¿Hagamos la entrevista en el Valle de Elqui?, le preguntamos, y nos responde con la genuina alegría de quien recibe una invitación a volver a un lugar en el que fue feliz. Así, en un paisaje de pleno relajo, bajo los árboles de final de invierno, hablamos con Camila, no con la exMiss Chile, no con la celebrity de dos millones de seguidores, solo con Camila.
Tenía 21 años cuando fue coronada como la mujer más hermosa de Chile, pero ese sería solo el puntapié inicial de una carrera televisiva que tuvo de todo: contratos, romances, cambios de canal, y, por cierto, polémicas. Alejada de las redes sociales por opción propia, le perdimos la pista por un tiempo. Sin embargo, una reciente polémica y sus propias ganas de volver a conectar con sus seguidores, la motivaron a reabrir sus redes, volver a vivir a la región en la que creció, volver a conectarse con la naturaleza, con su familia y con ella misma.
VOLVER A BUSCAR LAS RAÍCES
Hace una década dejó su ciudad para ir tras el sueño televisivo a Santiago, pero siempre sintió que las raíces la volvían a llamar a su tierra. Hoy, después de pasar una temporada en Estados Unidos viviendo una aventura, Camila decide regresar a vivir a La Serena, donde está su familia, amigos, su club de básquetbol y donde —al parecer— quiere quedarse.
¿Por qué volver a La Serena?
Porque mientras no estuve acá seguían pasando cosas, y sin querer me desconecté y me concentré en lo que vivía en Santiago. Como cualquier pajarito que sale del nido a volar, los hijos salen a cumplir sueños y metas. Hoy me siento una mujer súper valiente para volver, porque teniéndolo todo prefiero volver, y aquí voy a volver a crecer. Estoy abrazando mis raíces en esta región. Estoy volviendo a todo lo que un día fui como niña, y tratar de seguir con alma de niña. Me carga el “adultismo» (ríe).
Nos diste una entrevista exclusiva hace algunos años, en la que contaste por primera vez que estabas iniciando una relación con una mujer y te declaraste pansexual, ¿sigues manteniendo esa definición?
Sí, pero hoy en día… (piensa) yo siempre voy transformándome. Lo que antes fui hoy no lo soy y así voy tratando de mejorar mi versión. En ese tiempo yo dije que era pansexual, pero hoy no necesito etiquetas; hoy, y aunque suene muy mamón, soy amor. Quiero repartir amor a todos y en pareja o no. Solo quiero ser amor. Por eso levanto mucho la bandera LGBTQI+. El amor es inclusivo. Hoy no podría catalogarme con ninguna etiqueta.
¿Qué recuerdos tienes de esa primera relación pública con una mujer?
Los mejores, quisiera solo agradecerle. Quizás en su momento no lo hice porque vivimos en una vida acelerada, pero ella sabe quién soy yo y todas las ganas que en su momento tuve de crecer como persona. Agradezco infinitamente lo que tuvimos. Quizás en ese momento no estaba emocionalmente madura y aun así me compartía y alguien que solo tenga mucho amor por ti te puede sostener, y Dana lo hizo en su momento conmigo.
Tuviste más de una renuncia a la TV. La primera vez fue cuando dejaste Santiago para venir a vivir al Valle del Elqui, ¿buscabas soledad?
Es que viví rodeada de gente por diez años en Santiago, y necesitaba estar sola con mi hija. Fue un tiempo de harta maduración. Fui entendiendo y aprendiendo cosas. Lo primero fue que tenía que respetar el espacio. No podía llegar como patrona de fundo, así es que ofrendé a la Tierra, pidiéndole permiso para dejarme vivir ahí un tiempo, y ahí pude conectar con la naturaleza, conmigo misma, con mis animales. No hay nada más lindo que sentirte protegida por la naturaleza y los animales. Luego hubo un tiempo en que mi mamá fue a vivir conmigo. La sentía como cuidándome, aunque sea adulta y me pueda cuidar sola.
¿Se preocupa mucho por ti?
Sí, se preocupa mucho por mí y mis hermanos. Y yo soy una persona diferente. Me pueden tildar de loca por ser libre, y es porque no tengo miedo, y quizás a ella —porque ella tiene miedos— le causa angustia el saber cómo estoy.
Hace poco tu mamá salió a defenderte públicamente de los dichos de Paty Maldonado y Catalina Pulido, ¿qué te sucede cuando te enteras o la ves en esta faceta de madre leona?, ¿cómo te enteraste de esta defensa?
