Dejó de ir a discos e incluso cambió su forma de vestir, pero nada fue suficiente para esta joven migrante que ha sido hostigada en las calles de nuestro país de las formas más groseras y aberrantes. Aburrida de las faltas de respeto, opta por alejarse de un país que vive días convulsionados en medio de la lucha feminista.
Pía López Eccher
@pialopezeccher
Piropos desubicados, hostigamiento y hasta agarrones es con lo que ha tenido que lidiar Manon Cappelle (26) durante su paso por Chile. Nacida en Francia y radicada desde el 2015 en La Serena, la joven ha sido víctima de reiterados episodios de acoso callejero. Abrumada por las numerosas faltas de respeto que ha vivido, decidió tomar su mochila y abandonar el país.
“Acá no hay límites, no hay respeto, ni para sus propias parejas”, asegura la joven, quien cree que el movimiento social feminista que se vive en nuestro país pone en valor la importancia del respeto hacia la mujer, aunque aclara que la lucha debe ser por la igualdad y no por desvalorizar a todos los hombres.
¿Crees que el acoso callejero está muy desbordado en Chile?
Sí, en Chile no puedes pasear tranquila por la calle porque siempre pasa algo. No hay un día en el que salga sola a caminar sin que me toquen la bocina, me miren o me digan algo desubicado.
¿Qué tipo de cosas te han dicho?
Va desde lo más básico como que te digan “qué linda” o “qué guapa”, hasta cosas muy desubicadas. Me paran en la calle para preguntarme si soy extranjera y para conseguir mi número, muchas veces para esconderme de eso digo que soy chilena y me creen porque hablo bien español.
Los hombres se defienden diciendo que son halagos y no tienen nada de malo. ¿Lo ves de esa manera?
No, porque no me interesa saber lo que piensan los hombres de mí. No se me pasaría por la cabeza decirle a un hombre “oye, qué guapo eres”, pues me parece simplemente desubicado.
¿Qué es lo más extremo que te ha ocurrido?
Me han llegado a tocar en la calle, eso ya es sobrepasar completamente los límites. Un día salí de un carrete, estaba con mi pareja esperando un colectivo, pasaron dos tipos y uno me agarró el poto. Mi acompañante lo encaró, pero el hombre se hizo el desentendido. Yo me molesté mucho y no me fui hasta que me pidiera perdón.
¿Has cambiado tu comportamiento o forma de vestir producto de estos episodios?
El acoso generó que cambiara hasta mi forma de vestir. Antes me vestía más femenina, usaba tacos, faldas y vestidos. Ahora me arreglo solo para ir a celebraciones o matrimonios. Ya siento que es molesto cuando salgo con ropa de deporte, sin maquillaje y sin arreglarme. No quiero ni imaginarme qué pasaría si salgo más linda. La verdad es que cansa mucho.
¿Has dejado de ir a ciertos lugares por lo mismo?
He dejado de ir a las discos por lo mismo, no es un ambiente sano. Iba para pasarla bien con mis amigos, pero prefiero ahorrarme el mal rato.
¿Has llegado a sentir miedo?
Ya no. Yo sé que hay muchas mujeres a quienes les da miedo enfrentar a un hombre, pero yo no lo siento y es por todos los episodios que he vivido. Soy más “cuática” y tengo mucho carácter.
Más que miedo, el acoso me genera asco y rabia porque no me permite estar tranquila, me genera angustia saber que debes salir a la calle. No me maquillo por lo mismo. No hago ningún esfuerzo en arreglarme porque siento que después la paso mal.
¿Por todo eso te vas de Chile?
Sí, es uno de los motivos más fuertes por lo que decidí irme.
EL ACOSO QUE TRASPASA FRONTERAS
¿Crees que estas conductas tienen que ver con la identidad chilena?
Pasa en todas partes del mundo, lo he experimentado en varios lugares que he vivido. En España, Argentina y Francia, pero acá lo vi más, sobre todo porque la gente no para, siguen insistiendo. Es una molestia el no poder andar tranquila en la calle, el sentirse observada, incluso hay hombres que andan con sus señoras y lo hacen, eso no lo ves en otro país. Acá no hay límites, no hay respeto, ni para sus propias parejas.
Has estado en otros países de América Latina, ¿también acosan?
Estuve en Argentina y Brasil, si bien existieron algunos piropos, fueron casos muy aislados. En Chile es mucho más heavy la realidad.
¿Y en Europa?
Sí, en España tuve varias malas experiencias. Una vez viví un episodio fatal: un hombre se masturbó delante de mí, en plena calle y mirándome. Me provocó un asco y un rechazo total.
En otra oportunidad, estaba en Francia carreteando en la casa de un amigo. Cuando me iba a mi casa, un tipo en la calle se me acercó y me preguntó mi número de teléfono, no se lo quise dar, me puse muy cortante. No le gustó y me pegó un botellazo en la cara.
¿Qué opinas de los movimientos femeninos que hoy protestan para que se termine y sancione de una vez por todas el acoso en la calle?
Apoyo lo que señalan en cuanto al acoso callejero y el respeto a los derechos de las mujeres, pero no estoy de acuerdo con que algunas traten de desvalorizar al hombre, ya que se debe luchar por la igualdad.