¿POR QUÉ SARAH?
Hablar de género, de voto femenino, de igualdad de sueldos, marchar porque no nos maten por celos, poder vestirnos como queramos y exigir respeto, debieran ser temas del pasado o parte de alguna leyenda que nos contaran nuestras abuelas. Pero no es así.
Por eso es que en el 2017 son tan plausibles los discursos que hablan de la necesidad de sentirnos mujeres sin sentirnos putas. Por eso también es que en la década de los noventa la serie de televisión Sex And The City nos identificó tanto, y nos sentimos representadas con mujeres que se querían ver lindas para ellas y no necesariamente para un hombre. Mujeres que hablaban de sexo porque les gustaba, y que decidían no tener hijos porque no estaba en sus planes o simplemente no era su opción.
¿Por qué Sarah? Porque nos identificamos, coincidimos, y soñamos con ser Carrie Bradshaw corriendo en tacos de 15 centímetros por New York, porque soñamos con escribir una columna sobre sexo y con salir de Channel, Dolce & Gabbana y Jimmy Choo desde una tienda. ¿Por qué Sarah? Porque a través de ese personaje y luego de su vida, vimos como Sarah Jessica Parker se convirtió en un ícono viviente que nos representa, pues sin ser la más alta ni la más guapa, fue la chica con más actitud, elegancia, clase y magia. Y cuando pensamos en hacer una revista que fuese reflejo de belleza, moda, estilo y tendencias, vino fuerte y claro a nuestra mente un nombre: SARAH.
Somos Sarah porque amamos sentirnos bellas y libres, porque somos únicas y fuertes. Porque a pesar de creer en el amor no necesitamos a un hombre que nos muestre el camino. Porque nos gusta mirarnos al espejo y ver a una mujer fuerte, empoderada. Vernos bien porque queremos, podemos y lo merecemos.
Hoy somos culposas, apasionadas, energéticas, conservadoras y liberales al mismo tiempo. Por años fuimos solo madres, esposas, co-animadoras, co-anfitrionas, co, co, co. Hoy somos todo eso y más si lo queremos, y si no queremos, no. Somos Sarah porque abrimos la puerta a tiempos en los que podemos ser y hacer todo cuanto nos propongamos, porque así nos gusta.
Me siento muy afortunada de ser mujer. No siento que sea un reto ni que deba competir con algunos hombres para demostrar algo. Las mujeres tenemos claras nuestras capacidades, derechos, obligaciones, limitaciones (casi inexistentes), posibilidades, y gracias a esto vivimos liberadas de culpas que por años nos atormentaron.