Siempre les digo que no me tienen que defender, porque mi familia sabe cómo soy. Les pido que no pierdan su energía defendiéndome. Ellos saben que yo no consumo farándula, no veo televisión, entonces a mí no me afecta. Yo estaba en Estados Unidos, y no sabía qué estaba pasando acá. Pero por esos días sí me pasó algo. Iba con un collar hermoso de un diente de lobo de mar de acá, y se me cayó, y pensé ¡algo está pasando! En ese momento yo estaba vendiendo artesanía en California, en una playa, y me llamaron para contarme esto. Yo estaba muy tranquila.
¿Ser “presa” de comentarios como los de ellas es la peor cara de la TV?
(Piensa un momento). Lo veo como parte de su trabajo. Fuera de ese espacio no creo que ellas anden tirando mala onda. Pero igual deberían ser más responsables, porque a mí no me hacen daño ni me perjudican, pero sí a otras personas. Por ejemplo, a mi mamá esa rabia podría producirle un infarto. Creo que tenemos que tratar de ser más amorosos todos, y dejar de consumir cosas que no le hacen bien a nadie.
¿Tu mamá es quien lo ha pasado peor con todas esas críticas?
Sí, como toda mamá, y ellas (Patty y Catalina) son mamás. Entonces deberían ser un poco más cuidadosas, empáticas.
Cami, la TV siempre te vuelve a buscar. Por ejemplo, cuando renuncias y te vienes a vivir al Valle del Elqui, te buscaron para Master Chef.
Sí, y yo agradezco esos trabajos, porque son eso, trabajos. Cuando me buscan evalúo, y si me sirve, lo acepto.
Despejemos un mito, ¿se paga muy bien esos reality?
Sí, pero después cuando me pelan o se hablan cosas, ¿tú crees que gané? Todo Chile habló de mí. Yo no estaba pasando hambre en Estados Unidos y nadie fue capaz de decirme, oye, ¿te faltan lucas? Yo sí lo estaba pasando mal con mi hija, y eso mi mamá sabía, sabía que me estaba sacando la cresta para no pasarlo tan mal, y por eso ella sale a defenderme, porque conoce la realidad.
Hablando de Master Chef, viviste un proceso de cambios mientras estabas grabando, ¿verdad? Fue súper comentado un capítulo en el que estabas a punto de ser eliminada, pero te dejan en competencia, y tú expresas que quieres ser eliminada; ¿qué sucede contigo en ese momento?
¡Uf!, qué difícil poder expresártelo… Para mí la televisión es un espectáculo. Me gustan mucho las luces, el brillo, ir y compartir con buena onda… Yo iba feliz. Dejé mis animalitos, a mi hija súper bien, y me fui. El programa se grabó en Bogotá, nos quedamos en un hotel increíble, y estando ahí empecé a conectar a través de la comida con mi yo mujer, con mi mamá. Comencé a pensar “valora a tu mamá, mira todo lo que entrega”, y empecé a pensar en que la tengo, está viva, y todas esas recetas de cocina en las que quizás yo no puse atención las tengo ahí para poder disfrutarlas. Por eso me quise ir rápidamente de Master Chef, sentía que tenía que ir a ver a mi abuela, a mi mamá. Pero lo que me pasó allá fue mucho más profundo.
¿En qué sentido más profundo?
Un día me miré al espejo y no me reconocí. Y claro, estaba con peluca, con pestañas, uñas, accesorios, y pensé ¿esa soy yo? Me costó verme a mí misma en el espejo. Creo que la tierra de Bogotá es muy potente y me pasó esto.
Pero el que te hayamos conocido en un concurso de belleza hace que entres en un espiral de belleza, y de arreglarse y de ponerse uñas y todo lo que dices…
Sí, gané el Miss Chile y lo agradezco, pero eso fue una performance. Yo no me iba a seguir arreglando porque fui Miss Chile. Hoy me acepto así bonita como soy al natural. No me arreglo ni me maquillo, ni nada.
Ya, pero volvamos a Bogotá…
¡Ah, sí! (ríe) Me vi, y pensé ¡ámate!, has logrado muchas cosas. Es más, el simple hecho de estar parados acá es un logro. Me encantaría que la gente no se sienta complicada con la edad. La edad lo es todo, ¡que vengan años!
Desde el comienzo todo el mundo te amaba en redes sociales. Hoy eres una de las celebridades con más seguidores en Instagram, pero en ese periodo comienzas a tener comentarios negativos, algo muy nuevo para ti, ¿cómo lo viviste?, ¿te enterabas?
