recurso de protección en la Vicaría de la Solidaridad y no le dije a nadie. Los perpetradores querían que se hiciera público para que otras personas se asustaran y no participaran de la campaña, pero yo no les seguí el juego.
En Chile, ¿los actores son mayoritariamente de izquierda?
La mayoría lo es. El arte tiene que ver con el amor a la sociedad. Crees y entiendes al ser humano; esa sensibilidad va ligada a la izquierda.
Tu hija Luciana también va a ser actriz.
Es lo que más quiere, pero tenía miedo de que la compararan conmigo. No quería que en la Academia de Gustavo Meza ―donde estudia― supieran que es mi hija.
¿Te preocupa su estabilidad económica?
Creo que lo más importante es hacer lo que a uno le gusta. La apoyo, pero nunca la estimulé, es una carrera difícil y me gusta que haya entrado a este mundo siendo mayor de edad.
En ese instante, unos picaflores se acercan a la ventana, aves que tienen un significado especial para la intérprete, le recuerdan a su hijastra Magda, quien murió en un accidente automovilístico hace cinco años. Ella también fue actriz, inspirada en parte por la carrera de Loreto.
¿Eres una influencia para Luciana?
Puede ser, así como lo fui para Magda. Les he transmitido algo sin proponérmelo. Mi papá hizo lo mismo conmigo, siempre quiso ser actor y me llevó al teatro desde chica.
¿Actuarás con tu hija?
Ojalá. Ella ahora está en formación, pero sería emocionante.
¿Más importante que un protagónico?
¡Obvio!
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