No me entero, porque de verdad no leo malos comentarios, solo los de mi Instagram, que en general son buenos. Si están ahí es porque me tiran buena onda. En general me encuentro con más comentarios buenos.
Sí, pero la existencia de haters es algo muy habitual…
Sí, pero ojo, también descubrí algo importante en el proceso de descubrirme. Descubrí mi propia sombra que es el ego, y a mí en TV me sale el ego, y puedo ser insoportable, un poco pesada, respondo y todo; y puede ser que a la gente le moleste ver eso, pero eso habita en todos. Lo que me pasó en Master Chef fue que durante el programa yo estaba súper sensible por el proceso que estaba viviendo internamente. Me debatía en un “quiero la tele, no quiero la tele”.
Cuando sales de este programa es cuando decides cerrar tus redes sociales, ¿le tomas el peso a esa decisión siendo una de las personas más seguidas de Chile?
Sí, soy una de las más seguidas y me encanta.
¡Pero todo el mundo trabaja para eso y tú renuncias!
(Ríe). Es que me pasan dos cosas… La primera es que siento que la tecnología nos está alejando de cosas muy importantes. Nos estamos perdiendo cosas como conectar con tu hijo o ir a la playa sin mirar el celular, y pensé: “Ya, es tiempo de parar, llevo diez años en eso, súper expuesta a la tecnología”. Y la verdad es que me carga tener el teléfono en la mano, entonces me pregunté eso, por qué estaba haciendo tanto algo que en realidad no me gustaba. Y todo este cuestionamiento viene cuando estoy en ese programa. Pero ahí necesitaba lucas, era pandemia. Necesitaba ese trabajo. Y, en segundo lugar, quería que la gente que ponía atención a mi vida pusiera atención en otras cosas. Mi tiempo lo voy a invertir en mí, y quería que mis seguidores hicieran lo mismo.
¿Eras consciente de que al renunciar a Instagram estabas renunciando a muchos trabajos?
Sí, y de hecho mi manager me retó (ríe), pero le dije que siguiera su camino porque yo no iba a volver a eso, al menos no por ahora. Elegí tiempo para mí, y el celular no era parte de mí. En ese momento yo estaba concentrada en ser mamá.
Camila, renunciar a la TV y a esta vida más pública supone también renunciar a ciertos lujos, y comenzar a llevar una vida más austera. ¿Muy fuerte ese cambio?
Sí, sentí en algún momento que podía tenerlo todo, pero gracias a la suerte que he tenido de viajar harto, muchos de esos viajes por trabajo, he generado mucho aprendizaje para poder ponerme en el lugar del otro. En África, por ejemplo, vi cómo la gente vivía en aldeas, en cavernas. Ahora en California vi a mucha gente en situación de calle. Hoy agradezco tener techo, porque he visto a gente que no lo tiene y no tienen nada, ni siquiera amor. Yo solté todo lo material básicamente porque tengo mucho amor de mi familia, amigos, del club de básquetbol de toda mi vida, y esas son las cosas importantes. Hoy soy feliz viviendo en el segundo piso de la casa de mi mamá. Aunque no tenga nada material después de haberlo tenido todo, soy feliz.
UN PASAJE QUE LO CAMBIARÍA TODO
Tras su renuncia a la TV y a la exposición mediática, Camila desaparece de la arena pública por largo tiempo, pero la “funa” de una chilena residente en Estados Unidos contra Camila la puso en el ojo del huracán. De esta forma, el país se enteraba que la otrora Miss Chile se encontraba viviendo desde hacía varios meses en California y los titulares no tardaron en llegar.
¿De dónde viene la idea de irse a Estados Unidos? Si miramos tu vida desde afuera, haces cosas que la gente en general no hace, y te preguntas ¿con qué me va a sorprender Camila ahora? Eres cero predecible…
(Ríe). Fue un arrebato. Sin querer, siempre he actuado desde el instinto porque soy más animal, más salvaje. Me sentí fuerte, porque estuve tres años en el valle adquiriendo la fuerza de sentirme naturaleza. ¡Soy naturaleza!, decía, entonces llega un momento en que me sentía contenida, como abrazada por los árboles. Sentía que podía estar en cualquier lugar donde hubiera naturaleza… y naturaleza hay en todo el planeta. Entonces sentí que me tenía que ir. Y por qué Estados Unidos…
¡El lugar menos natural del planeta!
(Ríe). Me fui al lugar menos natural porque quería sentir esa sensación de estar en ese lugar, pero quería vivir con mi hija una aventura de conocer el sistema. Ver el capitalismo imperante allá, aprender inglés, observar a la gente… En realidad tenía miedo, pero nos lanzamos.
Desde que pensaste en irte hasta tomar el avión, ¿cuánto tiempo pasó?
Fue súper rápido, lo pensé, compré el pasaje y al otro día fue “mamá, me voy”, y duré seis meses allá.
¿Qué hiciste?, ¿cómo fue ese viaje?
Llegué a Houston, ¡no sé por qué! No había estudiado el mapa, entonces tomé bus a Colorado, de Colorado a California, de ahí a Miami, y entre tanto viaje comprendes que no puedes ir cargado, entonces lo material te vale madres. Es algo que venía procesando hace tiempo, pero en este viaje lo confirmé. En el viaje aprendí que puedo desempeñarme en cualquier área. Vendí agua en las calles, vendí ceviche, y las piedras que llevé desde Vicuña.
¿Ese era el plan original Camila, trabajar allá?, ¿o en algún momento se te acaba el dinero y te ves en la necesidad de trabajar?
No, fue más terrible. No llevaba casi nada de plata, solo llevaba muchos sueños. Vendí mi auto acá antes de irme, pero fue para pagar algunas cuentas. No me fui con tanta plata.
Pero cuando viajas dices “con esto me alcanza para tantos días”, ¿hiciste ese ejercicio?
Sí, claro, llevaba plata como para el primer mes, porque siempre pensé que iba a trabajar allá, y fue así. Hicimos con la Isa (su hija) el viaje en bus desde Houston a Colorado y fue hermoso ese recorrido. Hacía unas arañas de alambre y las vendía en los terminales o donde paraba el bus. Y viajamos a Colorado porque mi destino era ir a trabajar con mi hermano que vive allá.
Perfecto, ¿y a qué se dedica?
Él hace cubiertas de granito y cuarzo para cocinas. Me enseñó ese oficio, a medir las superficies, demoler las cocinas, fabricar las piezas e instalar. A los gringos les alucina renovar sus cocinas (ríe). Muchas veces vimos cocinas impecables y lo llamaban para renovarla. Fue muy lindo el reencuentro, porque no lo veía hace como seis años. Se fue con el sueño americano y lo está cumpliendo. Mi cocina obviamente va a ir con cubierta de cuarzo y la haré yo (ríe).
¿Cuánto tiempo estuviste con tu hermano?
Tres meses, y esos tres meses la Isa estuvo en un colegio de allá. Simplemente fuimos a preguntar al colegio de la esquina y nos recibieron de inmediato. ¡Y todo eso lo hicimos en inglés y no sabíamos nada!
¿Qué tal la experiencia del colegio?
Es hermosa la educación allá, súper didáctica, diferente. Le entregaban la comida, colaciones, útiles escolares, clases individuales de inglés, todo súper fácil y gratis.
¿Y aprendiste inglés finalmente?
Cuando me fui hablaba 3 de 10, ahora creo que 6 de 10.
CALIFORNIA GIRLS
¿Cómo llegas a vivir a Los Ángeles?
Fui porque tenía que hacer un trámite en el Consulado, y el más cercano era el de Los Ángeles, y estando allá no me devolví a Colorado porque ya no me quedaban lucas, y como era tiempo de vacaciones de verano, nos quedamos…
Ya, entonces el panorama era: tú, tu hija, verano en California y sin plata…
Claro, pero siempre hay como ingresos que van llegando, por ejemplo, lo de vender las piedras.
Pero espera, ¿anduviste todos esos meses con las piedras en la mochila?
Sí, vendía de repente cuando me faltaban las lucas, pero igual siempre mi familia ha estado preocupada por nosotras. Había días en que con mucho esfuerzo mi mamá, mi papá o hermano iban y me depositaban dinero. Afortunadamente nunca me faltó para comer o pagar mi arriendo. Lo más importante siempre es tener un techo. Lo de vender las piedras era como una aventura. Yo le decía a mi hija: “Vamos a vender piedras para ir a comprar unas cosas ricas”. Siempre todo con ella. De los seis meses que estuvimos viajando, no la dejé sola en ningún momento, solo cuando iba a clases. No la exponía tanto en la calle porque los niños no tienen por qué estar trabajando, pero como era verano, andábamos patiperreando.
¿Hubo gente que te reconocía?
Siempre hay chilenos. Me gritaban “¡Cami!”, y yo les respondía: “¡Cómprenme algo!” (ríe). Después de California, me fui a Miami y ahí sí que había muchos chilenos.
Dijiste en tu Instagram que tuviste momentos oscuros, o muy fuertes, ¿a qué te referías?
A que a veces hubiéramos querido tener más comida en el refrigerador, pero me estaba esforzando para que lo hubiese. Intentaba mantener un equilibrio, porque tampoco podía tener a mi hija en la calle, así que fuimos austeras. Estados Unidos es muy caro, y si no tienes trabajo se te hace todo muy difícil, por eso hay tanta gente viviendo en la calle. Incluso tuve que robar en el supermercado para poder tener comida para mi hija, pero eso no me hace una peor persona. Lo tuve que hacer y fue parte del viaje. Obviamente acá en Chile no lo haría, pero allá nadie me conocía así que sí hubo un momento en que saqué un queso o pan.
¿Tu hija te dijo en algún momento algo sobre extrañar la vida o la abundancia con la que había vivido siempre en Chile?
No, ella entendía cómo era el viaje, y yo siempre estuve preocupada de cómo se iba sintiendo, y lo estábamos pasando bien. Teníamos amigos, bonitos paisajes, estábamos aprendiendo el idioma. Era la aventura que nosotras habíamos planeado. Fue un viaje para conectar con ella, que está en una etapa en la que está dejando de ser una bebé, y me encontré con otra Isabella, que tiene opinión y decisión.
UNA ACUSACIÓN, UN VIDEO Y EL REGRESO A LA POLÉMICA
¿Cómo llegaste a conocer a esta chilena que te acusó de irte de su propiedad sin pagar el arriendo?
Cuando llegué a California fui al Consulado, le pregunté al cónsul si tenía algún dato de un lugar barato como para poder arrendar, y así llegué a ella. Es una artesana súper seca. Me recibió con los brazos abiertos. Fue bacán. Y después de eso, al final, la verdad no sé qué le pasó. No entiendo cómo actuó. Estuve en ese departamento dos meses y todo bien.
Pero hizo comentarios muy negativos sobre ti…
Estoy agradecida de su buena onda. Ella al final tuvo un mal momento, y eso es tema de ella. Yo no le respondí nada sobre sus declaraciones, porque todo lo que se estaba diciendo era falso. Había tenido discusiones con un chico antes, y con otra persona antes de él, entonces yo era una más…
Ya, pero Cami, esta persona te acusó de cosas muy concretas como no pagar el arriendo o que te drogabas mucho frente a tu hija, ¿cómo respondes a esas acusaciones?, ¿ella mintió?
Todo es mentira. Mi familia y yo sabemos cómo fueron las cosas, y no voy a caer en esto de responderle públicamente nada. Soy una persona con valores, vengo de una familia honesta y trabajadora. Soy deportista, ¡jamás sería drogadicta! De hecho, nunca he probado el éxtasis ni nada así. Yo sí pagué el arriendo. Soy la mujer más ordenada que hay, de hecho, al salir de ese departamento lo dejé impecable. Ella (la dueña del departamento) tenía algo con mi hija. Siempre me estaba diciendo “la Isabella ensució esto”, “la Isabella hizo esto otro”, pero fuimos súper respetuosas, la verdad. Mi hija me pedía que no respondiera a nada, ella tiene nueve años, entiende y vio todo lo que pasó. Tenía que comportarme para darle tranquilidad.
¿Cómo fue ese día final cuando dejaste el departamento?
Fue terrible. Ella encerró a mi hija. La Isabella lloró mucho, lo pasé súper mal. No nos dejaba salir del departamento. Tuvieron que venir otros chilenos a rescatarnos…
Pero, encerrarlas cómo, ¿les cerró la puerta por fuera, o qué?
Mira, yo no me puedo hacer cargo de cómo actúa otra persona. No me puedo hacer cargo de que otra persona esté ofuscada o quiera discutir. Eso le pertenece a ella, no a mí. Yo no respondí a nada de todo eso, yo estaba en un viaje con mi hija, estaba tranquila, y le dije que no quería discutir con ella ni con nadie.
Hubo mucha prensa cubriendo todo este tema, primero con la funa que ella hace, luego con tu respuesta…
¿Y tú crees que a mí alguien me llamó y me preguntó sobre lo que se estaba diciendo o para preguntarme si había pagado ese arriendo? A mí nadie me contactó. Entonces solo hacen noticia con una parte.
Tú volviste a abrir tu Instagram después de harto tiempo para referirte a toda esta polémica y ella respondió esas publicaciones en su propia red diciendo que “me dejaste sin casa”. ¿Cómo pasa de una acusación de no pagar un arriendo a una declaración como esa?
No sé por qué tanto conflicto conmigo la verdad. No sé por qué dijo todo eso, pero no me puedo hacer cargo de lo que haya dicho o no. Ojalá esté bien, que le vaya bien en la vida. Solo eso puedo agregar.
Pero, ¿cómo interpretas tú que haya hecho todas esas acusaciones contra ti?
No quiero perder mi energía hablando de algo que le pertenece solo a ella. Se aprovechó de que yo soy conocida para hacer esta polémica, pero a mí no me gustan las polémicas, sobre todo cuando se basan en mentiras, menos si mencionan drogas, porque yo soy deportista, jamás consumiría drogas, y si lo hiciera sería mi problema. Pero no me pueden tildar de algo que no soy.
¿Volviste a abrir tu Instagram para aclarar cosas?
Sentí la necesidad de darle tranquilidad a mis seguidores, decirles que estaba bien, y aproveché de hablar un poco, solo eso.
UN VIAJE A LA CONCIENCIA
Camila, en tu primera publicación en Instagram luego de abrirlo, dijiste: “Amo la hierba y los hongos, máxima conexión con mi interior, entregándome claridad y dándome hermosos viajecitos”. Me acabas de decir varias veces que no consumes drogas, pero publicaste esto sobre la marihuana y los hongos, ¿no los ubicas en la categoría de drogas?
No, es algo natural. Consumo marihuana desde hace poco tiempo, cuando dejé el trago. Comencé y lo dejé porque sentía que me estaba haciendo daño. Me miré al espejo un día y sentí que me estaba autodestruyendo, y ahí lo dejé. Con los hongos me ha pasado que, en dosis controladas, tienes viajes tan lindos que te activan otra parte de la conciencia. Se te activa la voz interior, pero eso es mi viaje, todos pueden reaccionar diferente. No hay que seguir lo que hace el resto.
¿A qué te refieres con activar otra parte de la conciencia?
Hoy creo que todo lo que uno busca en el alcohol o las drogas es sentirse diferente, espiritual, lleno, pero todo eso está dentro de ti. Yo puedo alucinar mirando el cielo sin ninguna droga porque estoy en ese modo, es como un estado de tranquilidad. Yo no sé lo que siente la gente al consumir químicos, lo máximo que he consumido es un ibuprofeno (ríe), pero con la marihuana logré tranquilizarme, porque vivía en el estado acelerado de Santiago todo el tiempo, y la marihuana me generaba un relajo muy grande. Fue la mejor medicina. Ojalá que se legalice lo de tener plantitas en tu casa.
¿Cómo viviste el consumo de marihuana en Estados Unidos?
Sin querer queriendo llegué justo a los estados en que era legal. Vendían en la calle y en todas las esquinas había farmacias donde se vendía. A nadie se le apuntaba con el dedo diciéndole “el drogadicto”.
Dijiste que estás en un momento en que el dinero no te mueve, ¿a qué te refieres?
Me siento infinita, por lo tanto, me puedo desempeñar en cualquier cosa. Estoy viviendo el presente y no me puedo estresar con lo que venga en el futuro. Hoy me muevo para seguir teniendo techo y comida, y mañana veremos. Hay gente que quiere tener una organización de dinero mejor. Mi familia es ordenada, por ejemplo, pero yo hoy tengo confianza en mí misma, confío en mi abundancia, en que no me faltará nada y si me llegara a faltar algo, tengo mis manos que pueden hacer maravillas.
Y te ayudaron en este viaje, ¿no?
Claro, yo adquiero conocimiento de la gente que me rodea y de la gente que se esfuerza cada día. También tengo una herencia de mujeres súper fuertes que vinieron antes que yo. Así es que me relajo, tengo todas las herramientas que ellas en su momento me traspasaron. Mi abuelo fue obrero, mi abuela fue mujer de campo, entonces no le tengo miedo a ningún trabajo, obviamente exceptuando cosas como vender el cuerpo. Eso lo encuentro muy banal, y soy súper feminista.
¿Cierras la puerta a tener, por ejemplo, una cuenta de OnlyFans?
¡Todos me dicen que me haga un OnlyFans! Obviamente me tienta, pero no quiero llegar a eso.
Pero ¿qué opinión tienes de las celebrities chilenas que han creado cuentas de este tipo como Antonella Ríos o Ariel Levy? Parece que les va muy bien…
¡Les va muy bien! Lo encuentro la raja.
AMARSE PARA PODER AMAR A OTRO
Había tanto tema en esta entrevista, tantos tópicos que tocar, que el corazón de Camila o si estaba o no en pareja no era uno de nuestros pilares. No obstante, quizás sin quererlo, en una respuesta cualquiera, Camila menciona la palabra “pareja”, lo que nos hace virar rápidamente la dirección de la conversación para encontrarnos con una Camila enamorada de una instructora de yoga chile que pronto volverá al país.
No sabía que tenías pareja, ¿vive allá?
Sí, tengo (ríe). Es chilena, está en Miami, pero está volviendo también pronto a Chile. De hecho, en mi último mes en Los Ángeles llegó a visitarme. Fue a pasar unos días conmigo, después yo también me fui a Miami para estar juntas.
¿Cómo se conocieron?, ¿cuánto llevan juntas?
Confío mucho en ella, ella en mí. Llevamos casi dos años. Nos conocimos por Instagram y hemos mantenido una relación que para mí ha sido de cambios en cuanto a lo amoroso. Estoy haciendo cambios en mis relaciones en general, quiero sentirme amada, antes yo ponía obstáculos. Igual me cuesta estar en una relación, porque amo mucho mi libertad, y debe ser difícil para ella aceptarlo, pero estamos bien.
Y se conocieron por Instagram… ¿quién dio el primer like?
(Ríe). Ya no puedo seguir hablando de ella, porque no es pública.
Dijiste que habías cambiado muchas cosas en ti respecto a las relaciones, ¿de qué hablas?
Sin referirme a ninguna relación anterior, hoy siento que el amor propio es lo esencial. Debes amarte para poder amar a otro. Me tuve que mirar, encontrar, amar a mi gente para recién poder valorar el amor que ella me estaba dando. Miro hacia atrás y me doy cuenta de relaciones en las que estuve y no recibí amor. Hoy sí lo siento y mucho. Quizás estar con mujeres es diferente, me han dado espacio a poder conectar conmigo misma como mujer, y ella me ha acompañado en este proceso.
Por lo que me cuentas, se trata de una relación con distancia física, ¿cómo llevas eso?, ¿no te hace falta de repente el regaloneo?
A mí me gusta estar sola, y me siento muy bien con ello. Me siento completa sola. Con ella me complemento, pero no necesito a alguien al lado todo el tiempo, y sobre eso se funda la confianza y la relación. Confiamos mucho la una en la otra. Yo le estoy enviando amor y ella a mí. Yo fui honesta con ella, pero sobre todo honesta conmigo misma.
En este contexto, el del amor a distancia, te llevo a otro tema que es tendencia, y se trata del amor libre, las relaciones abiertas o el poliamor. ¿Crees que se puede amar a una persona y vincularse sexualmente con otra, o se puede amar a dos?, ¿cómo ves este escenario?
Siento que hay que cuidar mucho la energía. El sexo y el amor se está volviendo algo muy banal, y es algo súper profundo. Nosotros somos amor, y a veces nos distraemos de eso y tratamos de buscar refugio en otras personas o en el alcohol, porque no nos sentimos completos y terminamos amarrándonos de otra persona, pero también está bien estar solos. Para mí estar solos —porque desde ahí tú creas— es un espacio íntimo. Somos infinitos y dentro de nosotros hay un infinito. Eso es algo que a diario trabajamos, porque quizás ella tiene conceptos diferentes o más clásicos del amor. Estamos juntas, pero también estoy muy bien sola.
¿Y no te ves vestida de blanco casándote en el Valle del Elqui algún día?
(Piensa un momento y luego suelta una carcajada). No, no me quiero casar nunca, soy un alma libre e indomable.
Camila, ¿a qué te dedicas hoy?
Hoy estoy al servicio de los demás, ayudándole a mi familia. Quiero estar con ellos, dispongo del tiempo para ser la mano extra que necesitan. Quiero estar para mi mamá, y quiero que todo lo que le pesa a ella, que nos pese a las dos, y así nos pesa menos. Hoy mi energía está disponible para ayudar al resto, así que quien necesite ayuda, ¡llámenme! (ríe)
¿Proyectos inmediatos, o trabajo?
Sí, uno grande que es construir mi casa. Tengo un terreno y espero reunirme ahí con mis animales que hoy están repartidos en distintos lugares. Tengo dos llamas, un cordero, una chancha, un caballo y cuatro perros.
¿Te quedas a vivir en La Serena?
Por ahora estoy feliz acá, estoy ayudando en “La picá del litre”, que es el negocio de mi mamá; hacemos almuerzos caseros todos los días. Yo soy como la junior, estoy atenta al: “Ya Camila, falta arroz, ¡anda a comprar!” (ríe). Además voy a hacer entregas de delivery de repente.
¿Y qué hacen las personas cuando abren la puerta y estás tú para entregar su almuerzo?
¡Me piden fotos! Son muy buena onda. Yo soy igual al resto, me muevo en transporte público, ando en micro. No quiero que me miren como alguien especial. Yo no soy la que sale en la tele, soy una más.
Ya, pero la gente igual te conoce y obviamente llamas la atención. ¡Fuiste Miss Chile!
Sí, pero eso fue el 2012, y estamos viviendo en el 2022. Ha pasado mucho tiempo.
Pero yo creo que después de Cecilia Bolocco has sido la Miss más conocida, ¿o no?
¿A Cecilia Bolocco la ven como la Miss Universo toda la vida? ¡Qué lata! Yo soy infinita, soy mucho más que el Miss Chile. Puedo ser cocinera, chófer, puedo vender en las calles… Yo le bajo el perfil a eso.
¿Dónde está tu corona?
¡Quebradísima! (ríe). Gracias a dios mi mamá enmarcó la banda, por lo que está conservada, pero para mí eso fue un programa de televisión más. Porque yo al principio quería estar en la tele, no quería ser Miss Chile. Nunca fui una niña de barbies, yo era deportista.
Me has hablado mucho de tu familia, ¿qué significan para ti?
¿Sabes qué me pasó?, que en televisión durante diez años muchas veces hablé cosas de más, cosas íntimas, cosas que quizás estaba sanando internamente, pero lo exponía. Y muchas veces no fui consciente de cosas que dije e hice, y hoy analizo, miro hacia atrás y ya está todo hecho, entonces solo me queda agradecer a mi familia, y quisiera que se sientan orgullosos de mí.
Te noto diferente Camila, te veo como feliz, más liviana. ¿Qué ha pasado en ti que proyectas eso?, ¿te sientes feliz hoy?
Me siento feliz por quien soy, por haberme reconocido. Siempre he sido cercana a la gente, pero hoy me siento aún más cerca de las personas, y estoy súper agradecida de la gente, en general. Quiero estar vibrando bonito. Somos energía.
¿Este viaje te hizo evolucionar o volver a Chile diferente?
Claro, los viajes me enseñaron a valorar lo simple y volver a la esencia de lo natural. Yo en serio confío en que puede venir un mundo mejor, y cada uno puede aportar un poquito a disminuir las desigualdades, a cuidar el medio ambiente, compartir buena energía a la gente que está cansada o depresiva. Volví hace un par de semanas a Chile y he compartido poco en redes, pero mucho en la calle. Te juro que me hace feliz detenerme cuando una señora me para en la calle y me cuenta algo. En las redes puedo hacerlo más masivo, pero no hay nada como compartir con alguien. Estoy feliz, y siempre creciendo y evolucionando como mamá sobre todo.
Te brillan los ojos cuando hablas de Isabella, ¿tendrías más hijos?
Sí, me gustaría, pero es difícil con una, por eso admiro a las mujeres que ya tienen cuatro o esas mujeres de antes que tenían tantos hijos. Me encanta conocer mujeres, sobre todo mayores, que a veces te das cuenta de que amando no se han detenido a admirarse. Te juro que miro a esas mujeres mayores y me dan ganas de decirles que las amo, porque criaron y porque están aquí paradas viviendo y entregando tanto. Pero no puedo planear un hijo o nada en realidad, cuando se me pasa por la cabeza planear algo, pienso en cuando subo el Cerro Grande (La Serena) y te das cuenta de lo pequeños que somos. Somos ínfimos.
Te vimos en esta portada súper glamorosa, muy contrastable con la Camila súper natural que vemos acá. ¿Cómo te llevas con esa Camila de lentejuelas?
La verdad me divierto mucho. Cuando debo presentar a la Camila glamorosa me da mucha risa, porque lo mío es diferente, es el campo, la playa, la naturaleza. Para mí es un personaje, pero me siento cómoda. Igual es parte de mí, me gusta el show, es transformismo al final (ríe).
¿Siempre hay buena onda en la gente, o de repente te dicen cosas feas en la calle?
Casi nunca, anoche fui a un skatepark y un tipo dijo algo como: “Ella, la que no ha pagado el arriendo”, una cosa así, pero ¿sabes qué?, no respondo a la mala onda. No puedo hacerme cargo de lo que al otro le pueda molestar. Eso pertenece a cada uno. Yo estoy tranquila, estoy bien. #SARAH
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